Que le quiten lo bailao a Manu Elvira (+7). Ha sido un alumno tan aplicado durante todo el curso que llegaba con todo aprobadísimo al examen final, donde buscaba sacar la mejor nota de todos. Y no pudo ser. Llegó a la Gran Final del Challenge Tour con el liderato en su poder y se le escapó entre los dedos tanta la primera posición como la segunda en el ranking, que se embolsaron Marco Penge y Casey Jarvis, respectivamente. Ha sido su mejor año pero no su mejor torneo. Es más, en 16 ocasiones de las 23 citas que ha afrontado esta campaña, donde se anotó tres segundos puestos y diez top ten, superó la 29ª posición que ha logrado en Alcudia, aunque eso no emborrona sus sensacionales nueve meses que lo aúpan al DP World Tour.
No le ha salido la semana, primero por el dichoso viento que le hizo mucha pupa a los primeros del ranking el jueves, y después por el maldito putt, su caballo de batalla en las tres últimas rondas (hoy hizo +1). Al final, se va con la espina clavada porque quería coronar su radiante año con un triunfo en la Final ante sus familiares y amigos (muy cachondos con una camiseta con una foto del cántabro vestido con indumentaria china para un reportaje que le hicieron en el Hainan Open) o al menos atando la victoria de la Road to Mallorca. No pudo ser, pero la evaluación anual ha sido de sobresaliente.
«El objetivo era sacar la tarjeta, pero escuece un poquito este resultado habiendo tenido el ranking tan cerca; aun así, esto no empaña el año en absoluto», resume Manu, descontento, eso sí, porque «no he jugado tan mal como el resultado ha reflejado pero el putt me ha abandonado esta semana bastante y lo he pagado caro».
«Me pondría un 9 o un 9,5 como nota de curso», dice; «ha faltado la victoria o rematarlo esta semana pero ha sido fantástico. He jugado muy consistente y no quiero bajar la cabeza ni mucho menos», celebra el español, que aseguro que los nervios no le han pasado factura, aunque admite que «quizás en algunos hoyos me he calentado más de la cuenta».
De notable alto califica la temporada Iván Cantero (+8), que también fue de más a menos en la ronda final en Alcanada para terminar trigésimo y decimosexto de la Road to Mallorca. Tres birdies y un bogey en la primera vuelta lo colocaban en posición de ataque, pero desde el 10 se apunto tres errores y un doble bogey, por un solo acierto, y bajó cuatro plazas en el ranking. «Yo me daría un 7,5 o un 8 por el año. Siempre hay mucho margen de mejora, pero estoy muy feliz de volver al DP World Tour. Si hubiera ganado, diría que la nota es un 9, pero me faltó esa última ronda con muchas bajo par para meterme arriba», subraya el asturiano.
Comenta que no pasó nervios haciendo números porque «tenía claro que el billete al Circuito Europeo estaba garantizado» y que su juego ha estado a altura pero en algunos greenes se tambaleó: «He jugado muy bien esta semana, pero muy bien, pero el putt se me fue y un +8 es demasiado para cómo lo he hecho estos días, compitiendo bien con aire, no he estado fuera de posición en ningún momento, pero en cuanto tenía un putt largo se convertían en tripateos y así es complicado hacer pocas. Pero el año ha sido un año muy positivo», constata.
Lucas Vacarisas (+6), el mejor del trío de la Armada, no se anda con contemplaciones y se coloca «un diez» como nota global de la temporada, principalmente porque venía del pozo tras la pericarditis sufrida el año pasado y los cambios en su swing que afrontó a comienzo de 2022. De los trece primeros torneos de la gira, falló once cortes y las cosas iban más bien torcidas. En el Challenge de España, donde fue cuarto, empezó a vislumbrar la luz y en el Open de Provenza pegó el pelotazo logrando el único triunfo español del año. Así se entiende el diez que se ha dado.
«Las sensaciones en esta ronda final han sido las mismas que estos días. No estoy muy contento ahora porque he jugado muy bien, pero cada día he tirado dos o tres golpes. En fin, ya se ha acabado y ahora voy a la final de la Escuela a intentar seguir así para conseguir la tarjeta del DP World Tour», explica el barcelonés, a quien también los greenes le han pasado alguna que otra mala pasada. «Es normal porque los dos primeros días los pusieron muy lentos y hay demasiada variedad, unos están muy duros y otros muy blandos, pero es para todos y hay que aceptarlo», afirma Lucas, orgulloso porque «en esta etapa me han salido bien las cosas, ya estamos donde queríamos estar y no me conformo. La semana que viene tengo una buena opción y vamos a intentar aprovecharlo», zanja.