Inicio US Open US Open 2016 Nueve hoyos en tres horas dan para algo más que trabajar…
Reportaje: charlando de lo divino y de lo humano con Sergio garcía

Nueve hoyos en tres horas dan para algo más que trabajar…

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Casi tres horas. Eso es lo que ha tardado Sergio García en recorrer los nueve primeros hoyos de Oakmont jugando él sólo, junto a su caddie, Glen Murray. Después se unirían Rafa Cabrera Bello y Jon Rahm en el 10. Hay que reconocer que el trabajo que llevan a cabo es exhaustivo, midiendo en cada tiro cada una de las opciones. A estos dos viejos compañeros de fatigas les gusta darse estos garbeos en solitario de vez en cuando.

Por suerte o desgracia, en un US Open es casi imposible tardar menos de seis horas en jugar los 18 hoyos de una vuelta de prácticas: autógrafos, greenes imposibles que hay que descifrar… Pero afortunadamente, sobre todo cuando hay que esperar a que el campo quede despejado para seguir avanzando, queda tiempo para algo que no sea trabajo, aunque a veces también tenga que ver con el golf.

Hoyo 1. Sergio comenta que le hizo gracia un comentario de Rafa Cabrera sobre los greenes de Oakmont: «son los greenes más rápidos y firmes que he visto nunca estando de verdad de color verde», le dijo el canario. También nos señala el de Borriol que no tienen nada que envidiar en dificultad a los del Augusta National. Glen, después de pensarlo unos segundos, se decanta: «estos son aún más difíciles».

Hoyo 2. A las ocho menos cinco de la mañana  ya hay más de doscientos aficionados apostados en las gradas y alrededores del green. Sergio, colocado en el centro, ha puesto algunas bolas en el pasto para trabajar los putts a otras posiciones de bandera, algo habitual. Pero estos no son unos greenes cualquieras… Una de las bolas se pone en marcha muy lentamente donde realmente no parecía que pudiera hacerlo y cuando el español va a echar mano de ella ya está rodando viva y se escapa hasta acabar veinte metros corta del green. Los aficionados se ríen con ganas cuando Sergio en perfecto español le grita «a dónde vaaas» . El español se gira a Glen y sentencia: «it’s amazing».

Hoyo 3. El golf ofrece todo tipo de posibilidades para que dos personas con un nivel de juego muy distinto puedan competir y sentirse en el fragor de la batalla. El castellonense nos desvela cómo compite contra su padre, Víctor: juegan dos bolas cada uno y la peor bola de Sergio tiene que ser igual o mejor que la mejor de su padre… Y no, no siempre gana Sergio, aunque cada cual juegue desde su tee. El último ‘match’ por ejemplo, antes de viajar a Estados Unidos, lo comenzaba Víctor  todo meter con tres birdies. Ni que fuera Jason Day…

Hoyo 4. Este largo par 5, el primero de Oakmont, ‘se dedica’ casi en exclusiva entre golpe y golpe a la final de la Champions. Sergio no termina de entender por qué el Atlético no se fue más decidido a por el Madrid, sobre todo en la prórroga, cuando daba la sensación de que el equipo blanco tenía muchos más problemas físicos…

Hoyo 5. Podríamos rebautizarlo como el hoyo de Zinedine Zidane. Pros y contras del entrenador francés. Las cosas como son: el de Borriol ve muchos más pros que contras. Le gusta.

Hoyo 6. Sergio lleva impreso en su bola el número 49 desde comienzos de 2016. Nos comenta que es el año de nacimiento de su madre. Antes llevaba el Número 10, como homenaje a la Décima del Madrid. «Pero esta vez quería poner algo que me transmitiera más sentimiento y emoción», nos confiesa. Eso, eso: que el Madrid está muy bien, pero madre sólo hay una.

Hoyo 7. Hablamos con Sergio acerca de esas joyitas que hay por ahí y que él, por su condición de profesional afamado y de élite, tiene la oportunidad de jugar. Cypress Point, por ejemplo. Nos reconoce que estuvo allí una vez y que le parece una pasada, sobre todo esos pares 3 colgados del mar. Algún día, si le pilla de paso, también visitará Pine Valley, el exclusivísimo club de Nueva Jersey. De momento no lo ha hecho. El español, todo hay que decirlo, es muy poco peliculero en este sentido. Pocas cosas le gustan más que una buena sesión de entrenamiento en su campo, el Club de Campo del Mediterráneo, o bien en el PGA de Catalunya, donde tiene su Escuela, y del que siempre ha hablado maravillas.

Hoyo 8. Sergio nos comenta que este es el único hoyo del campo que se ha cambiado respecto al diseño original. Tuvo que ser así por culpa de las obras de la autopista que cruza el club, la Turnpike Pennsylvania, que se terminó en 1951.

Hoyo 9. Camino del green del 9, en fin, todavía da tiempo a comentar la película que estuvo viendo esta semana en el downtown de Pittsburgh: Now you see me. Con Morgan Freeman, Woody Harrelson y Mark Ruffalo. Un film de suspense que versa sobre cuatro habilidosos magos… Pues eso: magia es lo que va a hacer falta en Oakmont esta semana.