Pues no ha sido un año bueno precisamente, al menos no como yo hubiera querido. Al margen de la semana de Escocia, donde acabé en segunda posición y jugué muy bien, el resto no ha estado a la altura que yo busco. No ha sido una temporada para recordar, aunque nunca caen en saco roto, o al menos yo intento siempre sacar cosas positivas dentro de que las cosas no hayan funcionado.
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Así, por ejemplo, yo he sacado una conclusión, me he dado cuenta mejor que en cualquier otro año que tengo muchas cosas que mejorar si quiero estar arriba en los torneos y en los rankings. Lo he visto más claro. Aún no me he puesto con un papel y un lápiz a analizarlo todo y sacar conclusiones muy concretas. Pero sí hay algunas cosas que tengo grabadas en mi cabeza. Por ejemplo, tengo que subir mucho el nivel en los tiros que va desde los 80 a los 130 metros. Quiero machacar especialmente esa distancia porque es donde hay que dejarse buenas opciones de birdie y yo de media necesito dejarlas más cerca. Una primera tarea para 2021.
¿Se puede medir el coraje de Miguel en números?
En cuanto a lo personal, no ha sido un año fácil como para nadie. Yo no soy una persona de obsesionarme mucho, pero al principio, con mis padres y mi familia lejos y las noticias que iban llegando, era lógico preocuparse mucho, había un montón de incertidumbre y sí, te dicen que están bien, pero con la distancia todo se complica mucho. No sabes si será realmente así. No fueron momentos agradables. Fue duro. Parece que ahora vamos viendo la luz al final del túnel. Ojalá.
No soplan buenos vientos para la clase media de nuestra Armada
No he mirado aún cómo me voy a organizar el calendario el próximo año, pero lo que está claro es que hay muchos torneos. El LPGA ha hecho un gran trabajo. Mi objetivo, a grandes trazos, será jugar mucho al principio y, seguramente, a mitad de año baje un poco el ritmo porque hay muchos torneos. Todo va a depender, de todos modos, de cómo vayan los resultados. Los dos grandes objetivos son los Juegos Olímpicos, que están bastante encarrilados, y la Solheim Cup. Ahí es donde tengo que apretar duro para clasificarme. Es el gran objetivo porque si me meto en la Solheim será una consecuencia de que he jugado bien.
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Otra idea general es ver más a Marcelo Prieto, mi entrenador. En 2020 ha sido todo muy complicado por el Covid-19. No lo he podido ver en todo el año, salvo al final. Demasiado tiempo. Podemos trabajar a distancia, hablando por teléfono, con vídeos, pero no es lo mismo. Ojalá todo vaya lo suficientemente bien como para que nos podamos ver más. Sería una magnífica señal para todos, más allá de lo que podría suponer para mi golf.
