Inicio Noticias La Cantera Mi monstruo particular: el 18 de La Cañada

Mi monstruo particular: el 18 de La Cañada

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NOMBRE: Alejandro Fernández

CAMPO: La Cañada

CUANDO: Varias veces

QUÉ PASÓ: 

Espero que esta sea la primera parte de una historia con final feliz. Pero de momento se trata una auténtica pesadilla…

Llevo jugando al golf hace algo más de un año y medio. No le dedico todo el tiempo que me gustaría, lo que unido a que tampoco soy especialmente hábil, hace que mi hándicap 28 permanezca inamovible.

Desde que empecé le he dado mucha importancia al juego con los hierros y he ido retrasando mi encuentro con el driver. Esto, evidentemente, me produce un problema de distancia notable desde el tee de salida. Más o menos, me defiendo en todos los campos, pero me he encontrado con un monstruo que me recuerda cada vez que voy que va siendo hora de meterle mano al driver: el hoyo 18 de La Cañada.

Para el que haya jugado allí sabe perfectamente a qué me refiero. Se trata de una salida muy tensa, que para ponerla en la calle necesitas superar un cortado de unos 160 ó 170 metros. A mí, cuando me coloco en el tee me parecen 300 metros, pero deben andar por la cifra que les acabo de comentar.

He jugado allí tres veces y nunca he logrado llegar a la calle. Bueno, quizás deba explicar que mis diferencias con el driver se hacen extensibles a la madera 3. Vamos que habitualmente salgo con hierro 1, hierro 3 o, la mayoría de las veces, hierro 4…

El primer día que jugué ese hoyo perdí cuatro bolas. Estaba obcecado. Me dije: “éste no puede conmigo”. Pero nada. El segundo día sólo perdí dos bolas. ¡Hala! A dropar otra vez. Y el tercer día sólo una, claro que el convencimiento con el que pegaba a la bola era nulo. Tampoco lo superé.

Y alguno de ustedes dirán, y este tipo, ¿por qué no deja de jugar en la Cañada? Pues porque me parece un campo extraordinario en el que se respira golf en cada esquina.

Les aseguro que algún día les contaré la segunda parte de esta historia, la feliz, aquella en la que consigo pasar el cortado.

Ese día, además, me haré una foto blandiendo el driver como si fuera la Tizona del Mío Cid.