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El español acaba un durísimo estreno en el US Open con una sonrisa de oreja a oreja

Rahm se quita el mal sabor de boca en una gran media hora

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Jon Rahm (+6) ha completado la primera vuelta de su carrera en un major con un resultado de 76 golpes en Oakmont. Sabía el joven jugador vasco que sería un reto complicado, pero seguramente nunca imaginó que tardaría más de 24 horas en entregar su primera tarjeta en un US Open. No quieres major, pues toma dos tazas…

El estreno de Rahm en los grandes ha tenido muchas más cosas buenas que malas. Ha pegado muy buenos tiros, ha estado sólido desde el tee, valiente, buscando hoyo cuando podía y sin hacer locuras ante un enemigo mayúsculo. Dos malos hoyos han marcado la tarjeta. «Siento que he jugado mal dos hoyos, dos golpes he fallado, pero ya sabemos que esto es un US Open y que se paga un alto precio. Si en lugar de hacer triple bogey y doble bogey en el 3 y 4 hago un bogey y un par habría terminado con +2… ¿dónde hay que firmar?», explicaba el golfista de Barrika tras entregar su tarjeta.

Rahm afrontaba hoy una jornada curiosa. Madrugón de los buenos, jugar tres hoyos y para casa hasta mañana. No sólo iba a jugar tres hoyos, sino que se enfrentaba en frío a una de las partes más duras del campo. En el 7 tenía un approach muy complicado, después tocaba el 8, el par 3 más largo del campo y por último el 9, el hoyo más difícil del campo. «Un parcial de par en esos tres hoyos y me iba con una sonrisa a casa». Y así fue…

Salvó el par en el 7 desde una posición muy complicada, donde se le quedó ayer. «Estuve quince minutos ensayando el golpe que tenía en la zona de prácticas antes de salir a jugar y después me salió igual en el campo. Ha sido un par que me ha dado mucha confianza», explica. Fue un approach de libro que dejó a menos de medio metro del hoyo. En el 8 hizo bogey tras marcharse al búnker y en el 9 jugó su mejor hoyo en este US Open: drive de libro al centro de la calle, hierro 7 sensacional a más de 180 metros de la bandera y putt de un metro para dejar su tarjeta de visita en el que según Phil Mickelson es el hoyo más difícil que ha jugado en su vida. «Ha sido el único hoyo donde he hecho dos swings tal y como quería», señala. Un hoyo de Número 1 del mundo.

Rahm se marcha a casa satisfecho y con una sonrisa. La de ayer no fue una noche fácil, pero hoy en apenas media hora ha tenido tiempo de dejar su sello en Oakmont. Ha peleado, se ha fajado, ha hecho tres birdies y sólo dos hoyos han estropeado una tarjeta que podría haber sido espectacular. «Estoy contento, creo que he jugado bien y lo único malo han sido los parones por la lluvia. Han venido justo cuando estaba embalado y me han afectado un poco».