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Job Sugranyes, caddie de Adrián Otaegui, relata la victoria en Escocia

Todo empezó en el hoyo 11 de Wentworth…

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Otaegui y Job Sugranyes, al acabar el torneo en Escocia.

Todo empezó en el hoyo 11 de Wentworth, cuando se puso +5 jugando el 11. Era un resultado muy abultado, nos quedaban siete hoyos y, aunque no lo hablamos, sabíamos que el corte sería PAR o +1. Lo importante fue precisamente eso, que no lo hablamos. En ningún momento tuvimos una conversación sobre el resultado, simplemente nos ceñimos al plan. Se trataba de jugar lo más tranquilo posible, sin tener el resultado en la cabeza en ningún momento.

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Ahí arrancó esa sensación. Jugó muy relajado hasta el final. Acabamos +1 al total con eagle al 18 con una madera 5 increíble a un metro del hoyo. Fallamos el corte por una. Firmó la tarjeta, salió, nos miramos y me dijo: «es heavy que no esté el fin de semana». Y tanto le dije yo. Porque el juego desplegado jueves y viernes fue increíble. Las estadísticas lo plasmaban.

Aprovechamos las tardes de jueves y viernes y el sábado por la mañana para reajustar el putter. Adrián dio en la tecla ahí. El domingo fue descanso total, tranquilos, vimos ganar a Rafa Nadal su decimotercer Roland Garros. Una animalada, por cierto. El lunes nos fuimos para Fairmont con Paratore, Erviti y Eduardo, el caddie de Gonzalo Fernández Castaño, en el mismo avión. El taxi del aeropuerto al golf el lunes fue muy divertido. Inhumano. Echamos unas risas impresionantes con todos estos, un viaje espectacular y la llegada al golf fue mágica, con vistas a la playa, comiendo un sandwich y comentando cosas del Old Course, el tiempo, el invierno aquí y en San Sebastián. Cada uno aportaba sus ideas y tuvimos una risas mágicas.

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Por la tarde Adrián se quedó practicando y yo me fui a andar el campo. St Andrews me regaló sol. Andar un links al atardecer con sol es lo que más me gusta. Un atardecer en un campo de golf y un links es algo bestial. Lo recomiendo. Decidí andar la segunda vuelta, del 10 al 18. En toda la yema. Fue un golpe empalado andar con sol esos nueve hoyos. Pasé dos horas haciendo fotos, con los colores, montículos, contrastes, St Andrews de fondo… Tenía una emoción que no entraba en los polos de Travis Matthew.

El martes y miércoles nos dosificamos muchísimo. Hacía bastante viento y Adrián venía de tener algunos dolores en las lumbares en Wentworth, aunque no se quejó, me di cuenta porque estaba tomando ibuprofeno. El miércoles jugamos la ronda de prácticas con Gonzalo Fernández Castaño y Alejandro Cañizares. Nos vino muy bien para echarnos unas risas. Tuvimos mucho viento y jugar con dos españoles te facilita las cosas. Fueron nueve hoyos muy divertidos y nos dimos cuenta de lo ‘heavy’ que era el final del campo con los hoyos 16, 17 y 18. El 17 es inhumano. Hoyo signature. Llegamos al jueves con el campo aprendido y las ideas claras.

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En el tee del 1 me pregunta si pega el drive y yo le digo que sí… Ojo. El campo se había secado mucho de un día a otro y nos quedó un wedge entero. La dejó a un metro y empezó la séptima sinfonía de Beethoven. Fue mi segundo -10 visto en campo. El primero fue Adri Arnaus en la PQ2 de Desert Springs. Lo que hizo Otaegui el jueves en Fairmont en un campo y con condiciones que no eran fáciles fue una bestialidad. Yo estaba literalmente alucinando pepinos. No sabía ni qué decir. Al acabar fui a hablar con Miles (Tunicliff, Relaciones con los Jugadores del European Tour) y le pregunté si era mejor entrenar justo después de jugar y antes de comer y me dijo que sí, que es una idea muy buena porque la zona de comida estaba lejos de prácticas y hacía mucho frío. Se lo propuse a Adrián y me dijo que no. Prefería comer y después ir a la cancha porque el entrenamiento es para dar un paso adelante. Me encantó su respuesta. Pegamos pocas bolas porque con el viento de izquierda a derecha en prácticas no servía de mucho. Después hicimos una muy buena práctica de approach y putt con un frío tremendo. Momento de congelamiento parcial de medio cuerpo.

