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Blanca Fernández relata su experiencia como campeona de conferencia y en su etapa en Texas A&M

Las lágrimas del coach y los duelos al ping pong con la cenicienta del Masters

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Blanca Fernández
Blanca Fernández abraza a Gerrod Chadwell, coach de Texas A&M, tras la victoria en semifinales de la SEC.

La quincena de ensueño de los Fernández García-Poggio. Parece un eslogan de un gran almacén pero es así. Entre el sábado 1 y el domingo 16, sólo ha habido parabienes para la familia madrileña. Primero fue Cata, la menor de las tres hijas, quien se graduó con sobresaliente en el Augusta National Women’s Amateur con un cuarto puesto y un cierre de torneo de quitar el hipo; después, hace dos días, Blanca (Madrid, 17-1-2001), la mayor de las hermanas, se coronó con sus compañeras de Texas A&M con el título de conferencia de la SEC hace sólo dos días después de ponerse el traje de superheroína en la víspera remontando su semifinal y dando la victoria, y el pase a la final, a las aggies. Desde el campus de College Station, donde hincan codos alrededor de 77.000 estudiantes, tras su vuelta de Birmingham (Alabama), charla distendidamente con Ten Golf.

La actualidad manda y lo suyo es empezar por la segunda corona de la SEC para Texas A&M (la primera fue en 2015). «Este triunfo significa bastante porque hemos estado esforzándonos para esto y, cuando lo consigues, la motivación y la esperanza suben mucho. Además, yo he jugado muy bien y me he notado bastante cómoda con mi juego bajo presión. La seguridad me ha aumentado», arranca Blanca, que anuncia futuros homenajes en el campus para honrar al equipo por el éxito cosechado: «Nos harán varias cosas pero a lo largo del año. Supongo que en el siguiente semestre saldremos al campo de fútbol americano delante de toda la universidad y habrá varios más reconocimientos, seguro. En Estados Unidos son bastante detallistas reconociendo logros», subraya. De hecho, el tirón del deporte universitario allí no tiene parangón en otro lugar del mundo; de ahí que «la universidad le da mucho valor a toda la parte de athletics. Hay mucho dinero invertido y muchas personas que aportan a los distintos programas para que se hagan mejores y den más nombre a la universidad».

«Supongo que en el siguiente semestre saldremos al campo de fútbol americano delante de toda la universidad»

Fue decisiva Blanca en su duelo de semifinal contra Mathilde Claisse (South Carolina) para sellar el billete a la final al forzar el desempate y ganar en el quinto hoyo del playoff: «Al principio, cuando iba tres abajo, estaba un poco ansiosa porque lo estaba viendo complicado. Pero en el siguiente hoyo pensé que tenía que que seguir dando golpes e intentar hacerlo lo mejor posible; si gano, genial y si no, por lo menos lo he intentado. Eso y el siguiente birdie que hice me ayudaron a cambiar mi mentalidad y verme con más esperanzas». Admite Blanca que vivió una montaña rusa emocional al remontar un choque tan trascendental: «Ganar ese partido me hizo sentir muy bien porque tuve bastante presión durante todo el playoff y, cuando vencí, la adrenalina se me bajó y me sentía de maravilla. Son sensaciones que se tienen pocas veces en la vida pero son muy adictivas. Es lo que hace querer seguir jugando incluso cuando las cosas no salen».

Blanca Fernández
Blanca Fernández golpea la bola con el putter en la final de conferencia.

A quien se le pusieron los pelos de punta fue a Gerrod Chadwell, su entrenador: «Vino y me dijo ‘los has conseguido’, me dio un abrazo y se puso a llorar». Lógicamente, le supo mal a la madrileña caer en su duelo de match play de la final contra Abbey Daniel, porque no le salió nada, pero el triunfo colectivo solapa el revés: «Me molestó bastante, sí, sobre todo porque en algún momento perdí la concentración y empecé a cometer errores que nunca tengo. El match fue malo porque ambas íbamos haciendo bogeys. Me fastidió más por eso. Hubiera ganado de sobra haciendo sólo pares. Es verdad que luego todo lo solapó la victoria colectiva porque la competición era por equipos, no individual. Y al final se me acaba olvidando pero sí me hubiera gustado rematar mi partido», recuerda.

Derrotaron las aggies a las bulldogs de Mississippi State, donde milita la malagueña Julia López Ramírez, que dos días antes se llevó la victoria individual de la conferencia. Blanca lleva un año sin jugar con ella pero la define como una persona «muy simpática y que siempre está de buen humor; golfísticamente, le pega muy fuerte y, por lo que parece, creo que se ha adaptado bien a Estados Unidos».

