Inicio Blogs David Durán El caso Morikawa como enésima reflexión acerca de la distancia

El caso Morikawa como enésima reflexión acerca de la distancia

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Collin Morikawa. © Golffile | Ken Murray
Collin Morikawa. © Golffile | Ken Murray

A 10 de agosto de 2021, el jugador que más puntos brutos de ranking mundial ha sumado en el presente año es Collin Morikawa (312, 2), por delante de Jordan Spieth (253,3) y Jon Rahm (248,1). Parece más que razonable, teniendo en cuenta que el californiano ha ganado en este 2021 un campeonato del mundo y un Grande, además de haber juntado otro buen ramillete de excelentes resultados.

La irrupción y el éxito incontestable y más que reafirmado de Morikawa es desde luego una de las grandes ‘contrarrevoluciones’ del golf moderno, porque confirma de manera diáfana que no hace falta ser un gran pegador para ser el mejor, contrariamente a lo que se escucha casi en cada calle de prácticas de los torneos profesionales…

Morikawa no es un gran pegador y ni siquiera se acerca a serlo. Lo sabemos todos, pero a veces conviene recordarlo y sacar el dato reciente a pasear: en este año 2021 ocupa de momento el puesto 107º en la estadística de Drive Distance del PGA Tour con una media de 295,2 yardas, o lo que es lo mismo, 269,9 metros, muy lejos de los DeChambeau (321,5 yardas; 293,9 metros), McIlroy (319 yardas; 291,6 metros) o Champ (318,9 yardas; 291,6 metros), que lideran esta tabla.

Podemos establecer una comparación muy de andar por casa todavía más reveladora: con los números del presente año en la mano, la media de distancia de Morikawa no es ni siquiera cuatro yardas superior a la de Gonzalo Fernández Castaño (291,57), Nacho Elvira (291,51) o Jorge Campillo (291,31), y tampoco supera ni siquiera por seis yardas la distancia media de Adrián Otaegui (290,18), Alejandro Cañizares (289,86) o Pablo Larrazábal (289, 21).

Es cierto que este tipo de medias a veces pueden resultar engañosas, y que en realidad cuatro, cinco o seis yardas más de distancia tienen mayor relevancia de lo que parece a lo largo de un año entero o de la carrera de un jugador. Pero una vez más el frío y simple dato, real y verdadero, también está ahí para quien quiera verlo de esta otra manera: se puede hacer camino en el golf profesional, se pueden ganar incluso Grandes, sin siquiera estar dentro del grupo de los cien jugadores más largos.

Morikawa tampoco es de los mejores pateadores, ni mucho menos. En el presente 2021 ocupa el puesto 167º del PGA Tour en la estadística de Stroke Gained con el putter  (en 2020 acabó el 128º). Sus números en Scrambling, recuperaciones alrededor de green, también son flojos (ahora mismo es el 131º). No, no es Tiger Woods, por mucho que nos empeñemos en mostrar comparativas de los logros de uno y otro según la edad, y seguramente por eso nunca veremos a Morikawa ganar nueve o diez torneos en una sola temporada.

Otra cosa es la seguridad desde el tee. No va muy lejos, pero es muy seguro (en 2021 es el 12º en la estadística de Accuracy Percentage del PGA Tour). Viene a decirnos: señores, tener la bola en juego es seguramente más importante que ir diez o quince metros más largo. Nada que no sepamos, y mejor que nadie los profesionales de máximo nivel, pero que desde luego olvidamos todos más de lo debido.

Nos acercamos a la madre del cordero en el caso de Morikawa, que por supuesto tiene que ver con sus extraordinarias capacidades con los hierros en la mano. Digamos para empezar que en la presente temporada del PGA Tour ocupa el segundo lugar en la gruesa estadística de greenes en regulación, con un 71,81 por ciento. Pero es que además en el presente año 2021 domina con aplastante superioridad las estadísticas de proximidad al hoyo desde las 125 a las 200 yardas de distancia al hoyo. En el tramo de las 175 a las 200 yardas es segundo y deja la bola a una media de 28 pies del hoyo (algo menos de 8,5 metros); en el tramo de 150-175 yardas es ahora mismo el mejor, con una media de 23 pies (algo menos de siete metros); y en el tramo de 125-150 yardas es también el mejor, con una media de 16,5 pies (algo menos de cinco metros). Hay un dato de este año que de hecho provoca estupor: de media, Morikawa las deja más cerca desde ese tramo de 125-150 yardas que cuando dispara desde el tramo inferior, entre 100 y 125 yardas, donde se va hasta los 18,4 pies.

Morikawa no entra dentro de los cien pegadores más largos, ni tampoco entre los cien mejores pateadores y sin embargo, mucho ojo al dato, a día de hoy, en el año 2021, ocupa el primer puesto en una estadística que es tan gruesa como reveladora, la de birdies average del PGA Tour, que sencillamente nos muestra la media de birdies por vuelta jugada, con un total de 4,40 birdies.

Por supuesto, el hecho de ponerse a trabajar como un loco con los hierros no garantizaría a nadie alcanzar los registros siderales de Morikawa, tanto en greenes en regulación como en proximidad al hoyo. Al fin y al cabo él traía de serie este talento, pues en su etapa amateur ya destacaba sobremanera. Pero sí cabe preguntarse, una vez más, si la distribución de horas de trabajo y esfuerzo es la correcta y adecuada en todos los casos, sobre todo en los tiempos actuales, tan obsesivos con la distancia.

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