El Open de Francia que comienza mañana es otra de las citas nucleares de la temporada. Cada vez están en juego más cosas. Por ejemplo, la clasificación para la Ryder, que sufre una tremenda convulsión cuando hay en juego un torneo de las Rolex Series, con tantos puntos sobre la mesa; o el British Open, ya que este torneo concede tres plazas a los tres primeros jugadores dentro del top ten que no estén clasificados por otra categoría; por no hablar del resto de rankings que siempre andan en juego, comenzando por el mundial y siguiendo, por ejemplo, por la Race to Dubai…
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Además, está en juego la Cuchara de Palo. Una distinción honorífica que seguro que no tiene tanto peso como los objetivos, listas y rankings citados, pero que tiene mucha más gracia. Y guasa, sobre todo guasa. De la buena y sana.
¿Qué es la Cuchara de Palo? Antes de nada hay que explicar que el grueso de la Armada española puso las bases de la Asociación de Amigos de la Cuchara de Palo hace unas semanas, durante el BMW de Wentworth, cuya creación y conformación está apoyada ya en unos estatutos redactados por Gonzalo Fernández Castaño, obviamente uno de los socios fundadores. El sentido y fin de esta asociación consiste en lo siguiente: una vez disputado un torneo profesional del European Tour o PGA Tour en el que al menos haya un quorum de cuatro asociados, aquel que quede peor clasificado se compromete solemnemente a llevar colgada de la bolsa una cuchara de palo (variación española de la tradicional cuchara de madera tan anglosajona) durante la semana del siguiente torneo.
Raúl Quirós, caddie de Pablo Larrazábal, con la bolsa de palos que lleva colgada la Cuchara de Palo esta semana . © TengolfEn dicha cuchara de palo, además, se van grabando las iniciales de todos los jugadores que han ido portándola. A día de hoy, por ejemplo, aparecen las de Pep Anglés, Pablo Larrazábal y José María Olazábal, que la ha recibido hoy mismo en el putting green del Golf National, con hombría, gallardía y honor (VER VÍDEO), aunque esta semana la portarán dos jugadores, el propio Chema, último en Alemania la pasada semana, y Pablo Larrazábal, puesto que el barcelonés, lesionado, aún no había podido cumplir su ‘sanción’ después de acabar el último en el Open de Italia.
Larrazábal supera la primera gran prueba
La Asociación no está cerrada, esto es, aún pueden irse incorporando socios. Esta semana en Francia, sin ir más lejos, Sergio García y Jon Rahm han sido invitados y ellos han correspondido a dicha invitación, aceptando el reto. Y tampoco está cerrada en exclusividad para los jugadores españoles, porque al fin y al cabo se trata de un pique entre amigos. En la Asociación, de hecho, están Frabizio Zanotti, Felipe Aguilar o Nico Geyger y en breve podrían entrar otros… Ni que decir tiene que prácticamente todos los jugadores españoles del European Tour y el PGA Tour son ya socios.
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Asimismo, la elaboración de los estatutos también sigue abierta, porque se van incorporando nuevas reglas, compromisos y particularidades. Por ejemplo, se está valorando el hecho de que la victoria de uno de los socios en un torneo le valga de comodín y le libre de portar la cuchara la primera semana en la que tuviera que hacerlo. También se valorará qué tipo de exenciones o ventajas tendría el ganador de un Grande y, sobre todo, el hecho de ganar un torneo justo la semana en la que se porta la cuchara de palo en la bolsa, un hito especialmente valorado por la Asociación, puesto que se entiende que dicho jugador gozaría (o soportaría) dicha semana de horas extra de exposición televisiva y ante los medios, con la cuchara de palo colgando en la bolsa…
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La Ryder, el ranking mundial, la Race to Dubai, la FeDex Cup y cuantas listas de ganancias y méritos haya tienen un peso capital en la carrera y la ocupación de estos deportistas, pero tan importante o más en la vida es encontrarle el lado lúdico a cualquier asunto, por grave que parezca y, aún más, acertar a ponerle a todo (o a casi todo) el filtro del buen humor.
