Por Gerardo Riquelme, Redactor Jefe del Diario Marca
Bernie Eclestonne, que está a una distancia sideral del resto de patrones del deporte, amenazó hace un par de años con desplazar toda la Fórmula 1 fuera de Europa por las restricciones publicitarias del tabaco…
En realidad lo que se dibujó en la cabeza del Andy Warhol del automovilismo fue el escenario de lo que ocurrirá en el deporte dentro de unos años, no muchos. Dará igual dónde se celebre; dará igual el aforo. El espectáculo deportivo será tan elitista, tan exclusivo, que los que pasen por taquilla serán magnates que habrán aterrizado sus jets en aquel país y que habrán cogido un pack de viaje con entrada en taquilla. El resto, con los medios audiovisuales que irrumpen -todo se realizará a través del móvil, principalmente-, se conformará con seguirlo por algún soporte.
Tal reflexión no sirve para los deportes equipos, por su condición de masa social (arrojadiza en muchos casos).
Este peñazo viene a colación por la decisión del European Tour de descentralizar el golf en el Viejo Continente y extenderlo por los rincones del mundo. De los cincuenta torneos que el próximo año, la temporada que ya ha comenzado, puntuarán para la Orden de Mérito, la mitad (25) ya se celebrarán fuera del territorio europeo. Esa es la tendencia que se irá incrementando con el paso de los años porque quienes ponen el dinero, los patrocinadores, tienen ya trillado el mercado europeo y apuntan a otros enclaves. En China, por ejemplo, hay 345.000 millonarios. Que a nadie le extrañe por qué la Copa del Mundo firmó siete años con Mision Hills…
El nuevo panorama que se dibuja obliga a consolidar la idea de un Circuito Mundial, a pesar de la fuerte oposición estadounidense. En estos momentos es inviable aislar al primer país del mundo, pero tampoco es desbaratado creer en una alianza con el resto del planeta, con el emergente dinero chino y el futuro despertar de la India, que doblegue la autarquia que preside en estos momentos el Circuito Americano, donde da la sensación de que lo que no se juega en el PGA Tour ya no existe. Sólo hace falta que vean las estadísticas que se manejan.
A Europa no le queda más remedio que ofrecer un buen torneo por país, dos a lo sumo. Sólo hace falta ver que en Gran Bretaña (e Irlanda) donde el golf es religión, donde fabrican billetes de curso legal edición especial porque se retira Jack Nicklaus, ya sólo se celebran ocho torneos y nueve si el famoso Smurfit European encuentra alguien que sustituya al fabricante de papel.
