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En la guarida de Miguel…

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Baldomero y Miguel Ángel no se ponen de acuerdo. El debate no es sencillo. ¿Cuál es el mejor cigarro del mundo?…

Aquí el gusto va por barrios. Estamos en la cava de puros donde se abastece Miguel Ángel Jiménez. En el Estanco Casa Paco, a pocos metros de la entrada de Torremolinos. Uno de sus lugares sagrados. Su guarida. Un punto de encuentro con su gente.

Jiménez apuesta por el Cohiba Siglo VI. No duda. Baldomero prefiere el Partagás 898. “Ya me has metido el gusanillo, tengo que probar uno de los tuyos”, afirma Miguel Ángel poco antes de ponerse en marcha. Tiene otro día frenético por delante. No para. Revisa las obras de la Escuela, habla con el jefe de obra, con el greenkeaper, charla por teléfono con Enrique Ponce, organiza el Pro-Am Proyecto Hombre de Guadalhorce, encarga unos vinos para Navidad, pasa por la lavandería, recoge ropa, deja otra y entrena… Entrena muchas horas. Los días de Jiménez deben tener unas 30 horas…

Esta semana, Miguel Ángel se encuentra Valderrama. Otra de sus guaridas. Es un campo que le trae muy buenos recuerdos. El escenario perfecto para remontar el vuelo en una temporada irregular después de un 2010 fabuloso. El primer objetivo es afianzarse entre los 50 primeros del mundo antes de que termine el año para asegurar el Masters de Augusta del próximo año. “ Me preocupa”, reconoce el malagueño, que ahora mismo ocupa el puesto 49º. Nos sentamos a hablar de golf y de alguna que otra ‘guarida’…

Torrequebrada, su primer contacto con el golf… “La primera vez que cogí un palo fue con 14 años. Yo me iba los fines de semana a hacer de caddie a Torrequebrada donde estaba mi hermano para ganarme unas perrillas. Pero ahí todavía no me enganché. No sabía nada. Al año siguiente estuve de bolero en el tee de prácticas del Open de España, también en Torrequebrada (1979). Allí estuve viendo a todos los profesionales pegando bolas. En aquel momento, el golf me parecía un mundo. Estaban Seve, Piñero, Cañizares, Langer… Pero yo no sabía nada, no tenía concimiento. Los recuerdo vagamente. Después terminé la EGB, estuve trabajando en un garaje y cuando cerró me fui con mi hermano a Torrequebrada de caddie y bolero… y empecé a jugar, y a jugar…”.

Momento actual… “Ahora mismo estoy desesperado porque el hoyo no para de moverse. Los últimos torneos en Escocia y Portugal han sido iguales. Le he pegado bastante bien a la bola, pero si no las mete no se puede hacer resultado. En Portugal hice tres bajo par con 33 putts. Así es imposible. Estoy en un mal momento, pero no queda otra que trabajar y entrenar”.

Energías no le faltan… “Estoy con ganas, me sigue gustando lo que hago y dura lo que dura. Lo tengo claro. Estoy con mentalidad competitiva, esto es lo que me gusta hacer”.

El objetivo es acabar el año entre los 50 primeros… “Me preocupa el ránking mundial porque me gusta jugar los grandes torneos, es lo que me motiva, así que a ver si empieza a entrar la bola de una vez. Quiero estar entre los 50 primeros del mundo para el Masters. Doral también es importante, pero me puedo meter por los 20 primeros de la Race to Dubai, como el Open Británico… Si no metes puntos vas cayendo en el ránking, así que hay que hacerlo”.

El Andalucía Masters, un punto de inflexión… “En los últimos meses estoy regular, pateando regular, a ver si de una vez entran. Ojalá Valderrama sea un punto de inflexión y cambie la cosa. De juego estoy más o menos bien, pero no entra ni una. Desde el British para acá no pateo bien”.

Otras crisis de putt… “Las he tenido alguna que otra vez. No hay mucho secreto para salir de ellas. Practicando y con paciencia, trabajando y con paciencia… Cambias el putter, algunas cosa, la visión del suelo, buscars algo que te pueda ayudar…”.

Valderrama, un lugar especial… “Pegarle fuerte es siempre bueno, pero en Valderrama además hay que colocarla en el sitio. Tengo buenos recuerdos en Valderrama, he tenido posibilidades de ganar varias veces. Es un campo que se adapta mucho a mi juego cuando juego bien y me encantaría ganar”.

La Escuela de Golf… “Es una manera de acercar el golf a la gente. Cuantas más personas jueguen, mejor. No puedo parar de hacer cosas. Es un proyecto que me hace ilusión. Es la satisfacción de poner en marcha algo y todo lo que viene alrededor, dar trabajo a la gente, un lugar de entretenimiento…”. (Pincha aquí para saber más sobre su Escuela en Torremolinos).

¿Cómo engancharías a un niño a jugar al golf?… “Con seis, siete, ocho y nueve años es muy pronto. Aún no están identificados con ningún deporte y no les puedes forzar. Los niños son activos por naturaleza. Hay que sacarlos al aire libre y llevarlos a jugar al golf. Uno de mis objetivos con la Escuela es intentar ir a los colegios con unas canchas móviles y acercar el golf cada vez más a la gente”.