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Papá cuelga los palos

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– Cualquiera llevaría con orgullo el maillot dorado de líder del Challenge Tour. Mucho más si uno es un padre y quien ostenta ese Número Uno es tu hijo. Tomás Gouveia se define a sí mismo como un agricultor, pero en realidad es mucho más que eso. Es comerciante, empresario, caddie y padre. Y en no pocas ocasiones realiza todas esas cosas a la vez. Nos referimos al padre de Ricardo Gouveia, Número Uno de la Race to Omán. «Hace un mes me llamó y me dijo si lo podía acompañar a los torneos de China y Omán. Están lejos, es otra cultura y quería que estuviera cerca. Y yo encantado, que conste. Me gusta mucho hacerle de caddie. Qué mejor cosa hay que poder estar cerca de tu hijo y ayudarlo cuando lo necesite», asegura el padre a Tengolf con un gesto sincero, feliz y tranquilo.

 

No es la primera vez que le hace de caddie a su hijo. Esta temporada han sido casi diez torneos con su bolsa (pequeña, de trípode) al hombro. Y cuando no ha podido Tomás, ha ido el hermano de Ricardo, que estudia y juega al golf en Estados Unidos, aunque tiene claro que no se va a dedicar a esto profesionalmente. Y cuando no, su novia. A Ricardo le gusta tener a los suyos muy cerca, aunque el año próximo, en el European Tour, contratará a un caddie profesional. «Yo estoy encantado, pero no soy profesional y Ricardo va a subir un escalón importante. Tiene que ir con un profesional. Lo estamos cerrando y empezará el año 2016 con él», asegura papá Gouveia. Mientras, podrá quitarse el gusanillo antes de que acabe 2015, pues volverá a llevar su bolsa en el Dunlop Phoenix de Japón y los torneos de Sudáfrica en diciembre.

– Tomás Gouveia no tiene ni 50 años y en su piel, entre morena y colorada, y muy curtida, se refleja muy bien su trabajo. En realidad, parece la piel de un caddie. «Cultivo naranjas, aguacates y césped, concretamente bermuda. De hecho, uno de mis clientes es el Real Club de Golf de Sotogrande. Ahora estamos en una temporada tranquila y me puedo organizar para venir con Ricardo, pero no podría hacer todo el año con él», señala.

– Papá Gouveia asegura que sólo lleva la bolsa. «Bueno, alguna vez le ayudo con alguna línea, pero poco más. Llevo los palos y trato de que esté tranquilo, aunque no siempre es fácil», explica. Tomás nos cuenta las dificultades de ser padre y caddie al mismo tiempo. «Tienes sus cosas buenas. Por ejemplo, a mí me tiene un respeto y eso se nota a la hora de hablar, pero por otro lado es difícil porque es mi hijo. Hay veces que me tengo que morder la lengua y no decir algunas cosas que pienso por el bien del resultado», asegura entre carcajadas.

– Veintisiete jugadores bajo par en la primera jornada. Sí, pero con las condiciones de juego perfectas. En la primera jornada del año pasado acabaron veintiocho bajo par. Sin embargo, el resultado ganador de Max Orrin el domingo fue el mismo que lideraba el torneo el jueves (-7). Aquí la previsión dice que el viento no va a soplar tanto como el año pasado durante el fin de semana, pero sí que aumentará la intensidad con el paso de los días. Podríamos apostar a que no acabarán 27 jugadores bajo par cuando llegue el sábado al mediodía.

– El partido estelar no ha sido el último en acabar hoy. Una bola perdida por Gary Boyd en el hoyo 17 ha obligado al segundo grupo, donde estaba Nacho Elvira, a dar paso al primero. Al cántabro no le vino mal, pues sacó un birdie extraordinario.

– Las sensaciones con los dos españoles tras la primera jornada son muy parecidas: ambos han demostrado que son capaces de hacerle muy pocas al Almouj Golf de Muscat. ¿Será mañana? «Maybe», aseguraba Lucky, caddie sudafricano de Virto que luce gorro del Masters de Augusta y aspecto de Bob Marley.