Billy Horschel (-19) ha conquistado la victoria en el BMW PGA Championship tras otra apasionante jornada final en el West Course de Wentworth. Es lo que tiene el exclusivo recorrido londinense. Su final, con dos pares 5, depara desenlaces inesperados, sorprendentes y muy emocionantes. La clave de su triunfo estuvo en el birdie en el hoyo 18, algo que no pudieron hacer los otros dos jugadores que llegaron a ese último recodo del campo con -18: Kiradech Aphibarnrat y Laurie Canter. En el camino se quedó otro buen puñado de golfistas que tuvieron opciones en algún momento de la vuelta: Francesco Laporta, Jamie Donaldson, Christiaan Bezuidenhout y hasta Andrew Johnston o Justin Rose. Una preciosa batalla que no hace sino engrandecer un torneo que necesita mantener la autoestima alta.
Horschel rubricó el triunfo con un tercer golpe magistral en el hoyo 18. Fue a por todas desde el tee y pegó el driver, una decisión que estuvo cerca de costarle muy cara. Le salió más por la izquierda de lo que buscaba y coqueteó con agua. No se mojó porque el rough paró su bola. En cualquier caso, fue una mala decisión, ya que pegó un gran golpe y aún así no pudo tirar de dos a green. Eso sí, a partir de ahí ofreció una lección. Pegó un gran golpe de colocación y el tercer tiro fue sublime, por encima de la bandera y con efecto de retroceso. Se dejó un putt de birdie de menos de un metro. El sueño de cualquiera para ganar un torneo. Laurie Canter, un jugador que ha estado desaparecido buena parte de esta temporada pero del que se espera mucho y que está volviendo, tuvo un putt de unos cinco metros para forzar el desempate, pero no terminó de caer a la izquierda como esperaba.
La victoria de Horschel, segundo americano que gana esta cita tras Arnold Palmer en 1975, tiene varios mensajes. El primero es muy positivo para el European Tour, ya que puede provocar un efecto llamada de golfistas estadounidenses. Ha cruzado el charco para disputar el torneo franquicia del European Tour y lo ha ganado. Sólo puede ser algo bueno pensando en otros paisanos de Horschel que piensen hacer lo mismo en el futuro.
El segundo mensaje tiene que ver con la Race to Dubai. Horschel se coloca segundo, sólo por detrás de Collin Morikawa y por delante de Jon Rahm. Esto significa que se mete en la pelea por ganar el European Tour. Otro aliciente para estimular la llegada de otros americanos en el futuro. Sólo puede ser bueno para el Circuito Europeo, ya que puede ayudar a reforzar algunos torneos con visitas ilustres. Estos jugadores, sin duda, pueden provocar un efecto en cadena, es decir, la atracción de nuevas empresas que quieran invertir. Si hay mejores jugadores, habrá más oportunidades.
El tercer mensaje que deja no es tan positivo para el European Tour. De los diez primeros clasificados de la Race to Dubai, nueve son miembros del PGA Tour que sólo vienen a Europa de vez en cuando. Esto sólo refleja una realidad: los torneos del Circuito Europeo son a día de hoy muy pequeños, con lo que competir con los Grandes y los WGC se convierte en casi una quimera. Tiene que crecer el European Tour para que un jugador como Garrick Higgo, con dos victorias este año, no esté perdido en la clasificación cerca del puesto 25º.
En este sentido, apuntar un matiz respecto al comentario anterior de la autoestima. El ranking mundial hará desaparecer a partir del próximo año la puntuación mínima para aquellos torneos franquicia de los circuitos. Es decir, el BMW PGA no tendrá asegurado, como hasta ahora, ese botín mínimo de 64 puntos para el ganador. De este modo, los puntos de ranking mundial que ofrezca estarán en función de la calidad de los jugadores que haya. Puede ser un problema si no consigue llamar la atención de los mejores del mundo. La victoria de Horschel ayuda en ese sentido a tener más repercusión en Estados Unidos.
Por último, el cuarto mensaje es mucho más personal. Seguro que Horschel se habrá sacado una espina tras haberse quedado fuera de la Ryder Cup. Seis elecciones tenía Steve Stricker y ninguna recayó en él. Lo peor de todo es que casi no estaba en las quinielas pese a que no andaba lejos de la clasificación automática. Con este triunfo, al menos, consigue desquitarse y que ahora sí, hablen algunos de si no habría que haberse llevado al campeón del WGC Match Play. Así somos de oportunistas…
En cuanto a los españoles, no ha sido la semana viendo las actuaciones en su conjunto. Sí, hemos tenidos buenos picos pero nadie ha conseguido rubricar cuatro buenos días. Hoy no le salieron las cosas a Rafa Cabrera Bello (-1), que firmó 79 golpes y cayó al fondo de la clasificación. El mejor español fue Miguel Ángel Jiménez (-8), en el puesto 30º tras hacer 70 golpes hoy. Gran domingo para Pablo Larrazábal (-7), con 68 golpes, y Nacho Elvira (-3) finalizó con 70.