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La derrota acaba en incendio

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La rueda de prensa del equipo norteamericano nada más acabar la Ryder Cup fue tensa y muy desagradable. Se buscaban respuestas a la pregunta del millón: ¿qué tenemos que hacer para volver a ganar la Ryder? Mickelson ofreció su punto de vista y acabó con un agrio enfrentamiento con Tom Watson.

Estados Unidos busca y rebusca para encontrar la fórmula ganadora que pareció extinguirse con la Ryder Cup de Valhalla en 2008. Mickelson aportó su propio punto de vista, con Watson aún de cuerpo presente, en un claro menosprecio a su capitán. “Por desgracia, en las tres últimas ediciones nos hemos apartado de la fórmula ganadora de Valhalla 2008. Necesitamos replantear la situación y quizás haya que retomar aquella fórmula que sacó nuestro mejor juego aquella semana. No sé por qué nos alejamos de aquello y no sé por qué no volvemos atrás”, señaló en referencia a los métodos utilizados por Paul Azinger hace ya seis años.

Watson escuchó impertérrito la perorata de Mickelson. En unos minutos se había hecho añicos la frase con la que cerró su discurso en la ceremonia de clausura: “llegamos a Escocia como un equipo y nos vamos como un equipo”. De eso ya había poco en esos momentos. Watson, miembro del Salón de la Fama y con 65 años, 21 más que Mickelson y Furyk, los más veteranos del equipo, no se calló. “Yo tengo una filosofía diferente a la de Paul. Aquí trajimos a doce jugadores, no a una manada. Yo no veo las cosas de esa manera. Escucha, lo único que pasó es que los europeos nos patearon el culo. Esa es la clave, nos patearon el culo, fueron mejores que nosotros”, sentenció. Y añadió: “se me pueden criticar algunas decisiones que tomé, por supuesto, pero al final todos pudieron jugar y lo hicieron contra otros jugadores. Quizás cometí el error de colocar a algún jugador el sábado por la tarde que estaba cansado, pero en general creo que tomamos la decisiones correctas”, señaló.

El método Paul Azinger se basó en dos aspectos fundamentales: tocar la fibra tanto de los jugadores como del público y tratar al grupo como si fuera una manada, es decir, las decisiones y las parejas se tomaban de manera democrática, escuchando la opinión de todos.

Estados Unidos se encuentra ahora mismo en una encrucijada para la próxima Ryder Cup, en 2016 en Minnesota. No será fácil ponerse en la piel del próximo capitán. Empiezan a sonar nombres, desde Johnnie Miller a Fred Couples pasando por el propio Paul Azinger. Veremos en quién recae la papeleta. De momento, la Ryder de Gleneagles termina en incendio en el bando norteamericano, un incendio que ni Jim Furyk, con su habitual buen carácter y diplomacia pudo apagar. “Si yo supiera cuál es la fórmula para ganar ya la habría explicado y se la habría contado a alguien. Algo tenemos que hacer, eso está claro, pero no sé el qué”.