Inicio Blogs David Durán Momentos impagables a pie de campo (y III)

Momentos impagables a pie de campo (y III)

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Escenas muy concretas, momentos impagables de relativa trascendencia. En ocasiones, solo emocionantes, aunque su peso en la historia apenas alcance al de un grano de arena en el desierto (por otro lado, ¿cómo se pesan las emociones?). Viñetas de 2016 marcadas a fuego, la mayoría de las veces a pie de campo. O capítulos reveladores, como el primero de esta lista, que cobran todo el sentido cuando ya han sido macerados por el tiempo.

10. Seguro que hay muchos golfistas que a lo largo del año han podido sentarse más de una vez delante del espejo y decirse: «hoy no me puedo reprochar absolutamente nada. Lo he dado todo y un poco más y, a pesar de ello, no me ha llegado para ganar». Pero hay uno por encima de todos: Nacho Elvira. El español luchó como un titán contra el viento, el agua y un campo de armas tomar en el Dar Es Salam de Rabat, jugó un primer hoyo de desempate modélico, pegando la madera del año de segundo golpe… Pero Wang hizo un birdie de aquellos que salen uno de cada mil para igualarle y luego remató. Un día antes de aquello Nacho y Tengolf se habían puesto de acuerdo a su peculiar manera para no hacer una entrevista de ninguna de las maneras… (VER VIDEO).

11. Hay que ver lo especial que se siente uno cuando un español hace algo gordo o significativo en un gran torneo y los compañeros de otros países se te acercan en la carpa de prensa en busca de  información y detalles. Se me pone una carita de Paco Martínez Soria que echa para atrás. Ocurre con casi todos, salvo que los protagonistas  sean Sergio o Miguel, cuya vida y milagros traspasan fronteras.

Con Rafa Cabrera Bello me ha pasado varias veces: en Pebble Beach y Muirfield, por ejemplo. Este año, en Oakmont, la palma se la llevaba Jon Rahm, claro. No era para menos.

Cuando el vasco hizo bogey en el 15 en la segunda ronda tras hacer tres putts, llegué a decirme en voz alta: se acabó. Seguramente era mucho pedir que pasara el corte en su primer Grande y en este campo terrorífico… Siempre podré contar en modo abuelo Cebolleta que viví a pie de calle el parcial de una menos de Rahm en aquellos últimos tres hoyos, entre los que estaba, es cierto, el más sencillo del campo (17), pero también dos de los más complicados (16 y 18). Jon escribirá páginas mucho más brillantes en su carrera, a Dios gracias, pero aquello fue sencillamente irrepetible: Rahm nunca más volverá a jugar como amateur las cuatro rondas de su primer major.

12. El hoyo 1 de Royal Troon acojona. No es largo ni aparentemente complicado, pero tal y como está, ahí, pegadito a la playa… Comenzar una ronda de competición de un Open con un fuera de límites por la derecha es un marrón de cuidado. Por eso era una delicia salir a ver pegar a Sergio cada día aquel primer golpe (el tee del hoyo 1 estaba a no más de treinta metros de la carpa de prensa en línea recta). Gobernando al viento, jugándolo con audacia, metiendo el drive por el sitio… Guau.

13. Portugal Masters. Cae el sol en Vilamoura y José María Olazábal, que está disputando su segundo torneo después de casi 18 meses de ausencia, viene en el penúltimo partido de la jornada con siete birdies en el zurrón, tratando de remontar el 73 del primer día. También le ha caído algún bogey, y hasta un doble bogey, pero resulta impactante verlo luchar de ese modo, apretar los dientes, jugando por momentos un golf eléctrico, magnífico. Y hace un nuevo birdie en el 9, el octavo para rematar. Cuatro menos en el día, aunque no le llega para pasar el corte. La escena es mítica. A mi izquierda veo como José María Zamora, director del torneo, aplaude a rabiar, emocionado. También está Matteo Manassero. Y Sergio Gómez, que sigue presumiendo de su chicarrón. Chema, escuela de vida andante. Esta fue su última ronda de competición del año, espléndido preludio para el nuevo año.

14. Azahara Muñoz acude a la gala de fin de año de la Real Federación Andaluza de Golf. Aunque anda todavía convaleciente de una apendicitis, está radiante, serena. Desprende energía positiva a su paso. Meses antes, en el Open de España, no era el caso, y de todas formas se las arregló para ganarlo. Sólo ella y sus más allegados saben qué nubes negras ha tenido que espantar, pero lo celebramos tanto o más que la más grande de las victorias que adornan su palmarés.