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Olazábal regresa a la cena de campeones y otras historias de Augusta

Lo que el corazón del Amen Corner ha unido…

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– Tee del hoyo 12 del Augusta National. Estamos en el corazón del Amen Corner. Es martes. Segunda jornada oficial de prácticas del Masters. El reloj marca algo menos de las once de la mañana, hora local. Mucho público se arremolina en torno a este punto estratégico del campo. La grada está abarrotada. La tribuna pegada al tee con las sillas compradas en la tienda está abarrotada. El anfiteatro natural que separa la grada de la tribuna está abarrotado. Pues sí, no cabe un alfiler…

Acaban de pasar por allí los tres españoles junto a Francesco Molinari y ahora se acercan al tee Gary Woodland, Hudson Swafford y Kevin Kisner. Éste último se retrasa un poco y se va directo a una de las cuerdas que impide el acceso al tee a los aficionados que ocupan la tribuna. Kisner hace un gesto atípico y diríamos que prohibido en Augusta. Yo, al menos, es la primera vez que lo veo. Levanta la cuerda y le dice a dos amigos suyos que pasen al tee para hacerse una foto. El resto de aficionados, muchísimos, murmura. Murmura mucho. «¿Y eso?».

El asunto se va complicando… Kisner saca un teléfono móvil, algo así como el anticristo en Augusta, lo más prohibido, lo que nadie puede sacar prácticamente ni de su casa cuando viene a ver el Masters. «No fastidies…», dice un envidiosillo seguidor que lleva todo el día pidiéndole a un colega que se ha traído una cámara de toda la vida (esas no están prohibidas los días de prácticas) que lo inmortalice en cada esquina.

Más de uno anda ya con la mosca detrás de la oreja. La pareja posa delante de la cámara de Kisner y con el green del hoyo 12 al fondo. La foto soñada por muchos. Sin embargo, nada más escuchar el clic del teléfono, el chico se arrodilla y se declara ante ella. Ovación más cerrada que si se hubiera visto un hoyo en uno. Palmas, vítores y algún que se besen se escuchaba entre la masa enfervorecida.

La chica, obviamente, no daba crédito al plan que habían urdido su novio y su amigo golfista, el bueno, el del PGA Tour. Aquello parecía una película de Hollywood. Hasta el chaqueta verde que se encarga de poner orden en el tee del 12 y que normalmente están ahí para prohibir más que para otra cosa, acabó abrazado a la pareja. Obviamente, estaba en el ajo. Lo que el Amen Corner ha unido…

– Estaría bien saber el dato de cuánto habrá gastado el Augusta National este martes en el sistema de ventilación que tiene colocado debajo de la hierba por todo el campo. No nos referimos a la instalación en sí, que seguramente habrá salido por un ojo de la cara, sino únicamente al coste de haberlo tenido funcionando durante todo el día para secar el campo. Hay que decir, eso sí, que funciona de maravilla. El césped estaba húmedo, sólo faltaba, pero no se ha visto ningún charco. Una maravilla de la técnica. Y lo que queda aún por soplar…

– Mucho ojo al cielo hoy en el Augusta National porque el tiempo viene muy torcido. Se espera lluvia desde muy temprano y con alguna posibilidad de tormenta. Por la tarde llega lo peor. Esto quiere decir que no habría que descartar incluso que el torneo de pares tres acabe suspendido. Sería, desde luego, una pena. No tanto por los jugadores sino por los acompañantes que tenían previsto hacer de caddies. Citemos un ejemplo: Joseba Torres, el sobrino de Olazábal, estaba realmente emocionado ante la alternativa que le ha dado su tío. Crucemos los dedos y que pase la tormenta.

– Otra consecuencia del mal tiempo que se avecina es que podríamos ver una ronda de prácticas más corta de lo habitual, como ocurrió el lunes. Habrá que estar muy pendientes.

– Y como siempre, aquí tienen la foto de la cena de campeones. No podía faltar. Una tradición magnífica. Nuevamente con Olazábal tras su ausencia del año pasado. En el centro, Danny Willett.