Phil Kenyon es el hombre del que todo el mundo habla tras la victoria de Rory McIlroy en el Deutsche Bank Championship. Kenyon es un prestigioso gurú del putt que trabaja con algunos de los mejores jugadores del mundo y que comenzó a colaborar con McIlroy hace exactamente quince días.
La transformación de Rory en los greenes ha sido asombrosa. Ha pasado de ser el tercer peor jugador en las estadísticas de putt en el THE Barclays a colocarse el séptimo sólo una semana después en el Deutsche Bank, tercero en la media de putt de toda la semana. Impresionante. Hasta el propio norirlandés se sorprendía: «Es increíble lo rápido que pueden cambiar las cosas en este juego. He trabajado mucho en los últimos días, pero no me esperaba algo así».
Recobrar la confianza en el putter ha sido clave. Lo reconoce el propio McIlroy y todo su entorno. «Es fantástico. Ya no tengo tanta presión sobre mi juego largo. Antes sólo pensaba en dejarla a menos de un metro porque si no no hacía birdie. Ahora siento que una bola a tres, cinco o seis metros es una buena opción de birdie», explicaba el domingo.
¿Y quién es Phil Kenyon? Alejandro Cañizares es una de las personas que mejor conoce a Kenyon. Lleva más de tres años trabajando con él y está encantado. Son muy habituales las sesiones de trabajo a lo largo de la temporada. Aquí les dejamos un artículo de 2013 en el que Cañi nos explicaba en la Final de Dubai algunas claves del método Kenyon, al menos en lo que respecta al jugador andaluz. Una manera de conocer un poco mejor al entrenador del que todo el mundo habla estos días.
Estos es lo que decía Cañi hace tres años: La clave de Kenyon son sus trucos y juegos mentales, nos cuenta el andaluz. «No es que me toque nada del swing o del movimiento, pero me plantea ejercicios que me ayudan mucho, especialmente para la concentración», señala antes de detallarnos uno de ellos. «Cuando estoy colocado para patear me pide que me fije en un punto concreto de la espalda. El objetivo es notar que ese punto cuando hago el swing de putt no se mueve, sino que rota, se mantiene en el mismo lugar. Es la manera de comprobar que la espalda no bascula, sino que se hace un movimiento de péndulo en el que los hombros se mueven atrás y adelante, no arriba y abajo», apunta.
