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Haciendo equipo contra el monstruo

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Sergio García, Jon Rahm y Rafa Cabrera Bello caminan juntos y dialogan en la calle del hoyo 1 durante la primera vuelta del US Open. © Golffile | Eoin Clarke
Sergio García, Jon Rahm y Rafa Cabrera Bello caminan juntos y dialogan en la calle del hoyo 1 durante la primera vuelta del US Open. © Golffile | Eoin Clarke

A nadie le gusta ir solo al dentista y tampoco es agradable enfrentarse a un monstruo despiadado como Shinnecock Hills sin tener al lado al menos una cara amiga, alguien con quien purgar las penas, compartir el dolor y echar algún chascarrillo. Este campo de Long Island te lleva con la soga al cuello y es obligado tener una válvula de escape para no estallar en mil pedazos. La actitud de los españoles en un día brutal de supervivencia, jugando juntos, ha sido extraordinaria. De principio a fin. Y eso que Shinnecock no les ha dado ni los buenos días. Durísimo.

La USGA despierta a la Bestia

La primera ronda del US Open ha sido como masticar arena. El guiño inicial de Shinnecock a los nuestros casi ha sido una broma de mal gusto. Sergio García arrancaba con un birdie de libro en el hoyo 1. No se puede jugar mejor ese hoyo. Y acto seguido, Rafa Cabrera Bello embocaba un espectacular chip por alto en el hoyo 2 para birdie. Hacía el saludo hawaiano ante el delirio del público de Nueva York. Mientras, Jon Rahm iba pegando un tirazo tras otro. Eran instantes de bonanza. Los españoles chocaban puños, se alegraban del otro y hasta lo celebraban entre los caddies. Incluso en la grada algún atrevido con más de una cerveza en el cuerpo entonaba a su manera el ya clásico “olé, olé, olé, olé…”.

Rafa Cabrera Bello. Copyright USGA/J.D. Cuban
Rafa Cabrera Bello. Copyright USGA/J.D. Cuban

Sin embargo, todo esto era un espejismo. No era un día de disfrutar, ni de celebrar, ni de hacer la ola. Hoy tocaba sufrir. Meterse en la armadura y aguantar los golpes. En el hoyo 3 los tres españoles hacían bogey. Era el primer aviso serio. Ninguno había jugado mal, pero es lo que toca cuando uno se enfrenta a un demonio. “Hemos hecho muchos bogeys pegando tiros perfectos y en cuanto hacías algo medio mal, el campo te cazaba con un bogey o doble bogey. No había respiro”, aseguraba Sergio García nada más terminar su ronda antes de entregar la tarjeta.

Kelley Cahill (Jon Rahm), Angela Akins (Sergio García) y Sofia Lundstedt (Rafa Cabrera Bello) anduvieron juntas gran parte del recorrido siguiendo a sus parejas. © JC
Kelley Cahill (Jon Rahm), Angela Akins (Sergio García) y Sofia Lundstedt (Rafa Cabrera Bello) anduvieron juntas gran parte del recorrido siguiendo a sus parejas. © JC

Los españoles han aguantado en pie y gallardos las embestidas de Shinnecock Hills. No han tenido ningún bonus más allá del chip de Rafa en el 2 y, sin embargo, se han mantenido en el torneo. Siguen vivos. Todo lo han puesto ellos. Alguno, como Rafa Cabrera Bello (+3), mucho más que vivo, metido en el top 20 tras jugar una gran ronda de golf. Y otros, como Sergio García (+5) o Jon Rahm (+8), metidos aún en la pelea. Sin recibir nada a cambio, han sabido sufrir, mantener la cabeza alta y darse una oportunidad mañana. Era un día para decir adiós al US Open a poco que uno se despistara, pero los tres se han negado y, además, se han ido apoyando unos a otros. Aquí nadie tira la toalla, parecía la consigna.

Jon Rahm. Copyright USGA/J.D. Cuban
Jon Rahm. Copyright USGA/J.D. Cuban

Los gestos de ánimo entre Jon, Sergio y Rafa han sido constantes. Realmente, ha sido bonito verlo desde fuera de las cuerdas. En un día áspero, ninguno ha tenido un mal gesto, ningún reproche. Había que apretar los puños. Se daban palmadas en el hombro cuando salían buenos bogeys, que aquí haberlos haylos, y muchos, tiraban un guiño de complicidad cuando al amigo y compañero le quedaba la bola en huevo frito en un búnker y celebraban de manera efusiva cada gran salida que han hecho los tres, especialmente Sergio y Rafa.

El apoyo del público de Nueva York ha sido muy especial. Una bandera de España ha escoltado el partido durante los 18 hoyos y se han escuchado todo tipo de gritos a favor de Jon, Rafa y Sergio. Desde el clásico ‘qué viva España’ al ‘sí, señor’, cuando alguno metía un buen putt de par. También ha habido hueco para algún frankenstein del estilo ‘Viva Spain’. Tampoco les vamos a poner pegas.

El US Open no arranca hasta que la bandera está arriba…

La realidad es que Rafa Cabrera Bello ha jugado muy bien y está a sólo cuatro golpes del liderato. Los dos bogeys en los segundos nueve hoyos no merecen ensombrecer una gran actuación, plagada de golpes muy buenos y, sobre todo, jugando con una enorme inteligencia ante un bicho que está esperando a que metas la pata.

Sergio García. Copyright USGA/J.D. Cuban
Sergio García. Copyright USGA/J.D. Cuban

Sergio (+5) se ha mostrado brillante desde el tee y ahora mismo está dentro del corte. Ha jugado mejor de lo que dice el resultado. Más allá del hoyo 10, donde sin duda ha intentado ser más agresivo de lo que tocaba, no hay ningún pero que ponerle a la vuelta. Aquí caen los bogeys por castigo y la lucha ha sido encomiable. Pero no es sólo una cuestión de actitud, García ha jugado un gran golf, recuperando las mejores sensaciones y dando un recital desde el tee.

La sonrisa de resignación de Phil al leer las reglas locales…

Jon Rahm (+8) ha recibido un duro varapalo en el hoyo 18. El doble bogey final con cuatro putts, tirando el primero un poco largo, fallando el de vuelta por dos palmos y errando el tercero con una corbata inversímil ha sido terrorífico e inmerecido. Es el que más problemas ha tenido desde el tee y ha fallado algún que otro approach que aquí en Shinnecock se paga caro. Seguramente, ha sido el más irregular de los tres, pero hasta el doble bogey, sin desplegar su mejor golf, se estaba manteniendo sereno y muy vivo en la pelea. Rahm tiene cuerda para rato.

Definitivamente, jugar los tres españoles juntos ha ayudado hoy a escapar vivos de la tortura de Shinnecock. Y este viernes, otra batalla. Más que viva España y hacer piña para doblegar al monstruo. No va a ser fácil, pero toca hacer la lectura en frío. Viendo cómo ha empezado el US Open, resulta difícil imaginar que se vaya a ganar bajo par. Hay mucho terreno por delante para remar y meterse en la pelea, sobre todo para Sergio y Jon, ya que Rafa está desde ya metido hasta los codos.

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