Steve Stricker, capitán del equipo estadounidense de la Ryder Cup, ha asegurado que la decisión sobre el evento de 2020, programado del 25 al 27 de septiembre de este año en Whistling Straits, en Wisconsin, se tomará «en las próximas dos o tres semanas».
La competición que cada dos años enfrenta a Estados Unidos y Europa ha encontrado un serio obstáculo en la pandemia del COVID-19, que está alterando todos los planes de las competiciones deportivas a nivel mundial. El evento podría llevarse a cabo tal y como está programado actualmente, disputarse sin espectadores o, sencillamente, posponerse a 2021. Aunque Stricker confía en poder jugarlo este año.
«Estamos convencidos de que se podrá jugar», aseguró en el programa The Golf Affect. «Hasta ahora, todo lo que estamos planeado es para que se dispute», añadió. Eso sí, confía en que sea con aficionados en el campo: «Odiaría que no pudieran estar. Esta es una competición para los aficionados. Si fuera sin ellos, sería un bostezo de evento. La pasión creo que no estaría allí».
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«Los seguidores crean una atmósfera increíble en la que jugamos. Y sin ellos, no sé qué pasaría. Seguiría siendo un buen evento, pero los aficionados lo son todo. Y engañar a los que tienen previsto estar en Wisconsin sería un crimen. Así que espero que cuando se dispute el torneo sea con su máximo potencial», explicó Stricker.
Ahora, el tiempo corre en contra de la disputa de la Ryder. Stricker cree que la construcción de la infraestructura necesaria, junto al lago Michigan, debería comenzar cuanto antes si el evento se disputa en septiembre: «Tendrán que tomar una decisión probablemente de aquí a dos o tres semanas porque la instalación de stands, carpas corporativas y demás debe realizarse en junio».
«Habría que mirar una bola de cristal porque nadie saber realmente lo que va a pasar. Yo tampoco lo sé, estoy a la espera, así que mientras tanto seguimos adelante con la planificación como si se fuera a jugar, que con suerte será así», detalló. Porque la posibilidad de posponer la Ryder Cup hasta 2021 no parece convencer demasiado al capitán USA.
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«Creo que lo rechazarían todos. Fue lo que sucedió después del 11-S, en 2011, cuando se canceló y se trasladó a 2002, así llegamos a tener Ryder los años pares. Eso dependería de la PGA de América y el PGA Tour, pero estoy convencido de que a Jay Monahan, comisionado del circuito, no le interesaría este aplazamiento por la Presidents Cup y el dinero que generan ambos. No sé si podríamos tener los dos el mismo año».
«Puedes hacer la Ryder en junio, pero luego sería de nuevo año olímpico… No sé, habría tantas cosas y tanto movimiento que es difícil poder tomar una decisión en este momento», señaló Stricker, quien también tiene que tomar una decisión personal sobre la posibilidad de participar o no la próxima semana en el Charles Schwab Challenge de Fort Worth con el que regresa la acción al PGA Tour.
«Hemos sido muy cautelosos como familia. Mi hija mayor tiene un problema autoinmune. Así que somos un poco más precavidos que el resto. Los abuelos aún viven y no queremos llevarles el virus. Así que salimos a comprar comida y ya está. Tendremos algunas cenas durante la desescalada, con amigos, pero por ahora no ha venido nadie a casa ni hemos salido nosotros», explicó.
«Quiero jugar la semana que viene, pero tengo dudas sobre si es o no lo correcto, son muchas cosas… Quitarle el sitio a alguien, por ejemplo. Hay chicos que podrían jugar en mi puesto. Para mí, se trataría de salir y ver a los chicos de la Ryder e intentar jugar bien, aún me emociona hacerlo. Pero he tenido una buena carrera y mi tiempo ya pasó. Así que, ¿cojo esa plaza? ¿Voy a jugar o me doy por vencido? Estas cosas son las que estoy pensando constantemente para intentar tomar la decisión correcta», finalizó.
