El colmo de los lazos y los guiños inexplicables

El éxito deportivo de Jon Rahm, flamante Número Uno del mundo y reluciente ganador de un torneo de enorme prestigio como el Memorial, ha provocado un aluvión de datos, cifras, fechas y récords, cada cual más relevante, curioso o significativo. Y así es como debe ser, pues la dimensión de sus logros lo merece. En la España futbolera de Messi y Cristiano tampoco vamos sobrados de números unos actuales o cercanos -nunca se va sobrado de algo así- aunque de un tiempo a esta parte no falten, más bien lo contrario, comenzando por Rafa Nadal y continuando, por ejemplo, por Javier Gómez Noya, Marc Márquez, Alejandro Valverde, Carolina Marín o Lydia Valentín, entre otros nombres y por no irnos también a los Gasol, Contador, Iniesta, Alonso, Cal, Muguruza, Craviotto y un largo etcétera que se haría interminable si enumeramos a todos los campeones del mundo en deportes de equipo, tales como balonmano, baloncesto, fútbol… Pues eso, sean muchos o pocos, conviene celebrar por todo lo alto el ascenso al escalón más elevado de cualquiera de nuestros deportistas.

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Por otro lado, no hace falta ser un Número Uno oficial para ser considerado como tal oficiosamente, pero como a Jon Rahm le gustan las cuentas claras, el chocolate espeso y las historias redondas y bien pulidas, no ha tenido más remedio el muchacho que destronar a Rory McIlroy para que no quepa la menor duda ni haya que andarse por las ramas, para que se pueda decir de un modo literal y no sólo literario.

Esto de las historias redondas y pulidas en la carrera de Jon es una cuestión a la que le vengo dando vueltas desde hace tiempo, porque muchas de ellas nos llevan a una misma sospecha: verdaderamente Jon Rahm está señalado de un modo inexplicable por auténticos ‘dioses’ del golf:  Seve, Tiger, Nicklaus, Olazábal, Mickelson… Todos ellos, de un modo directo, indirecto y hasta fortuito se han cruzado con Jon, abriendo y cerrando historias de corte épico o cinematográfico.

Jon, permanentemente señalado por los dioses del golf

Jon Rahm, por ejemplo, se ha convertido oficialmente en Número Uno mundial un 20 de julio, justo el mismo día que el hombre pisó la luna hace 51 años… Está bien: a esto se le llama retorcer hasta el paroxismo una efeméride. Y con Jon no suele hacer falta este ejercicio de forzado funambulismo:

¿O no es increíble que, después de rondar el trono mundial aquí y allá en los últimos 18 meses, todo haya ido a ocurrir en presencia y bajo la ‘supervisión’ de Jack Nicklaus, el Número Uno entre los números unos en un torneo en el que Jon no hubiera estado de haberse jugado en su fecha prevista?

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¿O no es también un guiño del destino que te estrenes en un individual de la Ryder Cup ante Tiger Woods? ¿O que ganes un Open de España en el mismo campo donde Seve ganó otro, que al fin y a la postre sería su última victoria? ¿O que coincidas con José Mari Olazábal en un comedor cuando más falta te hacía, precisamente en aquella Ryder de 2018? Pequeñas y grandes historias, redondas y pulidas.

Los lazos que le unen con Seve, de todos modos, tienen más que ver con la propia y gigantesca evolución del vasco. Esa es la verdad. Si resulta que Ballesteros era el único español que había ganado el ranking europeo y había sido Número Uno mundial, no ha quedado más remedio que relacionar a ambos cuando Jon ha alcanzado tales cotas. Digamos que los dioses pueden señalarte algunas veces, pero otras eres tú quien los obligas a señalarte…

«Seguro que Seve lo vio y echó una mano con el chip del hoyo 16»

Rahm no pretende engañar a nadie ni inflar leyendas. Fue en su etapa universitaria, durante algunos tiempos muertos en la habitación de su residencia, cuando de verdad se enganchó a Seve a través de horas y horas de videos, entendió quién era, qué había significado, y deseó fervientemente emularlo hasta donde fuera posible. Aunque bien visto, tampoco está mal como arranque de un guión de cine…

Este año 2020, por desgracia, el Covid 19 lo ha revuelto todo, desencajado todo. Pero suele decirse que hasta en las guerras más cruentas el ser humano aún es capaz de disfrutar del fulgor de algún detalle en el que no habría reparado en tiempos de bonanza y paz. Así que, una vez descrito y recordado el escenario terrible en el que aún nos movemos, permítanme ahora una pequeña e inofensiva frivolidad, ya que hablábamos de guiños inexplicables, que en este caso tienen su origen en el tremendo desbarajuste que la pandemia ha provocado en los calendarios del deporte mundial.

Rahm cuenta cómo la pandemia de COVID-19 se ensañó con su familia

¿Se acuerdan ustedes en qué señalada semana solía cumplir años Severiano Ballesteros? En efecto, el genio cántabro, que nació un 9 de abril, apagaba normalmente las velas durante la semana del Masters.

Dicho lo cual, ahí va otra pregunta. ¿Sabe usted, estimado lector, quién cumple años un 10 de noviembre, día en el que este año 2020 se disputará la cuarta y definitiva ronda del Masters, por primera y última vez (esperemos) en la historia de este torneo? No busque demasiado. Es él. Jon Rahm.

Blog de David Durán

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