Jon Rahm (-4) firmaba su tercera ronda bajo par consecutiva en esta 119ª edición del US Open, pero es notorio que esta semana todavía no ha encontrado la manera de meterle mano de verdad a Pebble. Él se ha visto (y todos le hemos visto) por momentos poderoso, dueño de la situación y capaz de hacer saltar la banca en este tercer ‘major’ de la temporada, pero a la hora de la verdad no ha sido capaz de darle carrete a la excelencia, de prolongar los tramos brillantes o, incluso, de guardar a buen recaudo las ganancias obtenidas en esos sobresalientes momentos de trance.
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A Jon, todo hay que decirlo, esto de haber sacado la cabeza en un US Open, ya le tiene satisfecho. Este sábado, sin ir más lejos, pasaba por el meridiano de la vuelta dentro del top 5 del torneo y, al fin y al cabo, está ahí arriba, entre los mejores, a falta de la ronda definitiva. Otra cosa es que aún pueda ganar…
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¿Puede hacerlo? La lógica, los números y la experiencia son aplastantes en este sentido: ni en broma, estando como está a seis y siete golpes de los líderes del partido estelar del domingo, Justin Rose y Gary Woodland. Sin embargo, Rahmbo siente que todavía puede darle su merecido a Pebble Beach. Cree que tiene dentro de la bolsa esa vuelta redonda y apabullante. Si sale, sólo habría que esperar a ver qué son capaces de hacer el inglés, el estadounidense y cualquier otro de los ilustres candidatos que también le preceden, sobre todo Koepka, Oosthuizen y McIlroy.
Sergio no dejaba de llevar el cántaro a la fuente…
El joven de Barrika desvelaba una de las claves para esta última jornada: “no he pateado demasiado bien cuando ha tocado salvar pares”. Sólo mejorando esta parcela podría hacerle un roto al legendario recorrido californiano, porque se ponga uno como se ponga, en un US Open siempre te acabas enfrentando a un puñado de situaciones delicadas. Que se lo digan a Justin Rose, que esta semana lleva ya 35 greenes resueltos a un putt y es candidato claro al triunfo.
Nunca en la historia del US Open pasaron tantos españoles el corte
El español sale a jugar la última ronda una hora antes que el partido estelar junto a Henrik Stenson. Por acotar y enfocar, digamos que tiene esos sesenta minutos para meterse en la pelea con más presencia y peso… Lo que está claro es que necesita un arranque arrebatador para soñar con el milagro.
