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Raúl Quirós, caddie de Pablo Larrazábal, nos cuenta los detalles del triunfo desde dentro

De dónde le viene a Pablo la magia en las condiciones más difíciles

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Pablo Larrázabal - Raúl Quirós - Korean Championship - DP World Tour
Pablo Larrazábal y Raúl Quirós celebran su victoria en el Korea Championship. (© Golffile | Malcolm Mackenzie)

Yo sabía que si soplaba viento el domingo la victoria era de Pablo. Lo tenía claro. Espero que no suene presuntuoso porque no es la intención. Todos los que están aquí en el DP World Tour son buenísimos y juegan una barbaridad, pero Pablo prácticamente se transforma cuando las condiciones son difíciles. Mucha gente me pregunta por qué, de dónde saca esa magia cuando el panorama se pone complicado. Hay una explicación.

Por supuesto que cuenta la calidad, el talento, la imaginación, las manos que tiene, ese feeling que cada vez es más difícil de encontrar, los recursos, sí, claro que todo eso suma, pero para mí lo más importante es la capacidad de focalizar el golpe. La concentración. En cuanto hay viento y las cosas se ponen feas, Pablo es capaz de centrarse y diseña y ejecuta cada golpe con la máxima atención. Es como si aumentara su nivel varios peldaños. Por decirlo de alguna manera, las condiciones difíciles crean la burbuja particular de Larrazábal.

El domingo tuvimos el mejor ejemplo. En los primeros nueve hoyos de la última jornada no sopló una gota de viento. Calma chicha. Condiciones perfectas. Si analizamos el juego de Pablo, de acuerdo, no fue malo, pero tampoco fue bueno. Pegó muy bien desde el tee y, sin embargo, después no fuimos capaces de clavar los tiros a green, a veces incluso con un wedge en las manos. No fue malo, pero tampoco bueno. Casi no conseguíamos dejarlas a menos de diez metros.

El hecho de que no hiciera viento a mí no me gustó nada. Obviamente, con condiciones más favorables hay muchos más jugadores que se pueden meter en la pelea por ganar. Como digo, estos tíos son todos muy buenos y cualquiera te puede hacer una vuelta muy baja en condiciones asequibles… Sin embargo, con viento el asunto se pone mucho más exigente.

Por eso, en el hoyo 10, justo después de hacer el único bogey del día con un semi fallo, a mí se me puso una sonrisa en la boca porque exactamente ahí se empezó a levantar el viento. La demostración no puede ser más científica. Pablo empezó a pegar tirazos: birdie al 11, al 12, 14, 15… El resto ya es historia. Una victoria más. Ocho lleva en el Circuito Europeo. Espectacular.