Ángel Ayora no acabó nada contento con su vuelta de 73 golpes del sábado. Sabe que su juego está para más y sentía que debía cambiar algo. Tuvo una larga charla con su entrenador y caddie Juan Ochoa. Hablaron a calzón quitado. Analizaron al milímetro las vueltas y, prácticamente, cada golpe. Los buenos y los malos. Fue una especie de catarsis mental para detectar qué es lo que ocurría cuando salían los tirazos y también qué es lo que sucedía cuando aparecían los errores. Analizar, entender y aprender.
La terapia fue tremendamente constructiva. Fue más útil que 150 bolas pegadas en el campo de prácticas. Le ayudó a comprenderse mejor en la competición y sacó conclusiones para la cuarta y última jornada este domingo. El resultado lo dice todo. Ha hecho 65 golpes, seis bajo par en el duro The Australian Golf Club en unas condiciones con mucho viento. La mejor vuelta del día en un campo donde había cinco top 50 del mundo y nueve top 100.
La conclusión a la que llegó se puede resumir en la palabra compromiso, un concepto muy recurrente entre los golfistas de máximo nivel. Seguramente, la palabra más utilizada por Jon Rahm a la hora de definir cómo tiene que afrontar cada golpe. Por supuesto que el fallo puede llegar en cualquier momento. Llega y llegará. Pero el objetivo es no pensar en él antes de que ocurra. El error forma parte del golf, pero no debe entrar nunca en la rutina pre golpe. El objetivo de Ayora hoy ha sido jugar agresivo, comprometido y al ataque, sin miedo al fallo. Ha sido un Ángel a tumba abierta y el resultado ha sido sensacional.
El joven golfista andaluz de 19 años ha marcado territorio y se ha vuelto a demostrar, por si le cabía alguna duda, que su sitio en el golf está ahí, junto a los mejores. Si sigue haciendo las cosas bien, sin prisas y dando los pasos correctos, acabará llegando a su destino. Va a caer por su propio peso porque reúne todas las condiciones necesarias.
Obviamente, el golf y la competición no es una ciencia exacta. Seguirán habiendo días malos porque entran muchos factores en juego, pero al menos Ayora va subiendo escalones de dos en dos en lo que se refiere a lo que él puede controlar, como por ejemplo cómo pensar antes de pegar un golpe.
Y eso que el día no ha empezado fácil. Ha salvado un gran par en el 10 y en el 11 ha firmado tres putts que han acabado en bogey. También ha hecho tres putts en el 16, pero ha desenfundado y ha sacado tres birdies espléndidos en estos primeros nueve (12, 14 y 18). Quizá uno de los golpes claves ha sido precisamente en el 18. Ha sido un hierro 5 majestuoso con slice a 198 metros de la bandera para dejarla a cinco metros para eagle.
A partir de ahí, Ayora ha levitado. Se ha comido con patatas los conocidos como nueve hoyos más difíciles de Australia. Ha hecho birdies en el 2, 4, 5, 8 y 9. Merece la pena detenerse en el 4, un par 3 de 187 metros que hoy se ha jugado con viento contra. Ha pegado otro hierro 5 espectacular. A un metro de la bandera para birdie. Dejando huella. Ha hecho 30 golpes del 1 al 9. Nadie ha podido ni siquiera igualarlo esta semana.
Ayora ha finalizado en el puesto 21º en su primer torneo como profesional en el DP World Tour. Magnífico estreno. Su próxima parada será Bangkok, donde juega en unos días la primera fase de la Escuela del Asian Tour.
Por otro lado, Joel Moscatel (-4) se ha despedido con una vuelta de 73 golpes, la única sobre par en su gira de dos torneos por Australia, y ha finalizado en el puesto 33º. La clave hoy ha estado en dos doble bogeys que lo han lastrado mucho. En cualquier caso, gran balance de un jugador que está llamado a grandes cosas este año en el Challenge Tour. Además, Alfredo García Heredia (-2) ha terminado con una vuelta de 70 golpes. El asturiano firma otra sólida semana, con tres días de los cuatro bajo par. Por último, Rafa Cabrera Bello (+8) ha hecho 75 golpes y ha vuelto a ser muy castigado por el hoyo 9, el último del día, con un triple bogey.