Impecable inicio de año de Jon Rahm. Vuelta de 64 golpes en un par 73. Matemáticas fáciles. Nueve bajo par. Pelotazo y liderato. Como si fuera sencillo. El golfista de Barrika se mostró satisfecho por su rendimiento y, sobre todo, hizo un esfuerzo por ser didáctico a la hora de explicar por qué se han batido todos los récords de media de golpes del Sentry Tournament of Champions este jueves (poco más de 68, par 73, insistimos).
De alguna manera, el Plantation Course at Kapalua está viviendo el cóctel perfecto para hacer pocas. «El campo está más rápido que nunca por lo que la bola rueda mucho en calle y se hacen mogollón de metros. Es campo de driver-wedge a excepción de los hoyos 3 y 4. Además, no ha soplado nada de viento y los greenes están receptivos. No obstante, la gran clave es que precisamente los greenes están perfectos. Ya el año pasado estuvieron bien y yo esta semana los veo aún mejores. La bola rueda espectacular», explica. Conclusión de primero de golf: se crean muchas opciones de birdie y se meten muchos putts. Resultados muy bajos.
La sentencia de Rahm no ofrece dudas: «No sé si se podrá llegar a un resultado ganador de -34 ó -33, pero desde luego, si sopla el viento como hoy, deberíamos esperar algo alrededor del -30″.
Jon tiene bien estudiado el campo y sabe perfectamente dónde hay que hincarle el diente para hacerle daño. «Tiene algunas secuencias de hoyos donde se pueden hacer muchos birdies. Por ejemplo, entre el 12 y el 16 y el 5 y el 9 se ven muchas opciones y muchos birdies. Para mí el tramo más complicado es del 1 al 4. Más allá de esto, la única clave es seguir haciéndolo igual todo el tiempo y buscando los birdies. Tienes que aprovechar las oportunidades y desde ahí no dejar nunca de pisar el acelerador porque el resto lo está haciendo», explica.
En cualquier caso, toda vuelta, por muy buena, regular o mala que sea tiene sus puntos de inflexión. Rahm tiene detectado el suyo perfectamente. «El golpe más importante del día diría que fue el putt de seis metros de birdie que metí en el hoyo 10, ya que venía de no jugar mi mejor hoyo en el 9 y de dejarme corto una buena opción de birdie», apuntó.
Aquellos que quieran detectar alguna sed de venganza en Jon por haber quedado segundo dos veces, y especialmente el año pasado haciendo -33 después de cuatro días, parece que se van a quedar con las ganas. Jon sólo mira hacia adelante. «No hay ninguna espina clavada con este campo. El año pasado jugamos un gran golf. Yo hice -33 y se ganó con -34. Punto. No hay más. Ojalá me pueda volver a poner es una situación parecida y esta vez caiga de mi lado la victoria», remató.