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Sabíamos que el viernes no sería muy cómodo. No se sintió muy bien de tee a green y para mí fue la mejor vuelta de todas. Un -2 muy bueno con dos salidas no muy buenas. Nos encontraron una bola en el 12 empotrada. Tuvimos suerte. Cuando se gana pasan estas cosas. Cuando colocamos en ese hoyo también tuvimos suerte. Se quedó justo delante de un búnker. Son pequeños detalles que marcan un día. Un -2 galáctico, muy luchado, después de una vuelta como la del jueves. Día exquisito.

El sábado nos plantamos en el tee con Wallace, interesante, personaje importante. Otaegui jugó muy bien, pero los putts no entraron. Tiró muy buenos putts y nos faltó un ápice de suerte. Acabamos -2, con sabor agrio porque el juego había sido bueno, pero apareció la tranquilidad de Wentworth, de no estar pendientes de los demás ni del resultado que hay que hacer, sino estar tranquilos y centrados en lo nuestro. Hicimos una práctica de putt suave porque hacía mucho frío. Me fui a cenar con Erviti, como toda la semana, de cháchara, hablado de todo menos de golf…

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Día siguiente nos plantamos en el campo de prácticas con las mismas ideas. Estaba tranquilo, con un poco de dolor en el cuello. Lo tocaron un poco los fisios, pero con el calentamiento se le pasó. No le molestó para jugar. Empezó perfecto: madera 3 a la calle, escarmentados de que no era el drive. Pegó un hierro 7 y metió un putt de seis metros muy clave unido al bogey de Wallace. Fue un día parecido al jueves. Muy tranquilos. No tuvimos dudas con la estrategia y no es fácil en un links. Es fundamental. Todo fue muy bien. Muy clave el par del hoyo 4. Pegó un súper drive, pero se metió en el búnker, en el centro de calle, y tuvo que jugar de lado. Se dejó 79 metros a la bandera, la puso a metro y medio y la metió. Después, putt de seis metros en el 5 y empezó a ir todo muy bien… Aprovechando las oportunidades. Casi hoyo en uno en el 8 y en el 11 con el hierro 7. Una a un palmo y la otra casi hace corbata. Birdie en ambos. Y metió un putt en el 13 inhumano desde el collarín, de izquierda a derecha. Teníamos el putt a nuestro favor y estábamos en un punto óptimo. Nos agarramos a seguir en este flow.

Desde dentro, como caddie y golf lover que soy, estaba flipando en colores. No daba crédito a lo que estaba viendo. Jugar así un domingo en la última partida, con esa relajación y disfrutando del momento. Cuando metió en el 18 me acordé de muchas cosas. De lo difícil que a veces se pasa en este mundillo, la gente que me ha ayudado, mi abuelo, mi familia, mis padres… Los sufrimientos que hemos tenido aquí, lejos de casa, lo difícil que es esta vida… Sé que suena un poco peliculero, pero es como yo lo siento. Ganar un torneo de esta forma, con St Andrews de fondo, y compartiendo partido con Wallace y su caddie, Dave McNeilly. No sé si lo sabéis, pero tiene 36 victorias y me felicitó al acabar. No os podéis imaginar lo que significa para mí. Os cuento una anécdota. Lo he conocido de caddie, pero en el año 91 fui a ver por primera vez a Seve y Olazábal en el Open Catalonia que ganó Chema en el Bomont, y allí estaba él. Yo seguía la partida de Olazábal, que jugaba con un tal David Feherty… hoy comentarista de la NBC. Hizo -11 en el año 91. Fue la primera vez que vi un drive de metal, con una varilla roja. McNeilly era el caddie de Feherty. Lo hablé con él muchos años después. Tiene 68 años y 36 victorias. Es la biblioteca viviente del golf. Mi primera victoria del Tour como caddie me tocó compartir partido con Dave. No me lo podía creer. Le dije que para mí era un honor. Es un referente.

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Dio la sensación de que Adrián estaba jugando una ronda de prácticas, jugándose unas tapas. No hubo una fisura. Estoy muy emocionado porque el golf es mi vida.

*Job Sugranyes es el caddie de Adrián Otaegui y consiguió el domingo su primera victoria.

2 COMENTARIOS

  1. Enhorabuena, Job por esta magnifica victoria y por descontado al màximo artifice, Adrian Otaegui.
    De las muchas cosas que desconozco de ti, (despues de 30 años que te conozco) una es tu faceta de cronista. Me encanta leerte y las anecdotas que cuentas….
    Por cierto, yo tambien tuve el gusto de asistir al Open Catalonia en Bonmont, que mencionas.
    No charle con el caddie de Feherty, …pero seguir dos rondas a Seve i a Olazabal y sobre todo tuve el honor de ver en el green del 17 un albatros de Txomin Hospital……Brutal…
    Mucha salut y nuevos exitos…(por este orden)

  2. Enhorabuena Job, para ti y para Adrián. Vaya torneazo os habéis marcado!!!! Muchas gracias por compartirlo

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