
Fátima Fernández Cano, además de una sensacional golfista profesional, es una amante de su deporte, intenta verlo todo, se fija, apunta detalles, los digiere y todo ello lo acompaña con una incipiente afición por la fotografía. Ha empezado hace poco, pero le gusta mucho, casi podríamos decir que está enganchada.
La semana pasada la golfista de Santiago de Compostela tuvo la oportunidad de viajar a Augusta y estar presente en dos de los días de prácticas del Masters. No es la primera vez que lo hace, pero sí se ha estrenado como fotógrafa.
Justo cuando se cumple una semana de uno de los domingos más bonitos del año, que acabó con la victoria de Scottie Scheffler, le pedimos a Fátima si nos puede hacer un análisis de lo que vio y cómo lo vio, a través del visor de su cámara y su pluma. La gallega accede y nos ofrece este otro interesantísimo análisis del Masters en siete flashes desde su ángulo particular e intransferible.
1.– Augusta es increíble. Da igual cuantas veces te digan lo increíble que es, vas y es diez veces lo que te imaginas. No hay una hoja, una brizna de hierba, nada, fuera de lugar. Todo funciona a la perfección. Desde los puestos de comida, hasta la tienda. Colas enormes que desaparecen en nada. Pura magia (o dinero a montones).

2.– La obsesión por el merchandising es real. El martes llegué al campo a las siete de la mañana y casi no había aparcamiento. La cola para acceder a la tienda llegaba hasta prácticamente la entrada. Eso es más o menos el tamaño del campo de prácticas. Y la gente la espera, y la gente se compra los gnomos para el jardín (o para venderlos en eBay, no se sabe), pero dentro es como un parque de atracciones. No puedes irte sin la gorra o el polo, para ti y todos tus compañeros.
3.– Las cuestas. Una vez más, da igual cuantas veces me digan: en la tele no se ve nada las cuestas comparado a lo que es (lo mismo con los greenes). Tienen razón. Empezando por el hoyo 1 en cuanto entras, o la salida del 10 (ahí se entiende el draw que tienen que pegar y la bajada que tiene), o el 9, lo elevado que es el green y los runoffs que se despliegan. Por ejemplo, en directo se ve súper bien lo complicado de la sacada de búnker de Morikawa el domingo, cuando intenta apurar demasiado y se le queda en el búnker de nuevo. Me encanta haber visto lo complicado de los golpes en persona para después apreciarlos mejor en la tele.

4.– Tiger sigue teniendo algo. Da igual lo que haga el finde. Mucha gente se queda con que pasa corte y así da un algo de esperanza de que va a volver a ganar (muchas dudas pero con él quien sabe…). Verlo en persona también es espectacular. Tuve la suerte de estar muy cerca de él en el tee del 9, a unos tres metros de distancia y desprende un algo que nadie más tiene. El público que atrae (entre los que tengo que incluirme) en una vuelta de entrenamiento es alucinante.

5.– La gente en Augusta es feliz. Sí, entiendo que en general, si pasas un lunes o un martes en el campo de golf en lugar de estar en la oficina pues vas a estar feliz. Pero aquí hay algo diferente en mi opinión. No sé si es la ausencia de teléfonos móviles que te hacen estar ahí en el momento y más presente o que será, pero la gente tiene un humor especial, habla más, se relaciona más.
6.– Scottie es imparable y con presión los segundos nueve hoyos del domingo son muy buenos. Los golpes que pega en el los segundos nueve del domingo son espectaculares. No ya la cantidad de greenes en regulación que coge (que si no me equivoco no estaba entre los diez primeros del Masters), sino sus estadísticas en cuanto a proximidad a bandera… o lo bien que falla en general… o lo fácil que hace el juego corto… Muchos esperábamos que el único modo de que no se vistiera de verde el domingo era si el baby decidía llegar antes de tiempo.
7.– Olazábal es increíble. No hay mucho más que se pueda decir.