– Sí, es cierto, hubo un giro de tuerca al campo en el moving day del US Open. Pero eso sí, sólo uno y supo a poco. La USGA no sacó los dientes, apenas si acaso enseño un colmillo y de soslayo. Greenes más duros, correcto. Poco más. Ni siquiera las banderas del sábado estuvieron especialmente salvajes y las calles han seguido recibiendo generosas. Sí, el North course de Los Angeles Country Club, estuvo más difícil. Ahí están los datos. La mejor vuelta del día fueron 66 golpes (Tom Kim), mientras que el jueves fueron 62 (dos) y el viernes 65. Además, 17 golfistas jugaron bajo par, mientras que el jueves y el viernes, con el doble de jugadores en el campo, fueron 32 y 30. Pues eso, que sí, que un poco más difícil, pero no mucho. Ni siquiera en los últimos partidos del día. De los cinco emparejamientos finales del sábado, dos jugaron bajo par (Scheffler, 68, y McIlroy, 69) y otros dos al par.
– ¿Será este domingo cuando se produzca el auténtico y verdadero giro de tuerca del US Open? ¿Será en la ronda final cuando se cuenten con los dedos de una mano las rondas bajo par? ¿Será este día cuando la USGA recuerde quién ha sido y quién fue? Pues ya veremos, sinceramente no lo parece, aunque el tiempo le va a echar una mano. Se espera mucho calor este domingo y los últimos partidos lo van a sufrir. Otra historia será comprobar qué hacen con las banderas.
– A los amantes de la versión más sangrienta del US Open les puede estar decepcionando más o menos esta edición en Los Ángeles, pero hay debate. Lo que indigna a todos, americanos, españoles, chinos, franceses, japoneses, australianos, sudafricanos y austrohúngaros (si es que aún queda alguno) es el horario del sábado. Lamentable. Inaceptable. Fowler embocó su doloroso putt de bogey pasadas las cinco de la mañana hora española, pasadas las ocho de la tarde en la costa oeste americana y prácticamente a oscuras. ¿De verdad es necesario, señores de la USGA? Desde luego, su desdén hacia el mercado europeo es cuanto menos llamativo. El domingo, al menos, han tenido la cortesía de adelantar el juego algo más de una hora. El último partido saldrá a las dos y media de la tarde, hora local, 23.30 en España. Bueno, más que cortesía es que como allá desempate nos vamos al lunes. Es más, no han dejado demasiado margen. Vamos a ver si no hay lío.
– En los hoyos 2, 5 y 11 sólo se vio un birdie en la tercera jornada. Vamos con los héroes: Shane Lowry, Sergio García y Austin Eckroat.
– Tom Kim (-3) fue el jugador que llegó desde atrás para darse incluso una opción de victoria este domingo. Y pudo ser aún mejor porque llegó a ponerse siete bajo par en el día para un total de -6. Tremendo. El coreano deja su sello. Hizo 29 golpes en los nueve primeros hoyos, igualando el registro más bajo en la historia del US Open. «Reconozco que por un segundo, en el tee del 11 me imaginé que igual me metía de lleno en la pelea por la victoria, pero se me pasó enseguida pensando en los hoyos que me quedaban para acabar», dijo risueño el coreano. No le faltaba razón. Terminó con tres bogeys en los últimos seis hoyos.
– El don de la oportunidad de Scottie Scheffler. En sus primeros nueve hoyos embocó poco más de seis metros de putt. Sólo en el 18 metió uno de casi siete. Cuando tocaba. Eso sí, sumando todos sus putts del día, no llegan al que embocó Fowler en el 13 desde 21 metros. Las cosas.
– Lección de física con Bryson DeChambeau. El californiano asegura que ha metido en la bolsa esta semana un driver que pegar a la bola a más de 3.000 revoluciones con el objetivo de tener mucho spin y evitar que ruede y ruede y se salga de calle. «Por eso verán que estoy pegando más corto esta semana», explicó. Por eso, Bryson, y porque hace tiempo que le estás pegando más corto, hombre. Aún así, es el segundo más largo de este US Open, sólo por detrás de un armario empotrado llamado Aldrich Potgetier. La media del muchacho sudafricano es de 341 yardas. La media. Y ha pasado el corte.
