«La vida es eso que pasa entre Ryder y Ryder«, se comentaba en tono divertido a la par que melancólico el domingo por la tarde en los pasillos del media centre del Marco Simone. En el momento que Luke Donald levantó la copa que se quedará dos años en Europa, comenzó la cuenta atrás para la próxima. Es así, y si la vida es eso que pasa entre Ryder y Ryder, hablemos ya de la 45º edición de la Ryder.
Ya sea por el ansia de venganza norteamericana o por las ganas del equipo europeo de retener la corona y hacerlo ganando en la casa del rival, la edición de 2025 augura un torneo con muchos alicientes. Ya lo dijo Rory McIlroy el domingo, pocos minutos después de ganar su quinta Ryder Cup: «El mayor desafío en golf es ganar una Ryder de visitante… y lo haremos en 2025». El norirlandés hará todo lo que esté en su mano para que así sea y ganar su segunda Ryder en territorio hostil después de participar en el ‘Milagro de Medinah‘.
Todavía quedan dos años para la próxima Ryder… pero, ¿dónde se disputará?. Una respuesta obvia es: en Estados Unidos. El sistema de alternancia de las sedes hace que el turno sea ahora para los norteamericanos. La sede elegida para la revancha de Roma no puede ser más apropiada para el equipo yanki: Bethpage, Long Island, Nueva York.
Empecemos por esto último. Nueva York. Si el ambiente vivido en el Marco Simone ha sido espectacular, prepárense para el público neoyorquino. Ruidoso como ningún otro y con muchas ganas de recuperar el cetro perdido. Va a ser absolutamente atronador. Vayan comprando tapones. Los cánticos a Cantlay y a Scheffler pueden ser una broma al lado de lo que ocurra en Long Island.
En lo que a golf se refiere, el campo elegido para septiembre de 2025 es el recorrido negro de Bethpage, como decimos, situado en el distrito de Long Island a unos cuarenta minutos de Central Park. Un campo municipal a la altura de los más grandes y que se compone de cuatro recorridos. Inaugurado en 1936, el Black Course del Bethpage State Park fue diseñado por el legendario arquitecto A.W. Tillinghast. Bethpage Black se unirá a Oak Hill Country Club como los únicos campos de Nueva York en acoger una Ryder Cup. Aunque no ha albergado ninguna Ryder previamente, sí que ha sido sede de varios majors.
El último, el PGA de 2019 en el que Brooks Koepka ganó su cuarto major y en el que por cierto, fue la última vez que Jon Rahm no superó el corte en un grande. Los otros dos majors que se han celebrado allí fueron dos US Open, en los años 2002 y 2009. La edición de hace 21 años supuso el octavo Grande de Tiger Woods y fue el único jugador en acabar el torneo bajo par. Precisamente, suena con mucha fuerza en Estados Unidos que Tiger sea el capitán en la próxima Ryder. En 2009 la victoria fue a parar en manos del renacido Lucas Glover. También fue el campo elegido en 2012 y 2016 como sede del Barclays (primer torneo de los playoffs del PGA Tour). Campo difícil y largo (6.823 metros) en el que se espera una preparación que ponga las cosas muy complicadas para el equipo europeo…
Dos años para la siguiente Ryder y ya tenemos ganas de estar en el tee del hoyo uno de Bethpage. La vida es eso que pasa entre Ryder y Ryder…
