Jon Rahm ha rebobinado en el tiempo hoy al acabar su vuelta en el Open de España. Ha viajado a su época en la Blume, cuando jugaba prácticamente cada día en el Centro Nacional de Golf. Sólo fueron dos años, de los 16 a los 18, y han pasado ya cinco, pero hay un recuerdo que tiene marcado a fuego en su memoria. “Lo recuerdo yo y seguro que todos los que han hecho ese ejercicio porque lo odiábamos”, asegura con una sonrisa.
CRÓNICA: Jon pide ruido
Rahm se refiere a un reto que les planteaba Kiko Luna, entrenador de los equipos nacionales de la Federación Española de Golf. “Jugábamos los 18 hoyos con la condición de que todo lo que no fuera calle era estaca roja. Lo odiábamos a muerte. Fallabas cinco calles y eran cinco aguas, se hacía eterno, y estas son las calles más estrechas del planeta. Sin embargo, yo creo que ese ejercicio se ha quedado metido en mi cabeza y es lo que está haciendo que coja tantas calles esta semana. Me ayudó y me está ayudando esta semana a recordar lo importante que es coger la calle y el green”, explica.
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Es inevitable que a Kiko Luna le salga una sonrisa de orgullo y satisfacción cuando se entera, a través de Tengolf, de las palabras de Jon. “¿Ha dicho eso? Me hace mucha ilusión. Es muy gratificante saber que todo el trabajo y el esfuerzo que haces con los jóvenes deja un poso bueno. El ejercicio está pensado para varias cosas: pegar más recto desde el tee y con efectos menos pronunciados, ya que había que dropar por donde la pelota en teoría entraba en el obstáculo, así que si la bola ya salía por un lado, prácticamente había que dropar en el tee. Es un ejercicio duro, pero es muy útil, de los que hacemos más. También ayuda a pegar hierro o híbrido desde el tee para asegurar la calle y para practicar los hierros largos a green cuando no salían con el driver”, recuerda el entrenador.
Las estadísticas ponen de manifiesto que aquel ejercicio ha hecho efecto en Jon. Está en el top 25 de calles cogidas esta semana y es el que más greenes ha cazado, con un registro que casi alcanza el 90 por ciento. Exactamente, han sido 48 de 54.
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Kiko asegura que había muy pocos jugadores que acabaran alguna vez bajo par esas rondas. Jon Rahm era uno de ellos. No obstante, hubo otro desafío al que se sometió el de Barrika y que fue aún más espectacular que el de las estacas rojas. “En una ocasión le planteé jugar los 18 hoyos sólo con cinco palos, los que él decidiera, y su resultado fue de ocho bajo par. Simplemente impresionante”, rememora.
