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Jorge Parada desvela los secretos de la mente que acompaña a Bryson DeChambeau

Así es el hombre que se esconde tras la revolución de Bryson DeChambeau

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Chris Como, junto a Bryson DeChambeau.

Hace unos meses, en parte por la situación mundial generada por el COVID-19 y por otra para reforzar la idea de que en toda crisis siempre florece el éxito de algunos, Chris Como decidió convertir el salón/comedor de su casa en Dallas en un laboratorio de golf con la tecnología mas avanzada del mundo. El objetivo era  continuar con su trabajo de investigación y de coaching con sus jugadores mediante los sistemas más vanguardistas del mundo. Sí, han leído bien. En el salón de su casa. Quitó la televisión, la mesa del comedor, las sillas, los cuadros, todos los muebles, las fotos de familia, el certificado del graduado escolar, lo dejó diáfano y comenzó a comprar equipos de última generación.

Lo primero que instaló fue la tecnología de GEARS. Esta es la empresa más puntera que existe en el mercado a la hora de analizar el swing en 3D y recopilar la información necesaria para llevar a cabo un buen análisis biomecánico. Es también el único sistema a la venta capaz de analizar con extremada precisión los milímetros de droop en la varilla del palo durante el swing y el impacto. Esta misma tecnología de captación óptica es utilizada en videojuegos de EA Sports desde hace años. El jugador se viste con un traje especial que lleva unos marcadores y se genera un avatar que registra todos y cada uno de sus movimientos.

Poco después compró el GASP Lab. Se compone de dos plataformas (una para medir cada pie individualmente) que identifican básicamente las fuerzas y presiones creadas contra el suelo durante el swing. Del mismo modo, adquirió varias cámaras de alta velocidad para grabar en dos dimensiones, una red para pegar bolas, una esterilla, colocó una alfombrilla de las que se utilizan en pilates debajo de la esterilla para darle más estabilidad, adaptó su trackman e incluso instaló una canasta de baloncesto y una portería de hockey sobre hielo para aprender de otros atletas cómo ellos generan potencia en sus deportes y después aplicarlo al golf. En definitiva, un centro de alto rendimiento de vanguardia en la salita de estar.

El precio de toda esta instalación puede rondar fácilmente los 100.000 dólares, sumando igualmente la instalación de un gimnasio básico. Todo esto que les cuento ya lo tenía Como en el club de golf donde ejerce director de instrucción, pero quería hacer una réplica en su casa para poder investigar también en sus ratos libres y, por supuesto, trabajar con más tranquilidad con sus jugadores. Aquí es donde Bryson DeChambeau ha pasado una buena parte del tiempo los últimos meses durante el confinamiento.

Yo he tenido la fortuna de llegar a conocer bien a Chris, el hombre que se esconde tras la revolución de Bryson DeChambeau. En nuestros inicios en el PGA Tour ayudando a diferentes a jugadores coincidimos en torneos y como éramos de los más jóvenes cuajó una buena relación. El salón de su casa en Dallas es sólo un ejemplo de cómo vive su profesión este coach. Es una persona extraordinaria tanto en su manera de pensar como en su forma de vivir. Sin duda, una de las mentes más inquisitivas del golf. Su obsesión siempre es ir más allá, investigar al máximo, derribar muros, explorar aquellas partes del swing de golf y del juego que otros, a veces, ni siquiera llegaron a cuestionarse. Y, sobre todo, se hace muchas preguntas, por descabelladas que puedan parecer, y trata de encontrar respuestas ya sean a favor o en contra de sus creencias e hipótesis. Sin prejuicios. 

DeChambeau, un dolor de cabeza para los rectores del golf

Hay una anécdota que puede explicarnos la manera se pensar de Como. Hace muchos años, cuando Chris estaba todavía creciendo como profesor de golf y estudiando, un amigo le comentó en broma que era un perro verde, ya que había decidido gastarse el poco dinero que iba ganando en comprarse un trackman valorado en 25.000 dólares mientras seguía conduciendo su coche de 3.000. Su amigo narró la historia como una chanza, ya que Como nunca lo habría mencionado. No tiene apego a las cosas materiales, lo que más le divierte es investigar y probar. Ensayo y error. Es muy accesible y le dedica el tiempo que haga falta a hablar con gente que le pueda ayudar a descubrir algo nuevo o que quiera aprender algo y hablar sobre golf. No hay nada que le haga disfrutar más que una nueva teoría o hipótesis. Si no está de acuerdo, la discute, siempre con datos y de manera científica, pero escucha a todos y de cada charla saca algo que puede aplicar en el futuro.

