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La casita de la playa

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Almouj Golf sólo tiene una casa construida en todo su recorrido. Pero vale por quinientas que hubiera. Se encuentra en el hoyo 14, justo detrás del tee, a unos dos kilómetros de distancia. Parece un hotel, o una residencia, o un edificio de oficinas, o un hospital, o un barco de estos que dan la vuelta al mundo. Es una mole imponente.

La casa se ve desde cualquier punto del campo y a varios kilómetros de distancia conforme se llega al recorrido por la autopista desde Muscat. La expectación es lógica. Imposible no preguntar. ¿Es un hotel? Va a ser que no…

La mole es la casita de la playa de un potentado súbdito de Omán. Se construyó hace más de un año, pero da la sensación de haber estado siempre vacía. Es más, desde el tee del 14 se pueden ver algunas de sus terrazas con sus sofás perfectamente colocados para disfrutar de una inigualables vistas del mar Arábigo. Seguramente, en días claros se verá la costa de Irán. Eso sí, los sofás aún están envueltos en plástico.

La casa está llena de gente, trabajadores, servicio, muchos coches, operarios… pero del dueño no hay rastro. Parece que nunca estuvo allí. A los cinco minutos de estar contemplando la casa se encuentra una posible explicación: los aviones que aterrizan en Muscat pasan a menos de cien metros de la azotea de la casa. Infernal. Eso sí, el dueño no parece de esos a los que esta inversión le haya podido dejar en bancarrota. Si acaso algún rasguño…