Después de los Regionales, que se celebrarán del 8 al 10 de mayo, llegan los Nacionales, donde Texas A&M alcanzó las semifinales el año pasado. ¿Firmas el mismo resultado? «O mejor, ¿no? Jajaja». ¿Qué recuerda del hoyo en uno contra Oregón en el 16? «Pues que lo celebré riéndome porque fue el único golpe que pegué bien por la tarde. Y cuando vi que entró no me lo podía creer», apunta Blanca, quien no se pone límites con vistas a la próxima edición de los Nacionales, que se celebran en Scottsdale (Arizona) del 19 al 24 de mayo. «En 2022 fui trigésima primera y ahora el reto sólo es uno: ganar», comenta ambiciosa la española, quien imagina que Rose Zhang «hará historia en el golf profesional cuando dé el paso».

Blanca Fernández
Blanca Fernández espera durante una ronda del SEC.

El clásico spanish hands también se lo atribuye Blanca, a quien le «encanta sacar la bola de bunker y hacer golpes por alto; me parece lo mas divertido del juego». Va por rachas a la hora de decidirse en otra cuestión del juego: «Mi mejor palo cambia cada día y lo mismo ocurre con el peor. Mi mayor virtud yo diría que es la sacada de bunker y el defecto que debo corregir es la impaciencia».

Ocupa hoy el puesto 158 del ranking mundial amateur en un momento donde el golf español cuenta con ocho representantes en el top 100: «Hay muchas niñas muy buenas, sí. La verdad es que todas tienen lo necesario para triunfar si están dispuestas al sacrificio que conlleva», sostiene. Cata está cuarta… ¿Cuál es su límite? «Creo que puede llegar lejos. Yo le aconsejo que siga siendo ella misma siempre. Que crea en ella misma y que disfrute de la experiencia. Desde que fue cuarta en el Augusta National Women’s Amateur me preguntan mucho por ella, sobre todo si está lista para venir a Texas A&M y si le apetece».

Precisamente comparte universidad Blanca con Sam Bennett, ganador del US Amateur en 2022 y la sensación amateur del Masters, donde terminó decimosexto después de estar arriba en las dos primeras rondas. «Lo conozco. Es muy simpático y educado. Lo único que suelo hacer con él es jugar al ping pong y todavía no me ha conseguido ganar, jajaja. De su juego destaco su confianza». No es alto ni fuerte, su swing es extraño, pero… «En el golf no hay un estereotipo de cuerpo que indique que un jugador va a ser bueno. Y lo mismo pasa con el swing. Cada jugador tiene el suyo. Eso es lo especial del golf. Lo importante es saber jugar con el swing de uno mismo y conocer tu propio juego lo suficiente como para saber como hacer pocos golpes incluso cuando no estás en tu mejor momento. La mente juega un gran papel a nuestro nivel y también hay que saber manejarla. Encontrar maneras de darte la seguridad y confianza para pegar cada golpe sabiendo mantenerte en el presente, sin que haya malos pensamientos, eso no es fácil. Es un reto al que yo me enfrento cada día y lo llevo trabajando bastante tiempo».

¿Y te dan mucho la tabarra, dicho en tono jocoso, con Jon Rahm? «No me han preguntado mucho pero todo el mundo piensa que es impresionante lo que está haciendo», indica Blanca, quien no duda un instante cuando se le pregunta por qué jugadora es una referencia y un modelo para ella. Ojo a la respuesta: «Rafa Nadal«. Jamás olvidará la española un golpe que valió oro: «El que metí con España para ir al playoff en el Campeonato del Mundo por equipos«.

Aún no tiene planes de qué hará en verano, si competir o descansar, todo irá en función de cuándo decida graduarse, afirma la madrileña, que se relaja en los entrenamientos escuchando no música, sino un podcast relacionado con el cuerpo humano.

Blanca y Cata coincidirán el próximo curso en Texas A&M en el cierre universitario de la primogénita, que concluirá sus estudios de Comunicación, y en el inicio de carrera de la benjamina, pendiente aún de decidir qué rama elegirá. Desde luego, ambas anhelan convertirse en profesionales. «El año que viene lo haré, quiero seguir compitiendo porque es lo que más me gusta», anuncia la hermana mayor. Ojalá cuando llegue el momento, y ambas jueguen con las mejores, haya muchas quincenas de ensueño para la familia Fernández García-Poggio.