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Fleetwood tuvo que frenar al irlandés, muy enfadado por un gesto hacia el público

Máxima tensión entre Lowry y el caddie de Cantlay en el green del 18

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Joey LaCava, caddie de Patrick Cantlay muestra su gorra al público de Italia en la Ryder Cup
Joey LaCava, caddie de Patrick Cantlay muestra su gorra al público de Italia en la Ryder Cup. (© Golffile | Pedro Salado)

Esta mañana corría una noticia no confirmada, difundida por Jamie Weir de Sky Sports, sobre las razones por las que Patrick Cantlay juega sin gorra en la Ryder Cup a modo de protesta por no cobrar por jugar el torneo. Entiende, según afirma Weir, que un torneo con semejante impacto económico se debería ver reflejado en los bolsillos de los jugadores. Una postura, a todas luces, bastante polémica, ya que si algo lleva a gala la Ryder Cup es que se juega por el honor y no por dinero. La realidad es que no es la primera vez que el californiano juega sin gorra, por lo que oficialmente se desconoce si el motivo es económico o de otro tipo. Todo hay que decirlo, hay periodistas americanos que niegan la veracidad de la noticia.

Sea como fuere, la realidad es que rápidamente se propagó a lo largo y ancho del Marco Simone y en todos los hoyos se recibía al norteamericano con miles y miles de aficionados levantando sus gorras al cielo romano. Mucha guasa. Un espectáculo digno de ser visto. Miles de gorras se movían al viento y al son del cántico: ‘Cantlay, where’s your cap? Cantlay Cantlay where’s your cap?‘ (Cantlay donde está tu gorra, Cantlay, Cantlay donde está tu gorra).

Todo parecía quedarse en una divertida anécdota hasta que se llegó al hoyo 18. Tensión máxima. Partido empatado y el californiano embocaba un espectacular putt de trece metros que daba el último punto del día a Estados Unidos. En ese momento, el caddie de Cantlay, Joey LaCava, pareja de Tiger Woods hasta hace sólo unos meses, se quita la gorra, como también hicieron muchos del equipo americano, pero con lo diferencia de que lo hace encarándose, desde la distancia, con la afición europea.

Shane Lowry, que asistía a la escena como el resto de miembros del equipo europeo, se percató de lo que estaba sucediendo y saltó como un resorte a recriminarle su actitud. Shane tuvo que ser frenado, entre otros por Tommy Fleetwood. La tensión se prolongó minutos después hasta el parking donde se vio a Rory McIlroy muy enfadado con la polémica creada por el caddie de Cantlay y recriminando el comportamiento a miembros del equipo americano.

Por suerte, la sangre al río, al menos donde se conoce, pero desde luego calienta el ambiente con vistas a la última jornada dominical con los doce partidos individuales. Más madera.