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El VAR emocional de Tiger Woods

El regreso de Tiger Woods nos plantea cuatro preguntas

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Tiger Woods. (© USGA via Golffile)

Si hay un deportista de cuyo regreso a la alta competición no se puede dudar, posiblemente ese sea Eldrick Tont Woods, uno de los golfistas más seguidos, admirados y observados de toda la historia de este deporte.

No es ninguna exageración decir que entre los ejemplos de resiliencia que nos encontramos en el deporte a diario, el caso de Tiger es uno de los que más llama la atención, incluido a los psicólogos del deporte, siempre ávidos de explorar y analizar los “por qué” de los comportamientos de los deportistas.

Aunque al jugador californiano no es necesario presentarlo, ni en cuanto a triunfos deportivos ni en lo referido a sus asuntos personales complejos, sí parece interesante hacer mención de algunos hitos, para entender mejor de qué pasta está hecho.

Comenzó a jugar con tres años, es decir, casi empezó a andar con un palo de golf en la mano. Ya con 21 ganó el Masters de Augusta; fue el jugador más joven en hacerlo.

En 2006 perdió a su padre, figura relevante en su carrera, y en el año 2009 sufrió un comentado accidente de coche, justo en una etapa convulsa de su matrimonio. En ese mismo año, anunció su retirada indefinida, aunque al año siguiente regresó de nuevo.

La espalda no ha dejado de jugarle malas pasadas, pasando por el quirófano varias veces. En 2014 dejó de competir de nuevo hasta finales del año 2016. Esto no duró mucho, porque el quirófano, o más bien su espalda lo reclamaron nuevamente. Fue 2018 otro año de regreso a los campos.

No tardó mucho en demostrar que el Tigre había vuelto, ganando en 2019 otro Major (15). Sin embargo, parece ser una persona nacida para generar noticias -buenas o malas- y este mismo año sufrió un nuevo un accidente de coche, que casi acaba con el jugador… y con la persona.

Hace unos días, sorprendía de nuevo con unas imágenes golpeando nuevamente una bola de golf, aunque quizás la sorpresa ya no lo es tanto.

¿Te haces un poco más a la idea de quién es este jugador? Sí, es un superviviente, un tipo que se hizo a sí mismo, que con 26 años ya fue capaz de escribir un libro para enseñarnos a todos “Cómo jugar al golf” y que recuerda mucho al Ave Fénix.

Apliquemos el VAR emocional para conocer un poco más a este jugador excepcional, asumiendo que dicho análisis está limitado sólo a la información que se conoce a través de los medios, debiendo por ello ser muy cauto a la hora de llegar a conclusiones que puedan parecer definitivas.

¿Tiene Woods “un mal de ojos”?

Debería partirse de la creencia de que tal cosa es posible, es decir, asumir que este jugador ha sido maldecido por alguna persona o fuerza superior, provocando que le ocurran sucesos negativos en su vida.

No entraré a valorar tal creencia, aunque sólo basta con recordar que la Psicología es una ciencia que estudia el comportamiento humano, tanto el observable como el interno, y que los análisis realizados se basan en estudios contrastados.

Si revisamos algunos acontecimientos negativos de Eldrick, lo mismo caemos en la cuenta que los accidentes y los conflictos maritales tuvieron un mucho de malas decisiones y un poco de mala suerte, o sea, que no debemos perder de vista que nuestras conductas tienen consecuencias, tanto para nosotros como para nuestro entorno.

Esto es algo obvio, pero se suele olvidar, especialmente en el mundo del deporte, en el que se realizan atribuciones externas con mucha frecuencia.

¿En qué se apoya Tiger para regresar a los campos?

Seguro que son varios los motivos, como para cualquier persona; sin embargo, es posible que en su caso destaque uno por encima de todos: su PASIÓN por el golf. No olvidemos que lleva jugando casi desde que nació, es lo único que ha hecho y, además, ha logrado grandes éxitos e importantes ingresos, hasta el punto de ser cada año uno de los deportistas mejor pagados.

Además, entiendo que hay una motivación extra que quizás tenga muy presente: llegar a ser el golfista con más Grandes de la historia, estando ahora cerca del gran Jack Nicklaus.

¿Qué sería de su vida si no volviera a practicar golf?

Complicada pregunta que me hago yo mismo, pero considerando lo anterior, el abandono definitivo -incluso desde el punto de vista sólo del ocio- de este deporte, lo situaría en un punto difícil de su vida, en el que tendría que reinventarse y orientarse hacia otros campos, que podrían ser de golf desde la narración o diseño, o bien moviendo sus intereses hacia otros mundos por explorar.

Obviamente desconozco a qué dedica Tiger su tiempo libre, algo que también se pregunta José Luis Perales en otros términos, pero sospecho que el golf ha ocupado una parte enorme en su día a día, porque la excelencia de su juego, sus recuperaciones y sus logros no vienen porque esté tocado por la varita mágica, sino porque se deja muchas horas de entrenamiento en el campo.

Esto último, como pasa con las personas que se jubilan, lo sitúa en un punto en el que su primera meta debería ser- llegado el caso- buscar nuevos retos, deportivos o de otro tipo, a poder ser lejos de los coches.

Respecto a sus dolores emocionales, ¿tanto influye en un deportista de élite una pérdida vital o de pareja?

Es el gran error que se comete al creer que los deportistas son súper personas, blindados al dolor emocional, capaces de aislarse de cualquier circunstancia negativa que les rodee. Afortunadamente, estamos entrando en una nueva etapa de sensibilidad y comprensión hacia ellos y ellas, deportistas en general, entendiendo que sufren igual que el resto de los mortales y que las funciones cognitivas como la concentración, la memoria, la atención, la orientación, las habilidades visoespaciales y otras se ven afectadas, con la consiguiente influencia en su rendimiento.

Perder a un padre o pasar por una crisis importante de pareja no es cualquier cosa. Tambalea el mundo de cualquier persona, aunque sea un tigre.

Por cierto, con sus lesiones de espalda se es más tolerante, porque era fácil llegar a la conclusión de que, si ésta no estaba al 100%, la productividad del jugador se vería afectada.

Olvidamos que una espalda perfecta con un cerebro funcionando a medio gas, no es una combinación ganadora, en el deporte o donde sea.

¡Tiger, recuerda que sólo los gatos tienen siete vidas!

*Manuel Salgado es psicólogo deportivo que, entre otras ocupaciones, trabajó en el Sevilla Fútbol Club.