El superhéroe ha vuelto. Y de qué manera. Luciendo capa roja. Volando por East Lake. Dejando con la boca abierta a los miles de espectadores que corrían como si fuera la final olímpica de 1.500 metros para hacerse un hueco y poder ver al ídolo de cerca, tirarle un foto o simplemente poder disfrutar de su golpe lo más cerca posible. Porque aún hay espectadores, aunque sean los menos, que van a los torneos a ver golf, no sólo a hacer fotografías o vídeos.
Ganar cuando la victoria ya no es lo único, por David Durán
Tiger ha vuelto a ganar en un momento clave de la temporada y de su trayectoria. Así lo ha querido el destino, caprichoso siempre. Su mejor versión ya la había recuperado, pero ahora se ha hecho carne con su victoria en Atlanta. Qué mejor anticipo para la Ryder Cup. Su gran kriptonita, la gigantesca asignatura pendiente de su carrera. El agujero negro.
Muchas veces se han glosado los números de Tiger Woods en la Ryder Cup. Lo cierto es que cada vez que uno los repasa, no decae la sorpresa. Casi impactan más que sus 80 victorias o los 14 ‘Majors’. Es algo así como un Expediente X. El gran lunar de su vida deportiva. Y justo ahora, cuando vuelve a ganar después de cinco años, en plena efervescencia del ‘Tigerismo’, se vuelven a ver las caras.
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Nadie duda ahora mismo de que Woods superará las 82 victorias de Sam Snead en el PGA Tour. Incluso hay motivos para pensar que los 18 Grandes de Jack Nicklaus vuelven a ponerse a tiro. El desafío es mayúsculo, pero pocos serían ahora los que se jugarían una mano en su contra. Sin embargo, la Ryder sigue pesando como una losa en su palmarés. Quizá por eso, por el momento que atraviesa ahora mismo Tiger, sea aún más excitante comprobar cómo se enfrenta al reto de París 2018. ¿Será esta al fin su gran Ryder Cup? De momento, no ha tenido ninguna…
Hacemos un repaso a sus números Ryder. Ha jugado siete ediciones y sólo ha ganado una. ¡SÓLO UNA! Se dice pronto. Debutó en 1997 con una derrota en Valderrama, ganó la siguiente en Brookline 1999 con una remontada antológica de Estados Unidos el domingo y perdió todas las demás que jugó: 2002, 2004, 2006, 2010 y 2012. No jugó en 2008, edición que ganó Estados Unidos, ni en 2014 y 2016, la primera con derrota americana y la segunda con victoria. Es decir, han pasado 19 años desde su única victoria en la Ryder.
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Sus números individuales no son mucho mejores. Ha jugado 33 partidos y su balance es de 13 victorias, 17 derrotas y tres empates. Muy bien lo va a tener que hacer en las Ryder que juegue antes de su retirada para poder darle la vuelta a su récord y hacerlo positivo. Sólo tiene a favor el récord en los individuales, con cuatro victorias, una derrota y un empate. En foursomes ha ganado cuatro, ha perdido ocho y ha empatado uno y en fourballs ha ganado cinco y ha perdido ocho. Siempre fue un quebradero de cabeza para los capitanes elegir a la pareja de Tiger. En lugar de ser el mejor jugador del mundo y uno de los mejores de la historia, en la Ryder se convertía en un problema. Es su gran y terrible paradoja en la Ryder. De las siete ediciones que ha jugado sólo tiene récord positivo en dos de ellas, en 2016, cuando ganó tres puntos y perdió dos y en 2010, cuando ganó tres y perdió sólo uno.
La gran cuestión es si esta versión renovada de Tiger Woods será capaz finalmente de vencer a su kriptonita. Esta semana lo sabremos y os lo contaremos desde París.
