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Ahora acabo una vuelta de golf y, juegue bien o mal, digo: «esta soy yo»

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María Parra, tras ganar esta temporada en el Symetra Tour.

Saludos a todos desde Pratville, Alabama. Este viernes arranca la primera de las tres finales que nos quedan en el Symetra Tour para conseguir la tarjeta del LPGA. Ya sabéis, tenemos que acabar entre las diez primeras del ranking y yo voy en el puesto 18º. Ahí, al acecho. Un último esfuerzo.

El de esta semana es un campazo, no muy largo, pero en unas condiciones increíbles. Los greenes son grandes, moviditos y muy rápidos. Me gusta muchísimo. A ver qué tal se nos da…

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El torneo de hace dos semanas, el último que jugamos, fue una pena. Estaba peleando por la victoria y se me escapó con un bogey doloroso en el hoyo 16, par 5. No estaba segura con el palo desde la calle, tenía dudas, había viento y se me quedó un putt bastante largo… Acabé con tres putts dolorosos. Después, en el 17 la dejé bastante cerca, a unos tres metros, y me hizo corbata de 360 grados y en el 18 cais la metí para birdie… Pero bueno, estoy muy contenta con el resultado, acabé tercera, con el juego y la actitud. Luché hasta el final porque no salí jugando muy confiada. Era uno de esos días. No estaba el swing igual de fuido que en las rondas anteriores… Así, en el tee del 12 me paré y dije: tienes que apretar… y saqué tres birdies seguidos. Muy orgullosa de eso.

Cogí bastantes puntos y subí tres puestos en el ranking. Ahora hay que rematar la faena en los tres torneos que restan, dos de 175.000 dólares y uno de 250.000. Más o menos calculo que me faltan unos 20.000 puntos para acabar entre las diez primeras, aunque después también depende de lo que hagan las demás. Sea como fuere, el objetivo es jugar como hasta ahora, sin pensar nada diferente, a coger muchas calles, a dar muy buenos golpes, como llevo todo el año. Eso sí, ya os anuncio que lo que me he asegurado es ir directa a la Final de la Escuela del LPGA Tour, y eso es una gran noticia. Lo conseguimos en el último torneo Fátima Fernández Cano y yo, nos miramos en el aparcamiento antes de irnos del campo y nos dijimos: “lo hicimos”.

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Me gustaría dejaros algunas reflexiones sobre la temporada, cosas que me han ayudado, cambios de chip y algunas ideas sueltas que, por qué no, podrían inspirar a otros. Está siendo un año muy bueno. Estoy jugando bien desde el principio, muy confiada en mi juego… En invierno practiqué muchísimo en todas las parcelas y estoy viendo los resultados.

De todos modos, siempre entrenamos mucho, así que lo más importante es la experiencia que he ido acumulando en los dos primeros años. Es mi tercera temporada como profesional y la verdad que todo me vino muy rápido y muy grande, con la tarjeta del LPGA nada más pasarme a pro. Es complicado dar ese paso y, además, yo intenté compaginarlo con el Ladies European Tour y eso sólo empeoró el asunto.

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Todo aquello me ha dado mucha experiencia. Me ha enseñado a estar tranquila en el campo y saber que si juego bien pueden venir buenos resultados, sin tener que pensar en ellos.

El pensamiento antes era que tenía que jugar bien como fuera o, más bien, tenía miedo a hacerlo mal. Y así es imposible. Este año de nuevo estoy jugando como cuando era amateur. Claro que me pueden salir cinco bogeys, así es mi golf, pero también puedo hacer siete birdies. A mí me gusta arriesgar y buscar la bandera, dejarla cerca y hacer birdies. Sin embargo, los dos años anteriores jugaba a no fallar, con miedo. Cuando terminaba la vuelta me paraba, repasaba lo que había hecho y me decía no soy yo. Igual había hecho mucho pares y llegó un momento en que una vuelta de +1 ó +2 era buena. Este año no. Este año significa que ha sido mala. Claro que han salido vueltas de +8 esta temporada, como me salían cuando era amateur, pero también me salen muchas de cinco y seis menos. Ese es mi golf. Con el que me identifico y con el que estoy cómoda.

Ahora salgo al campo sabiendo que puedo jugar bien. Estoy encima de la bola y sé que la puedo dejar cerca. No hay tantas dudas.