Inicio US Open US Open 2019 Sergio libra una ardua batalla contra las sensaciones

Sergio libra una ardua batalla contra las sensaciones

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Sergio García en la salida del hoyo 17 durante la ronda de prácticas del martes del US Open. © USGA | Darren Carroll
Sergio García en la salida del hoyo 17 durante la ronda de prácticas del martes del US Open. © USGA | Darren Carroll

El hoyo 2 de Pebble Beach es uno de los monstruitos de este US Open. Es un par 5 reconvertido a par 4. Cosa seria. Tiene más de 500 yardas. En 2010 fue el segundo hoyo más difícil del torneo, con una media por encima de 4,46. Sergio García ha pegado este martes un drive espectacular, cerrando, aprovechando cada metro que deja esta estrecha calle por la izquierda y un hierrazo de fábula, alto, recto como una vela, a botar en el sitio exacto de green. Se ha dejado una opción de birdie de unos cinco metros. Ya podemos adelantar que no se va a jugar mucho mejor este hoyo en toda la semana.

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Apenas un rato antes, en el hoyo 18, el de Borriol ha conectado otro drive marca de la casa, un hierro espléndido y se ha fabricado una opción de eagle de poco más de tres metros. En esos once primeros hoyos (empezó por el 10) ya había firmado al menos cuatro birdies, con todas las reservas que hay que ponerle a una vuelta de prácticas, donde hay putts que no se tiran…

Pues bien, en este caso el golf no era el espejo del alma. Sergio no está cómodo, tiene sensaciones raras, que no cuadran, no consigue dominar la bola como a él le gusta y se le ve preocupado.

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Toda la sinceridad que demuestra cada vez que habla en público, aunque en ocasiones pueda molestar, la traslada al campo de golf y a sí mismo. Sergio no se engaña. Sabe lo que siente, se entiende y ni siquiera un birdie lo saca de su realidad. Los árboles no van a impedir que vea el bosque. Y ahora mismo en el bosque de Sergio hay más sombras que luces…

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Es cierto que estamos ante uno de los jugadores con más ‘feeling’ del golf actual y eso se traduce en una capacidad difícilmente igualable de recomponer su juego de la mañana a la tarde. Sergio está más que preparado para encontrar ese clic que lleva buscando desde hace ya tiempo, aunque ahora mismo le parezca tan complicado como encontrar una aguja en un pajar.

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El golfista de Castellón ha llegado al US Open con el perfil bajo y las expectativas amarradas en corto. Los siete cortes fallados de manera consecutiva en los Grandes, más el corte en Canadá la semana pasaba han elevado su escepticismo ante su juego y, sobre todo, su capacidad de conseguir resultados. Sergio está más contenido que nunca. Así como en el Masters y en Bethpage llegaba con la confianza bien cargada y la convicción absoluta de poder hacer un buen resultado, en Pebble Beach se muestra descreído, con las expectativas situadas en un nivel bajo.

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Sergio siempre ha sido muy exigente y se conoce de maravilla. Claro que sigue pegando golpes buenos y los vas a seguir pegando siempre, pero siente que su golf ahora mismo no fluye como debería, como lo ha hecho habitualmente. Tiene esa horrible sensación de que en cualquier momento le puede salir un golpe rana. Sensación horrible para cualquiera, pero mucho más para un jugador que precisamente lo que ha hecho toda su vida es fallar poco.

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Sea como fuere, insistimos en que Sergio es de los golfistas que menos tarda en subirse a la ola buena. En una tarde, en una ronda, en un hoyo, incluso en un solo golpe, puede encontrar ese clic que hace que la maquinaria vuelva a funcionar de nuevo a todo gas, sin miedos ni precauciones. Puede pasar esta semana. Al menos, desde luego, Sergio no se cansa de buscarlo. Sigue trabajando y apoyándose en todo lo que conoce para recuperar su mejor nivel y, sobre todo, paso a paso aumentar la confianza.

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