Cuando se instaló en Dallas procedente de Los Ángeles, una de las primeras cosas que hizo fue ponerse a trabajar con el doctor Kwon, que impartía un grado de biomecánica del deporte en la Texas Women University. Rápidamente se dio cuenta de los enormes beneficios que podría tener su aplicación al golf. Ahora mismo, cualquier entrenador de golf que se precie tiene conocimientos y estudios de biomecánica, pero Chris lo hizo hace años, cuando muy pocos profesores había profundizado en este asunto.

Algo inhumano, algo bochornoso y dos anécdotas en un vestuario saudí

Durante estos inicios con Kwon, Chris aspiraba a entender exactamente y poder explicar visualmente cómo era que el suelo ejercía una fuerza opuesta a la que el golfista realizaba durante el swing haciendo que diferentes partes del cuerpo se moviesen en la secuencia correcta. El meollo del asunto, muy a grosso modo, es que Kwon le explicaba que en el swing de golf, las caderas giran a la izquierda (en el caso de los diestros) gracias a fuerza ejercida por el cuerpo contra el suelo en dirección opuesta. Si no existiera esta resistencia, las caderas y los pies girarían hacia la derecha cuando el palo de golf realizase la bajada.

Obviamente, Como quería llegar a entender y ver en profundidad esta teoría. Deseaba saber cómo funcionaban realmente las fuerzas opuestas aplicadas en contra del suelo (el pensamiento primario de la gran mayoría de población de golfistas amateurs, incluso hoy en día sería que las caderas giran a la izquierda porque nosotros las hacemos girar a la izquierda y punto). Sin embargo, Chris fue más allá. Quería realizar su propia comprobación de esta teoría para entenderlo mejor. Así, buscó la forma mas sencilla de ver qué pasaría si se hiciera un swing sin suelo. De este modo, nació un vídeo famoso que circula por las redes y en youtube. Chris su subió a un trampolín olímpico de una piscina con un palo de golf, saltó y realizó un swing en el aire durante su caída… Ahí se dio cuenta de que las caderas, efectivamente, giraban a la derecha cuando el pecho, los brazos y el palo se movían hacia la izquierda.

 

Chris trabaja en el campo de golf Dallas National cuando no está de viaje y Bryson DeChambeau decidió fijar allí su residencia después de haber cursado sus estudios en la Southern Methodist University, situada precisamente en Dallas. Así, de una manera casual, llegaron a conocerse algo más y comenzaron a tener conversaciones sobre golf y el swing, intercambiar opiniones y una cosa llevó a la otra.

Podcast US Open: ¿Qué se puede copiar del método DeChambeau?

DeChambeau siempre se ha interesado por la ciencia, la tecnología y la estadística. Ya en su época amateur, cuando ganó el US Amateur y la final de la NCAA , trabajó con Scott Fawcett, uno de los principales expertos en estrategia, estadísticas aplicadas al rendimiento golfístico y la utilización de eso datos y las dispersiones naturales de cada jugador para determinar qué plan de juego seguir en cada campo de Estados Unidos. Fawcett fue el primero que analizó y recogió en unas hojas de excel todos los golpes que se han realizado en el PGA Tour desde que en 2004 se implantó la tecnología shotlink, un sistema de recogida de datos de cada tiro que se realiza en los torneos con la idea de poder estudiar exactamente qué hacen y cuánto aporta cada parcela del juego a los resultados de cada jugador. Scott da mucho crédito a Mark Broadie (el creador de la estadística utilizada por el PGA Tour llamada Strokes Gained). Con estas mediciones se puede explicar por qué y cómo los jugadores ganan golpes al resto en según qué parte del juego.  

Hace pocas semanas Fawcett tuvo un cruce de opiniones serio por redes sociales con Brad Faxon. El veterano golfista de 59 años, ganador de ocho torneos del PGA Tour y considerado uno de los mejores pateadores del mundo en su época, aseguró que no le parecía bien que se inculcara a los golfistas la idea llevar un registro de sus estadísticas, ya sean jóvenes o profesionales. Faxon defiende que el golf debe ser más de ‘feeling’ y que el jugador sabe exactamente dónde puede mejorar y qué le hace bueno. Fawcett, como era de esperar, le replicó con datos. Le recordó uno de sus comentarios habituales en las retransmisiones televisivas de los torneos. Más o menos, Faxon venía a decir que la clave de su éxito en los greenes era que cuando pateaba bien era extremadamente agresivo y que la mayoría de sus putts, si no entraban, se pasaban tanto que tenía que marcarlos porque se dejaba una distancia de vuelta respetable. Pues bien, Fawcett (con ayuda de Lou Stagner, famoso por ser uno de los mejores analizadores de información en el golf) sacó sus datos en los años que Faxon fue uno de los mejores pateadores del PGA Tour (cuando existía shotlink) y resulta que sus putts se quedaban cortos en un porcentaje similar o superior a los peores pateadores del ranking. Es decir, no era tan agresivo como pensaba. Fawcett ya no trabaja con DeChambeau de manera directa, pero sí tiene una relación muy estrecha con Como y continúa trabajando con muchos jugadores. Al menos veinte estuvieron en el pasado US Open de Winged Foot. (vease la hoja de Faxon abajo).

