Inicio Grandes Circuitos Challenge Tour Bendita sierra de Tramuntana, eche usted una mano…
La previsión meteorológica anuncia una batalla por la supervivencia en la final del Challenge Tour

Bendita sierra de Tramuntana, eche usted una mano…

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Vista del recorrido T Golf, sede de Challenge Tour Grand Final. © Ten Golf

«Ahora mismo estamos manejando dos partes. Uno dice que viene mucha agua el sábado. El otro no da tanta. Esperemos que acierte el segundo», confiesa a Ten Golf mirando al cielo de Mallorca con preocupación Fede Paéz, director del Rolex Challenge Tour Grand Final, la última batalla de la temporada de la segunda división del golf en Europa que se celebra por segundo año consecutivo en el T Golf de Cala Figuera. Los veinte mejores del ranking el domingo ascenderán al European Tour.

La semana, como pueden imaginar, es una de las más estresantes del año y ahora, con la previsión en la mano, apunta a la más épica. Lograr la tarjeta del Circuito Europeo puede ser una batalla de supervivencia. El radar anuncia movida gorda. Va a soplar viento todos los días y se espera un frente de agua del norte el fin de semana que podría descargar con fuerza. Tanto, que no se descarta ni mucho menos alguna que otra suspensión…

No queda otra que cruzar los dedos y poner velas a esas montañas que se ven en el horizonte norte del T Golf, la sierra de Tramuntana, y que tantas veces han ejercido de bendito ‘pinball’ desviando tormentas. «Sin ir más lejos ya pasó en el Mallorca Golf Open en Santa Ponsa. En principio se esperaba tormenta eléctrica para la semana, pero finalmente se acabó desviando el frente. Ojalá pase de nuevo», dice Fede con esperanza.

El campo está en perfectas condiciones. Es uno de los mejores, sino el mejor, de los que se juegan en el Challenge Tour en toda la temporada. Se ha hecho un trabajo excelente, sobre todo si tenemos en cuenta la gran cantidad de rondas de golf que se han jugado en este recorrido en los tres últimos meses. No olvidemos que agosto, septiembre y octubre han sido los mejores de la historia en cuanto a greenfees en Mallorca. El diseño tiene una enorme virtud: puede ser entretenido tanto para hándicaps medios como bajos, ya que los greenes tiene muchas posiciones de bandera con las que jugar.

El agua, precisamente, puede empañar la preparación. El sábado ya cayó una buena tromba y ha hecho que ni las calles ni los greenes estén tan duros como se hubiera deseado, como estuvieron, sin ir más lejos, el año pasado. También hay menos rough que en 2020. Si no volviera a llover y se mantuviera la previsión de viento, el escenario sería perfecto, pero parece difícil. Toca cruzar los dedos.

Cuando hablamos de partes meteorológicos ya saben que estamos curados de espanto. Todo puede cambiar y mucho más en una zona que de por sí es bastante movida como Mallorca. En principio, va a soplar todos los días, aunque lo peor se espera para el domingo, con algunas rachas que podrían alcanzar los 60 kilómetros por hora y vientos sostenidos de unos 45. Supervivencia.

La mejor noticia de este parte tan incómodo es que sólo 45 jugadores disputan la Final del Challenge, lo que significa que hay mucho margen de actuación en cuanto a suspensiones. Lo peor sería que cayera tal cantidad de agua que fuera imposible jugar durante muchas horas. Ahí ya tendríamos un problema, aunque Fede Páez se mantiene tranquilo y a la expectativa, consciente de que hay muchas posibilidades para salvar la situación y confiando en esas montañas del norte…