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Una charla con Ten Golf que bien podría ser un manual de psicología aplicada al deporte

Hace tiempo que Manassero se quitó los guantes y se bajó del cuadrilátero

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Matteo Manassero
Matteo Manassero posa con el trofeo de campeón del Challenge de Dinamarca. (Photo by Oliver Hardt/Getty Images)

Matteo Manassero se sienta en uno de los sillones de la casa club del Iberostar Real Club de Golf Novo Sancti Petri. Acaba de jugar la primera ronda del Andalucía Challenge de Cádiz. Se quita la gorra y trata de arreglarse más o menos la cabellera. Ha sido un día luchado y positivo. Vuelta de 67 golpes. El veronés no cambia. Quizá tiene un poco menos de cara de niño a sus 30 años, pero muy poco menos. Lo mismo da que haya ganado hace dos semanas o que haya fallado tres cortes consecutivos. Siempre es educado, cortés y tiene una mirada amable. Trata de sonreír. Es un gran tipo. «Es corto, Matteo», le prometemos antes de empezar la charla con Ten Golf. «No importa, lo que queráis», dice con sinceridad.

La charla pretende ser una viaje por todo lo que ha vivido en los últimos diez años, desde que estaba en lo más alto de la cúspide tras ganar el BMW PGA Championship en 2013 hasta que ha vuelto a ganar en el Challenge de Dinamarca. Lo que ha aprendido en este descenso a los infiernos, la madurez, lo que siente que puede transmitir a otros que han pasado o están pasando por una situación parecida. Es un tratado de psicología sobre la gestión de las emociones.

Todo lo bueno y malo que ha vivido Manassero en los últimos años le ha permitido hacerse una idea clara de cuáles son las cosas que le ayudan a rendir mejor en el campo de golf. Se trata de gestionar esas cosas. «Las emociones están ahí, pero se tienen que quedar en esa ronda de golf. Si tienes un mal día, correcto, te enfadas, es normal, pero es golf, lo entiendes, no te hundes, no piensas en que no lo vas a poder arreglar, no te machacas pensando que ya no lo vas a levantar… No debes hacer eso porque simplemente no sirve para nada. Es importante saber qué cosas te hacen bien y cuáles te lían y hay que desecharlas», asegura.

Todo lo que ha aprendido Matteo de la parte mental del juego da para escribir un libro. Una persona crucial en este viaje es Alessandra Berna, coach mental, golfista y esposa del profesional Filippo Bergamaschi. Lleva cuatro años con ella y la evolución ha sido extraordinaria. El trabajo consiste fundamentalmente en hablar. Poner en palabras las emociones y detectar lo que es bueno para él y lo que es malo. «Cuando estoy en casa hablamos cara a cara al menos una vez a la semana. Después utilizamos el teléfono. No es necesario hablar todos los días, pero sí comentamos mucho», explica.

Esas charlas y todo lo vivido le permitió a Manassero ganar en Dinamarca después de fallar el corte la semana anterior y llegar al torneo con malas sensaciones. «No me sentía bien con el juego y tenía dudas cuando llegué a Dinamarca, sobre todo porque era un campo muy difícil. Sin embargo, cuando estás haciendo bien las cosas, el golf puede cambiar muy rápido, los días pueden ser completamente diferentes. Esto es por estar bien, con todo ordenado», apunta.

Hay dos ideas que Manassero siempre lleva consigo cuando pincha la bola en el tee del 1 y empieza una ronda de golf. Son las cosas que a él le ayudan. «Lo primero es dar la perspectiva correcta al resultado del golpe. Resto interés al resultado. Hago lo que sé que me ayuda a hacer un buen tiro, nada más. La gestión del resultado es importante. Y lo segundo que he aprendido es a no intentar boxear con el golf en momentos bueno y malos, hay que dejarlo fluir. El golf es un boxeador imbatible. Del mismo modo, ahora mismo me ayuda mucho más mirar adelante que atrás, igual luego cambia, pero ahora es mi situación», señala.

Manassero hace tiempo que se quitó los guantes y se bajó del cuadrilátero. Con el golf hay que convivir, pero no pelear. Con esta manera de pensar ha vuelto a tener sensaciones que alegran a cualquiera el espíritu. Ha vuelto a sentir el mismo cosquilleo que hace diez años. «Más que rondas de mis mejores años, tengo grabados golpes que ni yo sé cómo los hice, con un nivel de presión muy grande, pero esas cosas pasan cuando estás bien, cuando tienes confianza pasan cosas que no te esperas. Ves que la situación es muy difícil, pero sacas algo impresionante y ni lo notas. Tengo grabados tiros en Wentworth de este tipo», remarca. Y ahora vuelve a pasar. «La segunda vuelta de Dinamarca fue una de las mejores de mi vida. Ganar te permite decir puedo tener semanas buenas o malas, pero está todo ahí y es cuestión de tiempo. He entendido mucho más del golf y soy más paciente. Volver a tener un putt para ganar un torneo y tirarlo perfecto hace que te vayas a la cama más tranquilo», añade con una sonrisa.

Manassero está contento y disfrutando de nuevo del golf, pero eso no quita para que tenga muy claros cuáles son los objetivos. Ganar está muy bien porque es un gran paso, pero aún queda mucho por delante. Euforia controlada. Gestión de las emociones. «Pies en el suelo. Hay un objetivo que desde hace un par de años quiero conseguir que es subir al Circuito Europeo. Ganar es un paso que tienes que hacer para subir al DP World Tour, pero no es suficiente. Falta mucho de la temporada y tengo que pensar bien lo que me hace estar bien en el campo. Euforia, felicidad y confianza hay, y son cosas que bien gestionadas sólo hacen bien al golf y al resultado. Con mi coach y la gente que tengo alrededor, trato de coger lo que me sirve para estar bien, hablar de lo que siento, noto o pienso. Son muchos años en una posición mala. Ahora tengo que gestionar otra cosa. Antes, estaba mirando a los de delante para superarlos y ahora estoy delante y tienes más que perder que ganar. Es una posición nueva para mí después de muchos años y lo tengo que gestionar. No se acaba después de una victoria. Es muy importante y es bonito ganar, pero hay que seguir».

Manassero admite que la victoria en Dinamarca fue, seguramente, la más especial de su vida. Lo que sintió aquel domingo será difícilmente superable. Podrán llegar más victorias, pero no como la primera después de tanto tiempo. No es sólo por su emoción, sino también por los que están más cerca de él. «Mi mujer se emocionó mucho más al volver a casa, no tanto en el campo, pero al llegar a casa, cuando volvimos a la rutina de cada día, sí. Puedo ganar más pero ganar otra vez después de mucho tiempo es inolvidable. Aún no he visto a mis padres y sus padres, sé que es más emocionante para ellos que para mí. Es diferente. Estás tan metido y has hecho tantas cosas».

Por último, Manassero asegura que la evolución de los últimos años le ha llevado a aprender muchas cosas, no sólo como golfista sino también como persona. «Sí, creo que he madurado mucho, creo que soy mejor persona. He vivido cosas interesantes, malas también, pero interesantes, saco conclusiones y si alguien necesita las puedo transmitir. Era difícil explicar por qué todo iba bien antes y ahora sí lo entiendo. Hay que tener un equilibrio bueno de la vida».