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El malagueño peleó como un jabato y llegó a estar por momentos en el top 20

La magia y valentía de Ángel Hidalgo se quedan a las puertas del European Tour

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Ángel Hidalgo pega el drive de salida en el hoyo 17 del domingo en el T Golf. © Ten Golf

Sí, una montaña rusa de emociones. Sí, un topicazo. Sí, lo que ustedes quieran, pero les pedimos permiso para empezar por ahí porque la última ronda del Rolex Challenge Tour Grand Final ha sido un vaivén de sonrisas y lágrimas. De emoción y angustia. Un año entero en juego en apenas 18 hoyos. De locos.

Hoy en el T Golf de Mallorca Daan Huizing, Andrew Wilson, Hurly Long, Niklas Moller, Wilco Nienaber, JC Rtichie, Daniel Hillier, Jesper Kennergard y Ángel Hidalgo han perdido años de vida. Nueve jugadores han estado 18 hoyos contra la espada y la pared. Ahora entro en el top 20, ahora no. Ahora soy 18º del ranking, ahora soy 23º. Ahora soy miembro del European Tour y viajo en dos semanas a Sudáfrica, ahora me voy de vacaciones y no vuelve a jugar hasta febrero-marzo cuando empiece el Challenge Tour. Por un golpe. Por un hoyo, Por un birdie. Por un bogey. Por ná.

El protagonista de esta historia es Ángel Hidalgo. El malagueño llegó a la final del Challenge en el puesto 22º y se despide en el puesto 22º. La posición es la misma, pero entre medias han pasado muchísimas cosas. El domingo, sin ir más lejos, con una gran vuelta de 69 golpes, ha sido de infarto. En el tee del hoyo 14 estaba dentro del top 20. Traía una vuelta de dos menos en el día, muy valiosa, con unas condiciones de viento difíciles en las primeras horas. Su drive se escapaba un poco por la derecha, a unos dos metros de la calle, no más, pero su bola se quedaba entre árboles. No tenía tiro directo a green. Estaba obligado a pegar una bola baja, por la izquierda del tronco y abriendo. El problema es que la bola estaba un poco hundida y ha salido mucho más alta de lo que esperaba. Se ha estrellado contras las ramas y apenas ha avanzado unos metros. Su tercero tiro, desde unos 80 metros, se marchaba al búnker y desde ahí ha sacado una gran recuperación para bogey.

Cinco golpes después de estar en el top 20 del ranking caía al top 23. Así de leve es la diferencia en este deporte y en esta apasionante final. A partir de ahí, como todo el día, ha sido agresivo y ha ido buscando trapo. Ha tenido opción de birdie en el 15, opción de birdie en el 16, opción de birdie en el 17 y opción de eagle en el 18. No ha entrado ninguna. Dos putts para birdie en el 18 y pare usted de contar. No se le puede pedir mucho más. Una pena que ese putter no haya estado tan inspirado como es costumbre en el afilado pateador de Guadalmina. Los greenes del T Golf son endiablados, el pelo manda mucho, no son los más nobles del año y, quién sabe si, como atinadamente comentaba después Alfredo García Heredia, no terminaron perjudicando al andaluz.

Sea como fuere, y a pesar del mal sabor de boca de quedarse tan cerca de entrar en el European Tour, apenas a dos golpes después de un año entero, Ángel ha demostrado ser un jugador valiente y amigo de la presión. Se desenvuelve bien cuando las pulsaciones se disparan. Es un jugón. No es el más largo del circuito ni lo va a ser. No es el golfista que más enamore con su swing o sus hierrazos a bandera, aunque también los pega. Pero tiene algo que no abunda en el golf. Tiene magia, tiene carácter y tiene una actitud extraordinaria. No encontrarán a muchos jugadores con la determinación de Hidalgo.

Se pueden poner muchos ejemplos hoy de golpes que no están al alcance de muchos cuando la presión apenas te deja respirar. Por ejemplo, una sacada de búnker deliciosa en el 3 para salvar el par, un putt de par criminal de seis metros en el 10, una madera sensacional de segundo en el 11 para darse una opción de eagle, un hierrazo descomunal en el 12 por encima de la bandera o su recuperación prodigiosa en el 13. Sin embargo, en el top 2 están un hierro 3 desde el búnker de calle con el viento en contra en el 10 que pasó a poco menos de un metro de la veleta del molino que preside este hoyo y acabó en green o el drive estratosférico que ejecutó en el hoyo 18 desde la calle para dejarse una opción de eagle. 240 metros, viento en contra. Acabó a la altura de la bandera, a unos seis metros. Salió corriendo detrás de la bola como aquel Sergio García del 99 en Medinah… El golpe lo merecía… Esto, señoras y señores, es magia. Y Ángel Hidalgo la tiene.

Empezó el año en el Alps y se ha quedado a 2.755,31 euros del European Tour, a dos golpes. El sabor es agridulce, pero el año es extraordinario. Eso no se lo puede quitar nadie. La magia de Ángel se ha quedado a las puertas del Circuito Europeo, pero el año que viene lo volverá a intentar y haber que ver quién lo para…

Resultados en directo del Rolex Challenge Tour Grand Final