DeChambeau hace Grande su modo de entender el golf

La penúltima revolución de DeChambeau, y lo digo así porque intuyo que habrá más, empezó un día que le dijo a Como que quería subir su velocidad de palo para conseguir mayor distancia desde el tee, ya que destectó en esto una oportunidad para ganar en opciones de birdie y bajar en bogeys. Su objetivo era subir masa muscular, peso, y a la vez desarrollar su swing de una manera que todo fuese mejorando al mismo tiempo y en conjunto, siempre con una buena comunicación con su entrenador físico, su nutricionista, su profesor de toda la vida, Mike Schy, y Chris Como. Cuando éste comprobó que DeChambeau estaba totalmente convencido le dijo que sí, que lo harían, pero con un plan perfectamente diseñado y estructurado en diferentes fases y rodeado de los expertos en cada parcela. Una de las cosas que Chris, de manera muy prudente, le explicó a Bryson es que ya era un gran jugador con victorias múltiples y top 20 del mundo, por lo que la única manera de hacer este cambio era almacenando vídeos y datos específicos de su swing en aquel momento (pretemporada 2019/2020). La idea era dejar un rastro de migas de pan por si no funcionaba el ‘experimento’ y hubiera que volver atrás.

La clave de bóveda del trabajo que han hecho con DeChambeau es que ha sido evolucionando su swing al mismo tiempo que ha evolucionado su cuerpo. Es decir, no han esperado a que ganase toda la masa muscular y después hacer los cambios (como desafortunadamente pasa a menudo con golfistas que cambian su cuerpo de manera rápida ya sea para perder peso, ganarlo, o subir en fuerza, velocidad, y potencia). El estudio previo que han realizado ha sido inmenso, han visto cómo iba a responder su físico con este cambio imponente y, al mismo tiempo, han desarrollado los ajustes que había que ir realizando en el swing. Había que ir adaptando el movimiento al desarrollo muscular para no crear un monstruo que se volviera ingobernable.

«La ciencia me sirve para validar lo que siento y lo que veo»

Lo tienen todo pensado y calculado. Hay más fases por delante. Llevan tiempo entrenando con la varilla de driver de 122 centímetros (48 pulgadas es el tamaño máximo permitido). Sólo la pondrán en juego cuando realmente se note cómodo y pegándole con la dispersión necesaria para poder tomar ventaja. No están lejos. El objetivo era llegar al Masters de Augusta pudiendo pegar drives de 400 yardas desde el tee en un momento puntual y necesario. El tiempo apremia y veremos si lo consiguen, pero desde luego no será por falta de planificación o  trabajo.

Otro detalle más de la pasión que Chris Como siente por la investigación. Él siempre ha sido embajador de la marca Nike y cuando la empresa americana decidió dejar de fabricar palos y bolas tuvo que buscar una alternativa. Se reunió y estudió todas las marcas y se acabó yendo con PING porque era la única que piensa de la misma forma que Como. De hecho, el vicepresidente del departamento de ingeniería de la marca de Arizona es Paul Wood, un estudioso que ha dedicado los últimos 15 años de su vida a trabajar en proyectos relacionados con la física del vuelo de la bola y la relación entre el contacto del palo con la bola y agentes exteriores. Uno de ellos, por ejemplo, era saber cómo respondían las estrías de los wedges en el rough ante un cierto grado de humedad en diferentes golpes a diferentes velocidades del palo y con diferentes lofts. PING realizó la prueba con miles de bolas y un robot y sacaron los datos precisos.

En el aspecto personal, Como es discreto y hace bandera de la vida saludable. Difícil, si no imposible, será verlo comiendo comida procesada o poco saludable. Jamás bebe alcohol y el agua que compra siempre está embotellada en cristal, ya que hay estudios que dicen que el plástico deja residuos en el agua con el paso del tiempo.

En definitiva, DeChambeau sería el zapato y Como es su horma perfecta. Así es el otro genio que se esconde tras la revolución de Bryson.