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Sergio apuntaba exactamente al borde izquierdo

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Sergio García hoy martes en Carnoustie Golf Links. © The Open
Sergio García hoy martes en Carnoustie Golf Links. © The Open

Son las nueve y veintiún minutos de la mañana en Carnoustie cuando Sergio García se sube al tee del hoyo 1. Calculando hasta los años bisiestos, han pasado 4.014 días desde que lo hiciera por última vez (22 de julio de 2007) para afrontar un desempate a cara de perro contra Padraig Harrington, con la Jarra de Clarete en juego. Aquel día, tanto en el inicio de la última vuelta como en el arranque del mano a mano ante el irlandés, pegó el hierro 3. Hoy, como entonces, coge el mismo palo. Hay cosas que no cambian.

Sergio García: “Carnoustie no me debe nada”

Desde entonces no había vuelto a esta esquina de Escocia en el concejo de Angus. ¿Rabia? ¿Frustración? Si las hubo, y es de cajón que tuvo que haberlas recién perdida la oportunidad, se han volatilizado. Ni un asomo de resentimiento o amargura. “Carnoustie no me debe nada” afirma sin titubear y muy relajado. Le sigue gustando mucho el campo, uno de los que más de la rotación del British, puede que incluso sea el que más, en dura pugna con Muirfield. Si no ha venido antes es porque no se ha dado la ocasión y porque el Alfred Dunhill Links, torneo anual de circuito europeo en el que se juega Carnoustie, nunca ha entrado en su calendario.

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El putt de poco más de dos metros errado en el hoyo 72 de aquel British no ha dejado secuelas. No hay trauma, aunque se acuerde al detalle de todo. Para muestra, esta conversación que hoy mismo tenemos con el de Borriol mientras caminamos por las calles, duras como piedras, del mítico recorrido.

– ¿A dónde apuntaste exactamente?

– Al borde izquierdo.

– ¿Al borde por dentro o al borde por fuera?

– Exactamente al borde izquierdo, ni por dentro ni por fuera. Y allí es donde, por desgracia, fue la bola.

– ¿Cambiarías ahora la lectura de aquel putt, tal y como lo viste?

– Hombre (sonríe), ahora mismo lo cambiaría y lo tiraría más recto… Pero la bola salió hacia donde tenía que salir según yo lo veía, si te refieres a eso, el putt salió como yo tenía pensado, pero no cayó nada.

Sergio:  “No me disgusta encontrarme el campo así. Dificulta la elección de palo y además introduce una parte de azar que tiene su punto…

García marcha hoy muy concentrado, tomando nota de lo que les espera. Un botón de muestra: pega un hierro 4 en el tee del hoyo 5 y casi llega hasta la ría cubriendo más de 300 yardas… Tachado el hierro 4 para el resto de la semana. “No me disgusta encontrarme el campo así. Dificulta la elección de palo y además introduce una parte de azar que tiene su punto… Puedes planear un golpe y luego no termina de salir exactamente como tú quieres”.

No puede decirse por tanto, para qué nos vamos a engañar, que hoy los recuerdos de 2007 lo asalten en cada recodo del camino. Nos dice, y luego lo volverá a repetir ante las cámaras y las grabadoras, que en realidad el poso que le queda de aquella semana es fértil. “Para llegar a tirar aquel putt en el que me jugaba un Grande tuve que hacer muchas cosas bien los días anteriores y mis recuerdos se han quedado más con esa parte”.

Una tertulia en el 18, a unos metros de Van de Velde y de Sergio

Sin embargo, tampoco tiene problemas cuando le pedimos que rebobine, que regrese a aquella jornada de triste final, seguramente abusando de su buen karma. De nuevo sorprende lo nítidas que tiene algunas sensaciones. “En el 18 pegué hierro 2 de salida y hierro 3 de segundo tiro, que me salió la bola un pelín puleada, sólo un pelín, y acabó en el bunker. La arena estaba bastante mojada, pero la sacada no fue mala, aunque la bola salió un poco más suelta de lo que yo quería, pero no fue mala…”.

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Estos días están repitiendo en las pantallas de la sala de prensa un largo resumen de aquella jornada final de 2007 y hemos vuelto a ver, por ejemplo, su tirazo con el hierro 3 en el hoyo 16 durante el desempate, aquella bola pegando en el mástil de la bandera en este terrorífico par 3. “Si te fijas, la bola pega un poco de lado en el mástil y por eso se va tan lejos; si hubiera pegado más en el centro se hubiera quedado más cerca”, nos dice. ¿Y qué hubiera pasado si no toca de ninguna de las maneras? ¿No hubiera cambiado el signo del desempate? ¿No sintió él que aquella bola estaba de verdad muy bien tocada, que podía haberse dejado una excelente opción de birdie? Ante esta pregunta, Sergio es honesto: “a ver, ahí estás pegando un hierro 3 y nunca sabes con exactitud”. No hay trauma ni rencor, como se ve.

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Se acuerda muy bien de los buenos putts que tiró en los hoyos 17 y 18 del desempate, un detalle que sin duda se nos ha borrado de la memoria a la mayoría… Ahí también estuvo el British, por qué no, pateando por cierto con el palo apoyado en el estómago, muy a la moda del momento, aquellos belly putter (poco le duró a Sergio aquel cambio).

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El de Borriol termina la vuelta jugando un 18 mayúsculo. No hay trauma, no hay dolor. Y después de atender a los medios se encuentra en la pasarela con Jordan Spieth, el defensor del título esta semana, que cinco días después de aquella jornada de autos cumplía catorce años y que, según explicaba ayer, el recuerdo más vivo que tiene de Carnoustie 2007 es aquel putt de Sergio en el hoyo 72 del torneo…

Acabáramos. Seguro que el texano no sabía que el español estaba apuntando exactamente y justo al borde izquierdo, ni por dentro ni por fuera.