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Tiger Woods se somete a la máquina de la verdad

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Augusta ya ha visto a Tiger Woods y ahora sólo resta que Tiger Woods se vea en Augusta… dentro de una semana. El jugador californiano estuvo ayer en el recorrido del Masters para probar su juego. Fue un día de laboratorio, dieciocho hoyos. Pruebas por aquí y por allá. Calibrando, ajustando, testando. Comprobando sobre el terreno en qué estado se encuentra ese juego corto que tanto dolor de cabeza le está dando desde el último cambio de swing, el que fue de Sean Foley al actual de Chris Como. 

No puede plantarse uno en Augusta, y mucho menos si eres Tiger Woods, con la sombra del filazo planeando por tu cerebro en cada golpe alrededor de green. Hay pocos lugares más tensos en el mundo para el approchito que el Augusta National, con mucha zona pelada al borde de unos greenes de cristal.

La noticia de su presencia en el campo del Masters saltó porque su avión privado fue visto en la terminal del aeropuerto regional de esta pequeña localidad de Georgia. Un periodista local cazó al vuelo el asunto y el golf mundial se revolucionó. No hay imágenes de Tiger en Augusta, uno de los clubes más celosos del mundo con su privacidad, pero su agente sí confirmó a última hora de anoche que el californiano jugó 18 hoyos.

Tiger sometió a su juego a la máquina de la verdad y ahora sólo hay que esperar a los resultados de la diagnosis. Seguro que Woods se marchó ayer de Augusta con una idea clara de lo que piensa hacer, pero de momento no hay comunicado oficial. Fuentes bien informadas de Estados Unidos aseguran que Tiger jugará. Así lo manifestó Tim Rosaforte, uno de los periodistas más reputados al otro lado del Atlántico. Lo dijo el pasado fin de semana. «Tiger jugará el Masters y este lunes o martes acudirá a Augusta para practicar». Teniendo en cuenta que dio en la diana en la segunda de sus predicciones, hay que pensar que la primera está igualmente muy bien tirada. El propio Rosaforte señaló ayer en su cuenta de Twitter que «me cuentan que Tiger jugó 18 hoyos, hizo birdie en el 2 chipeando desde fuera y después hizo otros dos chips así, así…».

Más allá de la lectura que haya sacado Tiger de su visita relámpago a Augusta, la realidad es que parece que su juego ha mejorado mucho en las últimas semanas. Según afirman algunas fuentes del recorrido Medalist, en Jupiter, Florida, habitual banco de pruebas de Tiger, el ex Número Uno del mundo está firmando de manera frecuente vueltas de 65 y 66 golpes en sus últimas sesiones de entrenamiento, unas cifras más que respetables y muy alejadas de ese 82 en Phoenix el pasado mes de febrero, la peor tarjeta de su carrera en el PGA Tour poco antes de decidir abandonar la competición de manera indefinida.

Ahora, sólo resta esperar a que Tiger se pronuncie. No hay prisa, en teoría. El Masters es un torneo por invitación y el norteamericano puede esperar hasta el mismo jueves que empieza el torneo para manifestar si juega o no. No obstante, nadie piensa que habrá que esperar tanto.