En qué poquito se han parecido el viernes y el sábado del Tshwane Open para Adrián Otaegui. Diez golpes de diferencia y sensaciones opuestas. De volar y disfrutar con cada golpe a apretar los dientes y sufrir para sacar adelante el día sin caer en barrena. No obstante, el golfista vasco siempre está aprendiendo a los pocos minutos de haber firmado la tarjeta ya le había dado la vuelta a la tortilla. «Ha sido un día bastante distinto al de ayer, hay cosas muy positivas. Ha sido una buena experiencia para mañana y el resto del año», aseguraba con frialdad y convicción.
En el resumen de la vuelta, Adrián admitía que ha tenido algún que otro problema desde el tee de salida, especialmente en el cálculo de la distancia. «Empecé bien en el 1 y el 2 y después fallé en el el golpe de salida. He jugado bien hasta el 9 y en el 10 me he cruzado la calle. No sé qué ha pasado hoy, o la bola volaba más, o yo le pegaba más fuerte. Lo que tengo que mejorar para mañana es el golpe desde el tee», afirmó.
