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Diario | Brochazos desde Pula Golf

Si existe la más pequeña opción de salir a jugar…

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El Olazábal&Nadal Invitational anda en capilla. Este jueves empieza el movimiento serio (vueltas de prácticas de aficionados y profesionales) y el viernes arranca la competición pura y dura. Pero estos dos señores, Chema y Rafa (los anfitriones) lo tienen claro: si hay que jugar se juega: si existe la más pequeña posibilidad de salir a jugar los hoyos que sean, se sale y se juega. Buenos son ellos.

La mañana había salido limpia y casi serena sobre Pula Golf en Son Servera, escenario de este peculiar evento Pro-Am desde hace cuatro años, pero la tarde se estaba poniendo que era para verla. Viento y nubes gris marengo de panza hinchada y con guasa. Daba igual, a eso de las tres de la tarde, cuando el horizonte ya amenazaba baile, salían por el tee del 1 del recorrido mallorquín Olazábal, Nadal y Jesús Legarrea. El manacorí, por cierto, asumiendo sin problemas su condición y pegando desde amarillas. Que una cosa es ser un hándicap bajo (no llega a tres) y otra muy distinta renunciar a la ventaja que se tiene ante los profesionales, mucho menos en un campo largo. Nadal no perdona. Si puede ganarte, te ganará.

Lo que de verdad llama la atención, por cierto, es cómo haciendo medio swing (si es que llega a medio) puede Rafa pegarle tan fuerte. Será una cuestión de antebrazos. Habría que preguntarle a Paul Casey. O a Henrik Stenson. El día que se ponga y haga tres cuartos de swing…

Pique, lo que se dice pique o apuesta, había entre Nadal y Legarrea, resuelto a favor del segundo después de doce hoyos de juego. No había luz para más. Resuelto por un solo golpe, tampoco vayan ustedes a creerse. Con la lluvia ya de canto y un viento infernal por momentos, el bueno de Rafa anda sólo cuatro más en once hoyos. Con el viento en contra, también sacaba adelante el par en el hoyo 9, ese pequeño monstruito par 4 (se puede jugar como par 5 y no pasa nada…), después de dejar con madera la bola de dos en green y de embocar un putt de dos metros para salvar el par, bajo la atenta mirada de Romeo Sala, presidente de Pula Golf y maestro de ceremonias del Olazábal&Nadal Invitational.

Legarrea, por supuesto, estaba encantado con la escaramuza victoriosa. Un triunfo es un triunfo. Ya se lo decía después Chema a Carlota Ciganda, que acaba de llegar a Pula, en la casa club, después de felicitarla por sus recientes y relucientes victorias: «no sé por qué, pero de ganar nunca se cansa uno…».

La batalla sin cuartel, la primera hora de la verdad, está preparada para este jueves como aperitivo del torneo: jugarán por parejas a mejor bola Olazábal y Legarrea contra Nadal y Carlota. Volarán los cuchillos.