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El novato que hizo de Pebble Beach el jardín de su casa

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Adri Arnaus. (Copyright USGA/Darren Carroll)
Adri Arnaus. (Copyright USGA/Darren Carroll)

A las 4.20 sonaba el despertador. A las cinco de la mañana ya estaba en el campo. Así arrancaba un día que jamás olvidará Adri Arnaus. Primera vuelta oficial en un US Open. Primera vuelta oficial en Pebble Beach. Primera vuelta oficial en un Grande. Resultado de 69 golpes. Sombrerazo para el joven jugador de Barcelona.

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Es impepinable que llame la atención una tarjeta de este calibre para un debutante en estas lides. Como impepinable es quedarse impresionado con su segundo golpe a un metro de la bandera en el hoyo 2, el monstruito de Pebble Beach. Igual de impepinable es abrir la boca con asombro viendo su determinación al embocar un delicado putt de par en el hoyo 6 después de marcharse al agua. O, por qué no, alucinar en colores con su salida en el hoyo 9 por encima de las 310 yardas en una calles húmedas.

“He intentado hacer todo el proceso previo a la ronda lo más simple posible. No le he dado importancia. He pensado que era un torneo más, otro comienzo, como si estuviera en casa”

Sin embargo, pese a que todo esto es fantástico, lo que más impresiona de Arnaus es la naturalidad con la que asume todo lo bueno y grande que va recibiendo en su vida como golfista. Ha afrontado la primera jornada del US Open como si fuera un torneo del Alps, donde estaba jugando hace apenas dos años. “He intentado hacer todo el proceso previo a la ronda lo más simple posible. No le he dado importancia. He pensado que era un torneo más, otro comienzo, como si estuviera en casa”, asegura.

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Lo difícil no es pensarlo, ni siquiera decirlo, lo más complicado de todo es creérselo. Y este chico se lo cree. No se deja impresionar y consigue controlar siempre sus emociones. A las buenas y a las malas. No es pose. Es simplemente el resultado de años de trabajo concienzudo y exhaustivo.

No muchos jugadores pueden presumir de haber bajado de 70 golpes en su primera ronda en el US Open. Es más, hay muchos que ya han jugado varios y jamás lo han conseguido. Cualquier otro estaría abriendo una botella de champán esta misma noche. Arnaus, por contra, ya está pensando en la segunda ronda, en lo que puede mejorar y en mantenerse en la pelea.

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Decía Nacho Garrido, su entrenador, antes de empezar el US Open que dos objetivos para esta semana eran jugar bajo par y pasar el corte. El primero ya está cumplido, aunque a Adri no crean que le sabe a mucho. “Bueno, no está mal, pero si conseguimos estar en la pelea por la victoria el fin de semana, mucho mejor”. Y lo dice sin cambiar la expresión. Lo dice convencido. Es un deportista de otra pasta.