Inicio Blogs David Durán Desde la atalaya del 9 (segunda jornada)

Desde la atalaya del 9 (segunda jornada)

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1. En honor a la verdad, no creo en absoluto que los 37 putts que ha tirado Sergio García en la segunda ronda tengan nada que ver con los tuits del jueves. Porque su actitud no ha podido ser mejor en una ronda tan frustrante, o al menos eso es lo que se interpretaba a través del lenguaje de sus gestos. Puede decirse sin osadía alguna que se ha ganado a pulso un hueco en el fin de semana, aunque entrase sobre la bocina con el bogey del joven Hardy.

2. Seguramente hay que buscar en el inicio de vuelta de Jiménez la causa de todos sus males. Ojo a los datos:

Comenzó su ronda por el 10, donde jugaba un hoyo de libro y pateaba para birdie desde tres metros. No embocó. Acto seguido, en el 11, falló otro de dos metros largos para salvar el par. Y en el 12, pica, banderillas y espada: en este par 4 corto el malagueño pateaba para eagle desde nueve metros y no embocó, pero es que inmediatamente fallaba el de birdie desde unos dos metros. En el 15, descabello: después de meterse en problemas tiró desde metro y medio para salvar el bogey y tampoco lo consiguió… No es que se rindiera, es que su confianza andaba ya por los suelos. Luchaba contra espectros.

3. Aclaremos algo acerca de la preparación del campo: fue exactamente la misma el jueves y el viernes en lo que respecta al riego. Se regaron las calles y los greenes la tarde-noche anterior y volvieron a regarse a mano los greenes por la mañana, antes del inicio del juego. Si el juego se complicó el viernes, sobre todo por la tarde, no fue porque la USGA decidiera echar menos agua. Ocurre que sopló con algo más de fuerza el viento en el turno vespertino y que, si no llueve, todo el campo sigue ganando en firmeza a pesar del riego, que por otro lado está medido al litro: sólo lo suficiente para evitarle a la hierba un estrés mortal.

4. Totalmente de acuerdo con los muchachos (y no tan muchachos) de Canal+Golf: el experimento del hoyo 18 de Chambers Bay como par 4 es excesivo en un recorrido que ya se defiende divinamente. Ese green tan movido, diabólico, no cuadra en un par 4 tan largo. La USGA habrá tomado buena nota, se supone.

5. Confirmado: hay un síndrome de los contornos. De acuerdo que muchos segundos tiros, pero muchos, hay que jugarlos en Chambers Bay pensando en los contornos si se quiere dejar la bola cerca de la bandera. Pero no todos. Hemos visto estos dos días a multitud de jugadores apuntando a un espacio aún más pequeño y difuso que aquel en el que se asentaba la bandera. En este sentido, sobre todo Dustin Johnson y Henrik Stenson (también McIlroy) han elegido mejor, aunque es cierto que no todos pueden poner la bola en las nubes como hacen estos ‘bichos’ para pararla en el green. Pero según con qué palos y en según qué hoyos sí que hay tiros al trapo al alcance de los mortales. Otra historia es que luego salgan como estaba planeado, pero la alternativa en ocasiones es tanto o más complicada.

6. VER FOTO. Ni que decir tiene que Shane Lowry no es ningún payaso, es solo un divertido efecto óptico. Eso sí, el irlandés pertenece al privilegiado grupo de los 16 hombretones que marchan bajo par después de 36 hoyos. Vamos, que se lo está pasando bien.