Arrancaba Rafa Cabrera Bello (+4) esta mañana pegando desde el tee del 15 y no lo hacía demasiado bien, pues enviaba la bola a una posición realmente mala en el rough… Minutos más más tarde se enfrentaba a un putt de unos once metros para salvar el par. Y el caso es que no lo embocaba de milagro. Era su primer aviso matutino en los greenes de Oakmont después de haber sufrido lo suyo sobre ellos en la jornada inconclusa del jueves.
En el 16, par 3, el canario no cazaba el green y chipeaba para dejarse una opción delicadísima de unos tres metros para salvar el par. Pero la metía por todo el centro. Bingo. En el 17, par 4 corto, a una excelente salida que dejaba la bola en la boca del green, a unos quince metros del hoyo, seguía un approach defectuoso con el putter, y sin embargo volvía a embocar desde unos siete metros para firmar su primer birdie del torneo. Definitivamente, el español había sometido a los greenes más peligrosos del planeta…
Por si quedaba alguna duda, en el 18 salvaba el último escollo embocando desde metro y medio para salvar el par e irse con los deberes hechos, sabiendo que hoy viernes ya no volvería a salir al campo.
A Rafa le ha tocado bailar con la más fea, como a todos los de su turno, con esas tres suspensiones del jueves. Aquello, además, era como la ruleta de la fortuna, según en qué parte del campo estuvieras en el momento de sonar la sirena. Al canario, por ejemplo, la primera vez le cogió por la esquina del hoyo 3 y, como quiera que no sacaron a los jugadores del campo, le tocó esperar en una caseta de mala muerte durante casi hora y media junto a otras treinta personas, entre caddies y jugadores. Un error de intendencia de la USGA en toda regla que no tiene demasiado sentido. Por todo ello, y también por el juego desplegado en buena parte de su primera ronda, y por el final de vuelta descrito, hay que catalogar su arranque de US Open como más que satisfactorio. Pinche aquí para consultar los resultados
