Inicio Blogs David Durán El indescifrable y puñetero club de los primerizos

El indescifrable y puñetero club de los primerizos

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Scottie Scheffler en la ceremonia de entrega de la Chaqueta Verde del Masters de Augusta 2022. © Golffile | Fran Caffrey
Scottie Scheffler en la ceremonia de entrega de la Chaqueta Verde del Masters de Augusta 2022. © Golffile | Fran Caffrey

Acaba de ingresar Scottie Scheffler en el club de los ganadores de un solo Grande. ¿Por poco tiempo? Pues si algo merece ya este nativo de Nueva Jersey y texano por los cuatro costados es que consideremos seriamente la posibilidad de que en breve lo abandone. Es más, ahora mismo cuesta siquiera imaginar que este hombre no vaya a hacer un doblete este mismo año, porque su irrupción ha sido tan impactante como avasalladora…

Después, claro, no es tan sencillo. Cuidado con los Grandes, que los carga el diablo.

El Masters que acaba de finalizar ha sido el Grande número 459 de la historia y, contando ya a Scheffler, tenemos ya a 228 ganadores distintos de ‘majors’. Pues bien, de esos 228 ganadores resulta que 144 sólo han ganado un Grande, algo más del 63 por ciento del total. Dentro de lo exclusivo que resulta ser ganador de un torneo de este calado, este club es el más popular. Está lleno de nombres ciertamente sorprendentes y hasta de ‘outsiders’ empedernidos. Pero también de trayectorias ilustres que apuntaban (o todavía apuntan) más alto y de historias a medio terminar o incluso abruptamente finiquitadas…

El club de los primerizos tiene sus propios estamentos y niveles, faltaría más, pero sus mecanismos de ascenso y descenso son indescifrables. Este club, que jugadores como Jordan Spieth o Collin Morikawa apenas tuvieron tiempo de conocer, puede llegar a ser muy puñetero. En él, por ejemplo, entró y se ha quedado por los siglos de los siglos David Duval, uno de los pocos capaces de aguantarle la mirada sin complejos al mejor Tiger Woods en el arranque del Siglo XXI.

David Duval en el Hoag Classic 2022. © Golffile | Joe Lumaya
David Duval en el Hoag Classic 2022. © Golffile | Joe Lumaya

En este club, sin ir más lejos, lleva ya casi siete años Jason Day, un Número Uno mundial hecho y derecho que parecía destinado a clubes aún más exclusivos. Al australiano, de todos modos, todavía podemos darle margen para el retorno triunfante. También parecía que Justin Thomas duraría poquito tiempo, como Morikawa o Spieth. A él también lo habíamos colocado en la misma antesala que hoy ocupa Scheffler y allí permanece desde hace casi cuatro años. No nos cabe la menor duda de que dará el salto… Pero de momento, ahí sigue.

En este club anduvo Dustin Johnson más de cuatro años, para estupor de todos.

En el club de los primerizos peinan ya canas los componentes de una Armada sudafricana de desbordante calidad: Immelman, Oosthuizen, Schwartzel

El mismo en el que ingresaron otros como Adam Scott y Justin Rose, fantásticos jugadores de la misma generación (ambos nacieron en 1980) que ganaron su primer Grande en 2013, con 33 años, maduros al fin para los grandes retos. Ahora que han reventado el dique, alguno más va a caer, dijimos entonces. Si no unos cuantos. Lo mismo vale para Sergio, también nacido en 1980, aunque él tardara un poco más en llegar.

Adam Scott durante la ronda final del Masters de Augusta 2022. © Golffile | Fran Caffrey
Adam Scott durante la ronda final del Masters de Augusta 2022. © Golffile | Fran Caffrey

El golf es un rompecabezas irresoluble. Y la vida, para qué contar. Duval, después de luchar contra algunos traumas de infancia terribles (la muerte de un hermano) y contra su propia pulsión asocial, se sintió vacío después de ganar el Open en 2001. “¿Esto era todo?”, se preguntaba. Fin del trayecto. También lo martirizaron las lesiones. Igual que a Immelman una extraña enfermedad. Él, que había superado la terrible incertidumbre de un tumor pocos meses antes de ganar su Masters en 2008…

Webb Simpson ha jugado todos los Grandes después de su inesperada victoria en el US Open de 2012, un total de 37, pero apenas reúne cuatro top ten en estos torneos desde entonces. De acuerdo, puede que Simpson nunca haya reunido todas las capacidades que se le presumen a un mega crack, pero en 2020, anteayer, todavía terminaba el año dentro del top ten mundial. Todavía espera su despegue, diez años después.

Webb Simpson en el Masters de Augusta 2022. © Golffile | Fran Caffrey
Webb Simpson en el Masters de Augusta 2022. © Golffile | Fran Caffrey

El tiempo vuela, no espera a nadie, y alguien que ayer entraba en todas las quinielas, hoy puede haber quedado relegado a una segunda o tercera fila por las causas que sean. Ahí tenemos el caso de DeChambeau, otro primerizo.

A pesar de la insoportable levedad del golf, podemos arriesgarnos a colocar a Scheffler en el estamento adecuado dentro de este club, que no es otro que el apuntábamos al inicio: la antesala de la puerta de salida, la que da acceso al club de los doble ganadores de Grande. No queda más remedio que hacerlo en vista de su poderoso despliegue: a Patrick Reed podíamos imaginarlo ganando un Grande, e incluso más de uno, pero no juntando cuatro triunfos en menos de dos meses, incluyendo un major y un campeonato del mundo. Tampoco a Woodland o a Lowry, a Bradley o a Dufner, todos ellos con un Grande en su palmarés.

También porque a su edad (25) hasta se le puede conceder un margen de mejora, que ya es decir. Pero sobre todo porque ha demostrado en muy poco tiempo que tiene ese ‘algo’ intangible que va mucho más allá de las capacidades técnicas y que separa a los buenos de los muy buenos en la hora de la verdad. Igual que Thomas o Rahm, tarden lo que tarden en ganar el segundo.

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