Cayetana Fernández García-Poggio era poco conocida en Estados Unidos. Ya le han puesto cara al otro lado del charco, donde se mudará este verano para enrolarse en Texas A&M, después de su sensacional puesta en escena en el Augusta National Women’s Amateur (ANWA), la cita que reúne a las mejores aficionadas del mundo. La madrileña (-2), sexta del ranking planetario, tenía que demostrar en el Champions Retreat, donde se han celebrado las dos primeras jornadas, no sólo que su juego es excelente, sino además hacerlo rodeada de muchas golfistas habituadas a competir casi cada semana en la NCAA y, por si fuera poco, sacar con nota la prueba de haber sido emparejada miércoles y jueves con Rose Zhang, la jugadora que domina con mano de hierro el ranking mundial, y con Saki Baba, tercera del planeta. Ahí es nada.
Cata estuvo a la altura de las circunstancias. Sin duda. Fue la única española de las cuatro en liza que pasó el corte y que competirá el sábado en el majestuoso Augusta National, donde se citarán las 31 golfistas que superaron la criba. Marcha sexta (curiosamente su puesto en la clasificación mundial) y aprovechó que el sol reinó en el campo de Georgia, tras retrasarse una hora la salida por la niebla, para completar una gran tarjeta de 69 (tres bajo par) y, como dijo al final de su vuelta, regalarle a sus padres y su hermana Gabriela, su caddie esta semana, los 18 hoyos finales en el Augusta National.
Había que hacer pocas en la segunda ronda. De hecho, hubo 28 golfistas que jugaron bajo par y en la víspera sólo 12. Cata cumplió su cometido a las mil maravillas gracias a su acierto con el putt. Ha ido a disfrutar y da fe de que lo está haciendo. Y eso que a su birdie inicial del 1 le siguió en el 3, primer par 5 del día, un duro doble bogey. Con parsimonia y templando los nervios, incluso charlando con Rose Zhang sobre temas escolares, la madrileña de 17 años (cumple 18 el martes) embocó tres putts de birdie en el 5, 7 y 8, sólo emborrados por un error en el 6. Pero la cosa iba marchando. Firmó cinco pares antes de darle otro achuchón a su putter y anotarse dos birdies más en el 14 y el 16. Pegó un tirazo en el par 3 del 17, pero el golpe cuesta abajo a cinco metros perdió pronto la línea. Y al 18 no le pudo birlar otro impacto al campo después de dejar su segundo tiro a la entrada del green. Aun así, se graduó con nota alta los dos primeros días del ANWA y querrá, cómo no, pelear por un puesto en el podio.
El primer escalón está demasiado lejos porque lo de Zhang (-13) no tiene nombre. Bueno, sí: imperial. La estadounidense de Stanford ha venido con un desafío entre ceja y ceja: ganar el único torneo amateur que aún se le resiste y, probablemente, dar el salto a profesionales más pronto que tarde. En sus cuatro primeros hoyos, Zhang ya había sumado tres birdies y en el nueve hizo eagle para batir el récord del torneo en el primer tramo del recorrido. Demostró que es un humana con su único error en 36 banderas, concretamente en la duodécima, pero ella va a lo suyo, a ligar un birdie tras otro, como logró en el 14, el 16 y el 18. Si el miércoles hizo -6, el jueves -7. Quien pueda, que la coja porque ella juega a otra cosa. De momento.
La zurda sueca Andrea Lignell (-8) y la estadounidense Jenny Bae (-7) son las únicas que por ahora ponen en peligro el triunfo de Zhang. La jugadora de la Universidad de Mississippi se embolsó un -3 y la golfista de Georgia, -4. La yanqui Gianna Clemente, de sólo 15 años (la más joven en pasar el corte en las cuatro ediciones del ANWA), demostró por qué es una de las jugadores con mayor proyección colocándose en la novena plaza con -1, igual que la colombiana María José Marín, primera sudamericana en acceder a la ronda final. Algunas de las favoritas fueron apeadas del torneo, como Ingrid Lindblad (+8), segunda del ranking mundial, Rachel Kuehn (+9), cuarta del planeta, y las dos últimas campeonas, Anna Davis (+4) y Tsubasa Kajitani, última con +18.
Sí podrán divertirse en la ronda de prácticas de este viernes en el Augusta National, aunque no será lo mismo que competir el sábado, día en el que tampoco estarán las otras tres representantes de la Armada. Especialmente cruel fue lo que le ocurrió a Carolina López Chacarra (+3). La madrileña de Wake Forest se quedó sin pasar el corte por tercera vez consecutiva por una dolorosa corbata en el hoyo 18. Le valía el par para estar con las mejores en la ronda final y la bola le jugó una mala pasada, un mazazo del destino. Y eso que se había recuperado bien de un doble bogey en el 3 y de un bogey en el 4; pinchó también en el 8 y el 16, pero atrapó birdies en el 6, 9, 11 y 17 (este último gracias a un gran hierro y un estupendo putt), pero le cayó ese fatal error en el 18. Lástima.
Julia López Ramírez (+4) y Carla Tejedo (+9) también dijeron adiós a sus aspiraciones. La malagueña de Mississippi State debía remontar tras su cuatro sobre par del primer día y a las primeras de cambio, en el 1 (empezó por el tee del 10), firmó un doble bogey. Había que seguir remando porque en el 2 hizo un bogey. Entonces se serenó y ya no hubo más fallos, sólo aciertos en el 6, 12 y 18. Fue una pena que a la mejor pegadora del ANWA de largo se le escaparan vivos otros dos pares 5. Se quedó a dos del sueño de Augusta. La castellonense de Louisiana State necesitaba un vueltón para acceder a un puesto con las 30 mejores y empatadas. No lo consiguió, pero sí estuvo mucho más atinada que el miércoles. Embocó tres birdies en los primeros nueve hoyos, aunque neutralizados por otros tantos borrones, mientras que en los segundos duplicó el número de errores, cuatro, que el de aciertos, dos, para un total de dos sobre par en el día. Seguro que Julia y Carla tratarán el próximo año de volver al Champions Retreat y sacarse el billete para el Augusta National. Esta vez sólo Cata se paseará el sábado por el magno campo de Georgia.
