La semana pasada en Omán hubo una especie de catarsis. La primera hora y media de entrenamiento de Pablo con el equipo de Robert Rock fue una charla. Sin tocar un palo. Sin hacer nada técnico. Había que hablar de lo que ocurrió en el WGC México. Ya sabéis todos que acabó muy frustrado por el resultado y necesitaba soltar lastre, como solemos decir nosotros.
Creo que Pablo explicó muy bien en su blog en Ten Golf las sensaciones que tuvo. Rock le comentó que podría ser un problema de planteamiento del torneo. Yo creo que la clave está en el enfoque. Se pone mucha presión extra, tiene un exceso de ganas y así la frustración aparece muy rápido. Puede que suene a excusa, pero es la realidad.
Me gustaría compartir con vosotros mi visión de lo que pasó en México. No soy psicólogo ni nada que se le parezca, pero al final paso mucho tiempo con Pablo y es inevitable que nos conozcamos mucho y bien. Creo que el fallo primordial es que afronta de una manera diferente desde el punto de vista mental todos los torneos grandes, y con esto me refiero a los que son de Rolex Series para arriba. Se mete una presión extra.
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Mi opinión es que no consigue jugar igual un Rolex Series que un Indian Open, por ejemplo. Él lo intenta y acude a cada una de estas citas con esa actitud, pero de momento no le sale. En los torneos más ‘pequeños’ juega más a cuchillo, a ganar. Creo que es un tema de enfoque, algo mental. No hay que ser muy listo ni ingeniero para ver que desde que existen las Rolex Series no nos ha ido nada bien en estos torneos. Tampoco en las Series Finales. Y me choca muchísimo porque él se maneja muy bien en todos los campos. Es un tema de enfoque de él, interior, se autopresiona, sale más agarrado. Creo que lo ve como una oportunidad de dar un salto en su carrera cuando en realidad tenemos que verlo como un regalo, creo yo. Es una semana para disfrutar, aprender y, como ya has jugado varias veces, conocer tus errores previos y crecer.
Debemos verlo como un torneo más y el trabajo que hay que hacer es el mismo en todos los sentidos. Hay que tener el mismo enfoque, el mismo trabajo y la rutina tendría que ser la misma, aunque los números al final sean diferentes. En cuanto a trabajo y preparación del torneo es muy parecido.
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Sea como fuere, yo saco muchas cosas positivas del torneo de México. De todos los grandes que hemos jugado, es el que mejor lo ha hecho de tee a green, no sólo por los golpes en sí, sino por la actitud. Decidía cuál era el golpe que había que pegar e iba a por él, no a defenderse. Ha jugado mucho mejor de tee a green. El primer día hicimos el par y si hubiéramos hecho -6 no habría pasado nada porque se nos escaparon cinco o seis putts de dos metros para abajo. No falló ni un tiro. No he visto en cinco año a Pablo fallar cinco putts de menos de dos metros y yo creo que todo está relacionado. Se autopresiona y se le disparan las manos.
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La solución la tiene él en su mano. Entiendo que da un poco bajón porque otra vez hemos chocado con la misma piedra, pero en mi interior me quedo muchas más cosas positivas que negativas. Lo único negativo es ver lo mal que se siente él por la semana, verlo tan bajo, pero toca recuperarse y mirar adelante. Está jugando bien y esta semana estamos ante una nueva oportunidad. ¡Vamos!
