Inicio Ryder Cup Por qué los americanos se cuadran cuando ven a Sergio
repasamos los números y lo que no son los números de Sergio García en la competición

Por qué los americanos se cuadran cuando ven a Sergio

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Sergio García afronta esta semana en Hazeltine su octava Ryder Cup y entra en una nueva dimensión. Cada vez le quedan menos por conquistar, toda vez que igualará esta semana en presencias-Ryder a Severiano Ballesteros, Ian Woosnam, Sam Torrance, Neil Coles, Bernard Hunt y Peter Aliss. Y ya sólo hay cinco jugadores en la historia del equipo europeo de la Ryder con más presencias: Nick Faldo (11), Bernhard Langer (10), Christy O’Connor Sr. (10), Dai Rees (9) y Lee Westwood, compañero de equipo en Hazeltine, que va a participar en su décima edición, todas las que se han jugado desde que debutara en Valderrama 1997.

La profundidad de la figura del castellonense no se queda, desde luego, en estas ocho presencias. Pasado el terremoto de El Niño de los primeros años, cuya fogosidad explícita llegó a exasperar más de una vez a los norteamericanos, Sergio se ha ganado el respeto y la admiración de sus rivales en esta competición más que en ninguna otra. La crudeza de los números, tan valorada al otro lado del Atlántico, no deja lugar a las dudas: Sergio García es ya, a día de hoy, uno de los diez mejores jugadores de la historia de la Ryder, incluyendo en el análisis a los dos equipos, europeo y estadounidense. Las cuentas generales son sencillas: sólo diez jugadores han sumado más de veinte puntos en la historia de la Ryder y el de Borriol es uno de ellos, pues suma en la actualidad 20,5 puntos y se sitúa a sólo cuatro puntos y medio del hombre que más ha sumado, Nick Faldo (25).

No hace falta por tanto apuntar cuánto se le aprecia en el bando europeo, donde se ha convertido en una pieza clave por su versatilidad y excelente actitud. García, sin duda un deportista de equipo ‘frustrado’, disfruta como nadie la experiencia del grupo. Arropa como el que más y, de paso, se siente bien arropado.

Pero buceemos en los datos. De los citados diez jugadores que han sumado más de veinte puntos, todos salvo dos lo hicieron en más ediciones de las siete que hasta ahora acumula el español:

  1. Nick Faldo (Eur). 25 puntos en 11 ediciones.
  2. Bernhard Langer (Eur). 24 puntos en 10 ediciones.
  3. Colin Montgomerie (Eur). 23,5 puntos en 8 ediciones.
  4. Billy Casper (USA). 23,5 puntos en 8 ediciones.
  5. Arnold Palmer (USA). 23 puntos en 6 ediciones.
  6. Lee Westwood (Eur). 23 puntos en 9 ediciones.
  7. Severiano Ballesteros (Eur). 22,5 puntos en 8 ediciones.
  8. Lanny Wadkins (USA). 21,5 puntos en 8 ediciones.
  9. José María Olazábal (Eur). 20,5 puntos en 7 ediciones.
  10. Sergio García (Eur). 20,5 puntos en 7 ediciones.

Como se ve, sólo Arnold Palmer y José María Olazábal sumaron más o los mismos puntos en menos o las mismas ediciones. Peros se puede ir aún más lejos para valorar los logros de Sergio en esta competición. De estos diez jugadores, los que más han sumado en la historia, sólo tres arrojan un porcentaje superior en la ecuación de puntos ganados y partidos jugados. Por ejemplo, Arnold Palmer (tenía que ser él), es de todos ellos quien mejor porcentaje tiene, pues ganó un 71,88 por ciento de los puntos que disputó. Una burrada, aunque es cierto que precisamente en su época la rivalidad era menos enconada. Sergio arroja un porcentaje del 64,06 por ciento (20,5 puntos en 32 partidos) y también es superado por Monty (65,28) y Olazábal (66,13).

Existen porcentajes mejores, por supuesto, pero nunca en jugadores con siete Ryder Cup o más en su palmarés y nos hemos ceñido a este grupo de los ‘diez magníficos’. En todo caso, recordemos ese 72,22 por ciento de puntos conseguidos por Ian Poulter (ha jugado cinco ediciones y sumó 13 puntos en 18 partidos).

Debe anotarse que Phil Mickelson, por ejemplo, con 10 ediciones disputadas, suma 19 puntos. Tiger, con las mismas ediciones que Sergio, siete, suma 14,5 puntos.  Con el primero de ellos Sergio coincidió en seis partidos (cinco por parejas y uno individual) y el balance es favorable al español por 4-2; a Tiger también le supera por goleada, pues coincidió con el californiano en cinco partidos (todos en modalidad por parejas) y el balance es de 4-1 a favor de Sergio. En total, los números de García en la Ryder son de 18 victorias, nueve derrotas y cinco empates.

Pero con este jugador, que tiene 36 años cumplidos el pasado enero, siempre surge la misma pregunta: ¿cuántas Ryder le quedan por delante? A la hora de responder conviene ser muy prudente y no dar nada por hecho, porque las lesiones o los bajos momentos de forma están a la orden del día. Pero también es obligatorio anotar que Lee Westwood, que va a jugar su décima edición, ha cumplido ya los 43 años; o bien que Phil Mickelson, que va a jugar su undécima edición, cumplió 46 el pasado mes de junio… El mismo Tiger cumplirá 41 en diciembre.

Si miramos hacia detrás, habría que pensar que Rory McIlroy debería pasarlos a todos en los próximos años, pero el norirlandés, que ya ha jugado tres Ryder Cup, suma 8 puntos, con un 57 por ciento de puntos ganados en relación a los partidos disputados (14 hasta la fecha). No es tan sencillo sumar en una Ryder y Sergio lleva mucha senda recorrida: Rory ha sumado una media de 2,6 puntos por Ryder disputada y la media de Sergio asciende a 2,9. Jordan Spieth, otro ejemplo de niño prodigio del golf mundial, sólo ha disputado una Ryder hasta la fecha y sumó 2,5 puntos en cuatro partidos, una media que está por debajo de la del español y la del norirlandés.

Los números de Sergio en los individuales no son abrumadores, aunque tampoco sean malos (ganó tres y perdió cuatro). La clave de su trayectoria es lo increíblemente bien que se acopla a cualquier compañero, ya sea en fourballs o en foursomes. De hecho, aparece en tres de las mejores quince parejas europeas de la historia de la Ryder Cup (junto a Donald, Westwood y Parnevik). La otra gran clave es obvia: Sergio García sigue siendo el debutante más joven en la historia de la Ryder Cup, desde 1927 a nuestros días. De hecho, ha sido el único en debutar antes de cumplir los 20 años (lo hizo en septiembre de 1999, en Brookline, con 19 años y 258 días).

También cabe destacar otro valor de Sergio en la Ryder Cup, que aunque se traduzca en ‘pasiva’ no deja de tener su importancia dentro de un vestuario en el que abundan los egos: no exige ni anhela más galones de los que le dan (que ya son un buen puñado, todo sea dicho). Sencillamente, conoce al dedillo su punto fuerte (hacer que su compañero se sienta en una nube jugando junto a él) y lo exprime al máximo.

Un último ‘secreto’ de Sergio en la Ryder, que tiene que ver con la edición de 2008. Aquel año aprendió una lección que ahora lleva a rajatabla: llegó extenuado física y mentalmente a la competición porque hasta entonces creía que las ganas y la motivación podían con todo. Desde entonces ha pretado mucha más atención a este aspecto, más ahora, que ya no es ningún Niño…