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Mickelson y el tercio de varas

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Ando yo con la mosca detrás de la oreja en esta Ryder. Que no, que el pálpito no me gusta, que si favorito Europa, que si el Número Uno, el Tres, el Cinco y el Seis del mundo están a las órdenes de McGinley, que si no está Tiger, que si falta Dufner, que si Dustin Johnson como que tampoco…

En fin, que no me olía bien el asunto. Soy de los que entiende que la motivación es un elemento fundamental en la competición. Es como al toro bravo al que pican y se revuelve. A Estados Unidos no le caben ya más banderillas en el lomo y, encima, se traen a Tom Watson, un tipo al que oirle hablar es una delicia. Así, como sin darte cuenta, llevas un minuto escuchando y se te va cayendo un hilillo de baba. Su discurso hoy en la inauguración ha sido impecable. Se ha ganado a Escocia y a su público con unas palabras sentidas y sinceras y me ha encantado el remate: la Ryder empieza con amistad y pase lo que pase acabará con amistad. McGinley no ha estado mal, nada mal, pero pierde el debate con Watson. Hace dos años, por ejemplo, Olazábal se llevaba de calle a Davis Love III. El carisma se tiene o no se tiene, ni se vende ni se compra.

Pero volvamos al asunto de la mosca. Echaba yo en falta un aguijón en el equipo europeo, algo que espoleara, un ligero escozor que afilara aún más los colmillos antes de la competición. Pero nada aparecía en el horizonte. Alex Ferguson lo intentó el martes, pero necesitábamos más chicha. Y hete aquí que llega el bueno de Phil Mickelson y nos hizo el favor. Un detalle, Phil. También por estas cosas te queremos tanto. Fue sólo un comentario, una gracia, pero de mal gusto, de las que pican y escuecen. “En nuestro equipo no sólo podemos jugar juntos sino que no nos llevamos a los tribunales”. Directo al mentón de McIlroy y McDowell, que andan en líos de juicios por sus anteriores representantes.

Los norirlandeses no han dicho esta boca es mía, pero Phil, amigo, has cabreado al que no debías. A Ian Poulter no le ha hecho ninguna gracia el comentario. En tono sarcástico respondía hoy al norteamericano. “El que tenga alguna duda que se dé una vuelta por el vestuario europeo y verá lo a gusto que están McIlroy con McDowell y McDowell con McIlroy. Escuchamos el comentario y lo único que pudimos hacer fue reírnos”.

Estas cosas no son definitivas, por supuesto, pero suman. La batalla de la motivación está algo más equilibrada tras la irrupción de Mickelson en el tercio de varas. Thanks, Phil.